Faltan pocas horas para que los partidos políticos que terciarán en las elecciones entreguen sus listas de candidatos pero, a estas alturas, las redes sociales traen el hondo rumor de que las guerras intestinas y los descontentos son legión. Es que las listas resultan pequeñas para tantos nombres. Sabido es que la ambiciones de los seres humanos son cercanas al infinito. Los nuevos reclaman renovación y los viejos tradición y hasta hay denuncias de que personas que no fueron elegidas por ampliados aparecieron nominadas porque contarían con el aval de algún jerarca.

Bueno esto es normal y ha pasado tantas veces como elecciones hubo en nuestro país. Lo que vemos claramente es que el MAS apunta a consolidar su círculo rojo (es decir a sus sectores más afines e incondicionales) en desmedro de otros como la clase media. No hay en sus listas (hasta el momento) de la sede de gobierno equivalentes al Gringo Gonzales, a Ana María Romero de Campero o a Manuel Canelas. Mientras en la vereda del frente Bolivia dijo no, no se recupera del golpe dado por su candidato a la Vicepresidencia y su renuncia.

Difícil de digerir. Con una certeza: a la agrupación de Rubén Costas le está costando un mundo traspasar la cordillera de Los Andes. Nadie con cinco dedos de piense puede pensar que a Rodríguez lo haya guiado sentimientos altruistas a la hora de dejar colgados a sus aliados. Después de cinco años de convivir con ellos en el Parlamento, el potosino sabía bien con quienes se metía.

Y sabía que los verdes estaban terceros con la única posibilidad de ser segundos en Santa Cruz. O sea que hay algo más. La historia, es posible, nos aclare este misterio. Pero vamos por lo que podría favorecer a los verdes. Con seguridad que se encontrarán los resquicios legales para cambiar de candidatos a los renunciantes y la gente de Óscar Ortiz puede haber encontrado un poderoso acicate para doblar los esfuerzos.

Entre ellos existe la convicción de que hubo traición y compra de conciencias. El partido de Costas requiere hacer un buen papel en Santa Cruz en las elecciones generales para habilitarse en mejor posición en las elecciones para alcaldes y gobernadores. En Comunidad Ciudadana sueñan que la sangría haya terminado y que la pérdida de votos se detenga y se revierta a partir de que Edwin Rodrí- guez cambiara de capa y bandera. Las próximas encuestas lo confirmarán o lo negarán. Las encuestas privadas que circulan no los traían a bien. Por lo pronto el juego de tronos se sigue desarrollando sobre el mantel con el mapa de Bolivia. ¿Trae sorpresas? Claro que sí. Imagínese sino lo aburrido que sería todo.