USTED ELIGE
Segunda semana de caminatas sin Juntos y con intolerancia
La campaña de los partidos pequeños se caracteriza por su presencia limitada de simpatizantes
El arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, desde su homilía dominical en la catedral reflexionó a los políticos que ahora enfrentan una campaña electoral marcada de incidentes por la confrontación.
Recogiendo el mensaje del evangelio, manifiesta en este tiempo de campaña electoral “los candidatos son llamados a trabajar en la viña de nuestro país, con espíritu de servicio y desprendimiento, priorizando el bien común, la unidad y la salvaguarda de la democracia, dejando a un lado los afanes de poder, los arribismos y los intereses personales o de grupo”.
También resalta que "nuestro país no necesita un ambiente crispado, amenazas, ataques personales, confrontaciones y promesas ilusorias, necesita programas realizables y evaluables que garanticen a todos, el acceso a la salud, a la educación, a la vivienda y al trabajo estable para todos, en particular a los pobres".
De la misma manera, señala que se necesita restablecer la institucionalidad y la administración de la justicia ecuánime y libre de toda presión, luchar con firmeza en contra del narcotráfico, el contrabando y la corrupción y tomar iniciativas que fomenten el diálogo y la reconciliación, a fin de que podamos mirar con esperanza a un porvenir de armonía y paz duraderas.
Gualberti señala que el Señor nos pide un cambio radical en nuestra manera de pensar y actuar, nos pide dejar la lógica mundana y amoldarnos a su visión y misión. "Él que, desde los últimos, los excluidos y los 'don nadie' de la sociedad, ha instaurado nuevas relaciones entre las personas, marcadas ya no por la lógica del más fuerte, del poder, la prepotencia y la discriminación, sino por el amor, la ayuda mutua, la solidaridad y la misericordia, como corresponde entre hermanos".
Pide a los fieles no tener miedo en dar testimonio cambiando nuestros criterios, juicios y actitudes, a veces mezquinos y crueles e, imitando a Jesús, asumiendo pensamientos y actitudes de misericordia y perdón hacia los hermanos. "Lo que sobresale en la enseñanza del Evangelio de hoy, no es solo la recompensa, sino especialmente la llamada de Dios a todos y a toda hora, sin condiciones ni distinciones".
El arzobispo señala que Jesús esta mañana repite para nosotros su llamado: "Vayan también ustedes en mi viña". Respondamos con apertura y entusiasmo, no seamos desconfiados ni mezquinos, pensando que, de todos modos, la recompensa es la misma. Sería un grave error no buscar a Dios mientras se deja encontrar, postergar la "conversión" y ocultar los talentos que Él nos ha dado y no ponerlos al servicio de la instauración del Reino de Dios.