La democracia, desde las épocas de Pericles, ha venido desarrollándose en el tiempo y adquirido caracteres, principios y matices que hoy en día la caracterizan como una forma de Gobierno que es laudable, promovida y de aceptación, prácticamente universal.

Luego de la Revolución Mexicana, las Naciones Unidas y el Instituto Interamericano para la Democracia, entre otros, han señalado las características, requisitos y principios de una verdadera democracia moderna:

 1. Sufragio efectivo, que el voto de cada persona valga. Una persona un voto, nada de que los votos de grupos étnicos o de cualquier otra naturaleza, tengan más validez o representen mayor cantidad. 

2. No reelección, para evitar perpetuarse en el Poder, la alternabilidad. 

3. Sufragio Universal y secreto. 

4. Igualdad ante la Ley, no nacionales de primera y otros de segunda. La Ley se aplica para todos. Nadie puede estar por encima ni gozar de impunidad y/o privilegios por los que cualquier otro nacional sería procesado y sancionado en un caso idéntico. 

5. Independencia y coordinación de los Poderes del Estado, Los jueces son independientes y solo deben estar sometidos a la Ley, sin injerencias del Poder Ejecutivo. Precisamente, el Poder Judicial, no solamente está para administrar justicia, sino mediante sus jueces de Garantías, están para proteger a la gente contra los abusos y prepotencias del Poder Ejecutivo. 

6. Rendición de cuentas por la función pública. 

7. Imperio absoluto de la Ley, sin excepciones. 

8. Respeto absoluto al derecho a disentir, no persiguiendo a opositores políticos ni detractores. Por esencia, toda Democracia precisa de oposición. De lo contrario, sería tiranía. Esto significa no persecución mediante las agencias Estatales (Impuestos, Autoridades Fiscalizadoras, Poder Judicial, mediatización, desprestigio del adversario, etc.). 

9. Cumplimiento a los Pactos y Tratados Internacionales, en especial con Organismos como ser la ONU, la OEA y demás en especial de Derechos Humanos. 

10. Acceso a la justicia y al debido proceso. 

11. Minimización del uso de la fuerza y la coerción, salvo los casos necesarios para asegurar la convivencia pacífica. 

12. La vida, la Libertad, la Salud, libre expresión, de prensa, locomoción, propiedad privada y asociación (entre otros) como Derechos característicos de una Democracia. 

13. Derecho a concurrir como elector y como elegible. Eso sí, no de forma coercitiva, lo que implica violencia e intimidación. Obligando a la población bajo la amenaza y uso de violencia, a acudir a cuantas elecciones existan, “castigando” con multas, no poder llevar adelante tramites, etc. En una democracia, nadie tiene porque obligar a que la gente participe. Esto debe nacer de una vocación espontánea y no a la fuerza. 

14. El Gobierno Democrático, es del Pueblo, a este se debe, todos sus actos y políticas deben encaminarse al bien común. Incentivando la Paz social, no propagando el miedo ni asustando a la gente, etc.

Estos principios deberían regir en toda democracia moderna. Sin embargo, los recientes acontecimientos en Bolivia nos obligan a reflexionar sobre su aplicación real en nuestro país.

El alzamiento armado del 26 de junio de 2024 ha sacudido los cimientos de nuestra democracia. Este evento dramático nos recuerda la fragilidad de las instituciones cuando los principios democráticos no se respetan plenamente. La violencia nunca es la respuesta, pero su aparición es un síntoma de profundas fracturas en el tejido social y político de una nación.

La crisis actual nos brinda una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con los principios democráticos. Es momento de fortalecer nuestras instituciones, de fomentar el diálogo y la participación ciudadana, de exigir transparencia y rendición de cuentas a nuestros gobernantes.

Debemos recordar que la democracia no es solo un sistema de gobierno, sino un modo de vida que requiere de la participación activa y consciente de todos los ciudadanos. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de defender y promover los valores democráticos en su entorno inmediato.

El camino hacia una democracia plena y madura es largo y no está exento de obstáculos. Sin embargo, es el único que garantiza la libertad, la igualdad y la justicia para todos los ciudadanos. No podemos permitir que los eventos recientes nos desvíen de este camino. Por el contrario, deben servir como un llamado de atención para redoblar nuestros esfuerzos en la construcción de una Bolivia verdaderamente democrática.