Bolivia tiene el tercer índice más alto de hambre de la región, según el Índice Global de Hambre (IGH) 2021. A nivel continental, el país ocupa el lugar 15 entre 21 países de América Latina. Este estudio indica que Potosí y Chuquisaca están en una situación grave y que existe desigualdad en el acceso a la alimentación y la falta de ingresos de las familias.

Las organizaciones Ayuda en Acción, Helvetas Bolivia y Welthungerhilfe, miembros de Alliance 2015, presentaron este informe para Bolivia. Este estudio está diseñado para la medición integral del hambre a nivel global, tanto en los espacios internacionales, nacionales y subnacionales.
Bolivia aparece en el Informe con 13.2 puntos, en un nivel “moderado”, ubicándose en la posición 15 de 21 países analizados en América Latina.

 Desde la mirada interna, el IGH muestra marcadas asimetrías económicas, sociales y alimentarias: Santa Cruz se encuentra con la más baja incidencia de hambre, frente a Chuquisaca y Potosí que tienen el mayor índice a nivel nacional, según una nota de prensa.

Este informe pondera tres componentes: inadecuada oferta alimentaria, desnutrición infantil y mortalidad infantil.
Si bien Bolivia no se encuentra en una posición tan favorable, su perspectiva ha ido mejorando en el comparativo regional en los últimos años pasando del puesto 19 en el IGH del año 2000; al 18, en el 2014; y, finalmente, al puesto 15 en el IGH 2022.

En las regiones

Hay notables diferencias del IGH entre los nueve departamentos del país. Existe una brecha de 18 puntos en términos del indicador de hambre entre el departamento con menor incidencia, que es Santa Cruz, y la región con mayor incidencia, que es Potosí. En términos de gravedad del hambre, Santa Cruz y Beni tienen una incidencia baja; Cochabamba, La Paz, Pando y Oruro, una moderada; y, finalmente, Chuquisaca y Potosí se encuentran en una situación de hambre grave. 

Por región geográfica la mayor incidencia se localizó en las zonas del altiplano, seguida de los territorios del valle y, finalmente, los llanos. Hasta 2019, las tres regiones habían logrado avances importantes en el IGH. Sin embargo, a raíz de la pandemia, las zonas más afectadas fueron las del altiplano y de los valles, que tuvieron aumentos del IGH, volviendo al valor de cinco años atrás.

Según Richard Haep, director del Programa Helvetas, la brecha que existe entre los departamentos también se observa entre la parte urbana y rural. Esta última es la más afectada. 

Haep resaltó que además en el informe se hizo una valoración entre las áreas del altiplano, valle y llano, donde el último tiene un nivel bajo con 9,4, el valle con 14,2 y el altiplano con 16,4.
“Eso significa que a pesar de los programas que el Estado ha implementado, como el Bono Juana Azurduy y el pago del Subsidio Prenatal, no ha logrado llegar con esos programas de apoyo a esa parte de la población que requiere medidas especiales”, detalló Haep.

Estos datos, según el experto, son importantes para que se tomen acciones contra el hambre.