Jaime Aparicio, exembajador de Bolivia ante la Organización de Estados Americanos (OEA), compartió su perspectiva sobre la situación actual en Venezuela en una entrevista exclusiva con el programa Influyentes de EL DEBER Radio. Conectado desde Estados Unidos a través de zoom, Aparicio ofreció un análisis detallado del panorama político venezolano.

- ¿Cuál es su comentario sobre lo que ha ocurrido el domingo y lo que viene sucediendo hasta este momento en Venezuela?

Es importante decir que el pueblo de Venezuela se ha pronunciado. A estas alturas está muy claro que hay un presidente electo; se llama Edmundo González Urrutia, ha ganado las elecciones por más del 70%, es decir, es una victoria indiscutible.

Hay un señor (Nicolás Maduro), que es un usurpador, que ha decidido quedarse y controlar el poder de forma absolutamente irregular, apoyado no en los votos sino en sus milicias, en el ejército y en parte de la policía. 

Esa es la situación real. Hoy (miércoles), el Centro Carter ha sacado un comunicado; han sido los únicos que han podido hacer algún tipo de observación y han manifestado que esa elección no ha sido transparente, que no se ha cumplido con ninguno de los requisitos de una elección transparente.

 Han exigido que se entreguen las actas y además han coincidido con los 'exit polls' (encuestas de salida) que se han hecho, todos independientes sobre la elección y con los votos, las copias de las actas que ha conseguido la gente de María Corina Machado y Edmundo González.


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Estamos nuevamente ante un dictador que ha decidido quedarse, como Ortega en Nicaragua, y una población que ya ha perdido el miedo, que está en las calles a pesar de los 12 muertos que había hasta el día de ayer (martes). Pero la diferencia es que en el mundo se han dado cuenta, hay un conocimiento muy claro de lo que ha pasado en Venezuela. Hoy (miércoles) veremos en la OEA a los ministros de Relaciones Exteriores exigiendo en forma categórica a Maduro que de una vez muestre las actas, que nunca las va a mostrar porque saben que han perdido esta elección.

Esa es, a mi criterio, la situación en este momento. Pero más allá de la condena y de la presión internacional, al parecer Maduro no está dispuesto a dar un pie atrás para reconocer una derrota electoral y convocar a una nueva elección.

- ¿Cuál es el desenlace que puede tener la complicada situación en Venezuela?

Hay una combinación de distintos elementos. Primero, va a ser muy importante la condena internacional, la unanimidad en la región y en el mundo de que en Venezuela hubo un fraude descarado.

Creo que vamos hacia eso. Por ejemplo, en Sudamérica, salvo el presidente Arce, que no se ha enterado de lo que pasa en Venezuela y ha apoyado a Maduro, el resto de los países ya han reconocido a Edmundo González o están esperando que el gobierno de Venezuela, el de Maduro, presente las actas.

Tiene que haber esa combinación de la condena internacional, la movilización en las calles de los venezolanos, de ese 70% que ha votado por González, que tiene que salir a las calles, y la clave van a ser las fuerzas armadas y la policía.

Es claro que el régimen controla a los comandantes, los jefes del ejército, pero se está viendo un resquebrajamiento del orden militar. Estamos viendo pronunciamientos de algunos sectores que no son la cúpula del ejército y creo que eventualmente, si la gente sale a las calles, el ejército y la policía van a tener que decidir si están con la represión o, como es su deber, protegiendo la Constitución.

Creo que esos tres elementos podrían cambiar el escenario en Venezuela. El peor escenario sería el de Nicaragua, el de Ortega, que lance una represión, que el ejército acepte reprimir y que se queden como una dictadura, como Corea del Norte y Cuba, como Nicaragua. Tengo mucha esperanza de que en estos días Maduro va a acabar dejando el país.

- ¿Cómo se interpreta el hecho de que Bolivia hubiera quedado sola en su reconocimiento al supuesto triunfo de Maduro en Venezuela?

Es un desatino completo, porque muestra que no tenemos política exterior. Tenemos una debilidad muy grande en lo que es entender qué pasa más allá de nuestras fronteras, y a pesar del desastre de la crisis económica interna, no nos damos cuenta de lo que está pasando fuera.

Venezuela está completamente aislada. Chile, Colombia, gobiernos de izquierda, el propio Brasil, están esperando algo que ya es obvio, diciéndole a Maduro: "Por favor, creemos que usted ha ganado, pero presente las actas". No se puede declarar ganador de una elección sin mostrar las actas de votación.

Bolivia, en vez de esperar unos días, decir que confía en que ha ganado y mostrar su simpatía con Maduro, que es inocultable, ha hecho un acto que ha sido el único, junto a Honduras, Cuba, Nicaragua y, obviamente, Rusia, en actuar así.

Estamos muy mal, nos estamos cerrando las puertas con Occidente, con la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y con los países vecinos. Hay que preguntarse hasta qué punto este apoyo a Maduro no esconde las intenciones de hacer lo mismo en el año 2025, que no es una posibilidad remota ni impensable.

- ¿Este es el momento más crítico para la democracia en el hemisferio?

Sí, porque Venezuela va a marcar el rumbo de las corrientes políticas que van a dominar en esta nueva etapa: el fin del ciclo del populismo, o la conversión del populismo ya en dictaduras puras y duras.

Lo positivo de esta elección es que Venezuela ha elegido a Edmundo González Urrutia, y si Maduro se queda, va a ser otro dictador. Ya ahí no hay ninguna semblanza, ninguna apariencia de democracia como todavía hay en Bolivia, que aparece como un país democrático.

En el caso de Venezuela, va a ser una dictadura, y no va a ser fácil para Venezuela sostenerse, porque la gente está indignada, la gente ha perdido el miedo, y creo que lo que pase en Venezuela en estos días va a definir el rumbo de la región.


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