La migración irregular todavía persiste en la frontera. Arica, Iquique y Antofagasta son las ciudades más afectadas por la presencia de extranjeros que cometen una serie de ilícitos. En la frontera, las bandas cobran 100 dólares por el paso de migrantes y la promesa es llevarlos hasta Santiago. Los “coyotes andinos” son los que operan con las mafias.

La mayoría de los migrantes ilegales pasan la frontera caminando varias horas, a decenas de kilómetros del paso autorizado y donde el control militar es menor. Ese paso se hace más seguido por las madrugadas e intercambiando información con el uso de redes sociales.

El control en la zona fronteriza es muy rígido. Actúan militares chilenos y carabineros del vecino país. La sola presencia de los uniformados, con armas largas, impone la sensación de temor. En la frontera entre Pisiga y Colchane existe un fuerte control militar. Los efectivos están dispersos en pasos no habilitados. Pocos están en el complejo fronterizo, donde se realizan los controles migratorios y de seguridad.

La llegada de inmigrantes sin papeles en el norte de Chile se ha reducido un 54,5% en los tres primeros meses de esta gestión, respecto al mismo periodo de 2022. Esta caída se debe al control militar que desplegó Chile en la frontera con Bolivia y Perú.

Control militar

Esta medida, que fue aprobada por el Congreso chileno, comenzó a regir en marzo con el objetivo de brindar apoyo de control y orden público ante la crisis de migración irregular y de seguridad que vive el norte de Chile.

De acuerdo con el subsecretario del Interior de Chile, Manuel Monsalve, el ingreso irregular de migrantes a su país se redujo de 967 personas por semana en el primer trimestre de 2022 a 440 en el mismo periodo de este año.

Pese al control militar, los “coyotes andinos” continúan operando en el negocio del traslado de inmigrantes ilegales, actividad ilícita que no se frenó ni siquiera con la militarización de su frontera y sus carreteras, donde también se desarrollan actividades criminales como el narcotráfico.

Muchos de los migrantes son víctimas de trata y tráfico y detrás están los “coyotes andinos” como nexos para cumplir el sueño chileno. Los “coyotes andinos” son las personas encargadas de atraer migrantes hasta la frontera chilena por precios que pueden superar los 100 dólares por tramo, incluso ofreciéndoles traslado hasta Santiago, capital de Chile.

La mayoría de las víctimas llegan de Perú. Ahí es donde empieza el trabajo de estas mafias. En Desaguadero, municipio fronterizo con Perú, les ofrecen traslado hasta la ciudad de Oruro. Luego pasan a Pisiga y de ahí cruzan la frontera por vías ilegales.

En Colchane los choferes son los que negocian con los “coyotes andinos”. Los transportistas cobran Bs 250 a los migrantes para llegar hasta Iquique de manera ilegal. Esta operación se la hace durante las madrugadas. Los choferes también llevan personas de manera legal, llegando a cobrar Bs 150 el viaje hasta la ciudad de Iquique. Los migrantes relatan que fueron abandonados en el desierto.

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