Al menos 3.661 personas han muerto desde enero en Haití por la violencia de las pandillas, advirtió el viernes la ONU, señalando la falta de equipamiento y de personal de la misión policial multinacional.

"No se debería perder ninguna vida más a causa de esta criminalidad insensata", subrayó el Alto Comisario de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, en un comunicado.

Según el reporte, que abarca el periodo de enero a junio de este año, al menos 860 murieron y 393 resultaron heridas en operaciones de la policía y de patrullas en Puerto Príncipe. Esto "podría constituir un uso excesivo de la fuerza, injustificado y desproporcionado", advierte la ONU.

Haití afronta desde hace tiempo un grave problema de violencia de pandillas, acusadas de asesinatos, saqueos, violaciones y secuestros. En los últimos meses, la actividad de esas bandas se ha intensificado y ha agravado una crisis humanitaria que ha dejado ya cerca de 600.000 desplazados, según la ONU. 

Volker Türk reclamó "poner en marcha de forma global el embargo a las armas" y la portavoz del Alto Comisionado Ravina Shamdasani insistió en que "las armas y las municiones siguen llegando al país, sobre todo a través de Estados Unidos, pero también de la República Dominicana y de Jamaica".

En octubre de 2023, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el envío de una Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS) liderada por Kenia para ayudar la policía haitiana.

De momento, Kenia ha enviado al país caribeño unos 400 policías, a los que se suman una veintena de efectivos procedentes de Jamaica y Belice. 

Según el presidente de Kenia, William Ruto, su país terminará antes de enero de 2025 el despliegue de sus contingentes, hasta alcanzar los 2.500 policías.

Con todo, el Alto Comisionado destacó que "la misión necesita equipos y personal adecuados y suficientes" para luchar contra las pandillas "de forma eficaz y duradera". 

En su informe, la ONU detalla que el número de víctimas de violencia sexual también aumentó en la primera mitad del año, en el que se produjeron violaciones colectivas a niños menores de cinco años.

"Las pandillas siguieron utilizando la violencia sexual para castigar, propagar el miedo y someter a la población" y reclutar niños, señala Naciones Unidas.