En Argentina, el presidente del bloque de diputados del Frente de Todos (FdT), Máximo Kirchner, renunció el 31 de enero a su cargo al argumentar que no comparte "la estrategia utilizada" ni "los resultados obtenidos" en la negociación entre el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados por su oposición al acuerdo con el FMI es un hecho importante, y podría ser el inicio de una nueva crisis política en el oficialismo, similar a la del año pasado después de la derrota en las primarias.

La carta de renuncia de Máximo Kirchner contiene ataques directos al presidente Alberto Fernández y al ministro de Economía Martín Guzmán, responsables exclusivos, con sus equipos, de haber firmado un acuerdo con el FMI, que el hijo de Cristina Kirchner rechaza.

Por poco, Fernández y Guzmán no son calificados de “entreguistas”. En todo caso, para el fundador y referente de La Cámpora, la agrupación exjuvenil que es el principal sostén de la expresidenta y actual vicepresidenta, está claro que hay dos bandos: con Fernández, aquellos que aceptan el tutelaje del Fondo y futuros sacrificios para el pueblo, con Máximo, los que defienden la soberanía nacional y los intereses populares.

Tanto el presidente como su ministro replicaron anoche que habían llegado al mejor acuerdo posible y que la única alternativa, la cesación de pagos, era un salto al vacío de consecuencias dramáticas para el país, como lo piensan también muchos observadores independientes.

Si, por el momento, no hubo otras renuncias de funcionarios kirchneristas, algunos ya se expresaron en el mismo sentido que Máximo Kirchner y se sabe que la mayoría piensa como él.

Todavía no ha hablado Cristina Kirchner, pero ya hay crisis, que se podría agravar según como vayan las cosas con el FMI, aunque una ruptura de la coalición peronista sería peligrosa para todos.

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