La decisión judicial de autorizar el traslado de la expresidenta Jeanine Áñez al Hospital de Clínicas de La Paz, desató tensión en puertas de la cárcel de Miraflores, en La Paz. La Policía Boliviana dispuso un cordón para evitar agresiones.

Minutos después del mediodía, en una audiencia virtual, el juez Franklin Siñani resolvió que la mujer sea remitida al centro médico, “para que, incluso en contra de voluntad, sea atendida por médicos especialistas”, temiendo un “desenlace fatal”.

Dicha determinación movilizó inmediatamente a simpatizantes del Movimiento Al Socialismo (MAS), que llegaron al recinto para ejercer presión y evitar que la exmandataria salga. “Aunque lloren, no va a salir”, coreaba el grupo, superior en número.

“Este juez, al evidenciar claramente y tener la certeza de que día a día y con el paso de las horas se agrava y se va a agravar más la situación de la señora accionante, debe actuar en representación del Estado y disponer que la misma sea trasladada a un centro de salud”, resolvió el administrador de justicia.

Los hechos:


Delegó a la gobernadora de la cárcel de Miraflores coordinar el traslado, “con los custodios y la seguridad necesaria”. Luego de eso una ambulancia llegó a puertas del recinto, además de un contingente policial, pero hasta ahora no se cumplió con la decisión judicial.

Áñez cumple 10 días de huelga de hambre y está visiblemente débil. Ayer se descompuso en medio de una audiencia y sufrió una crisis ansiosa, por lo que varias personalidades solicitaron que levante su drástica medida de presión.

Al respecto, su hija, Carolina Ribera, “suplica” a la Cruz Roja y al presidente del Colegio Médico de La Paz emitir “un criterio imparcial e intervenir en la protección de la vida de mi madre”, trasladándose al centro médico al que sea llevada la expresidenta.

Pedido de la hija:

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