El asesinato de Philippine, estudiante de 19 años de la Universidad París-Dauphine, cuyo cadáver apareció el sábado 21 de septiembre, seguido de la detención en Suiza del presunto asesino, que se encontraba "de forma irregular en territorio francés", ha reabierto el debate sobre la gestión de las OQTF que en castellano se refiere a la obligación para abandonar el territorio francés.

“Este crimen es abominable”, escribió el nuevo Ministro del Interior, Bruno Retailleau, tras la detención en Suiza de un marroquí sospechoso de asesinar a un estudiante en Francia, mientras era deportado. El caso provocó numerosas reacciones, y varios políticos, tanto de derechas como de izquierdas, cuestionaron la "cadena penal y administrativa" francesa.

“Nos corresponde a nosotros, como responsables públicos, negarnos a aceptar la fatalidad y desarrollar nuestro arsenal jurídico para proteger a los franceses”, declaró el ocupante de la plaza Beauvau. Una declaración que no disgusta al partido de extrema derecha Agrupación Nacional, que tiene intención de presentar un proyecto de ley para “facilitar la expulsión de los extranjeros que supongan una amenaza para Francia”.

“Un extranjero sometido a una OQTF debe ir de la cárcel al avión, sin ser liberado”, afirmó la diputada de Agrupación Nacional Edwige Diaz. “Demasiadas barreras legislativas impiden a las administraciones deportar a los extranjeros que han cometido delitos. Con este texto, que elimina las restricciones, pretendemos que la expulsión de cualquier extranjero que represente una amenaza sea sistemática”, añadió.

Sospechoso ya condenado en 2021

El cadáver de Philippine, estudiante de 19 años de la Universidad París-Dauphine, apareció enterrado el sábado en el Bois de Boulogne, al oeste de París. Su familia había denunciado su desaparición. La estudiante fue vista por última vez el viernes a la hora de comer en la universidad, situada muy cerca del bosque. 

El martes se abrió una investigación sobre el asesinato y la violación, y al final del día se emitió una orden de detención contra un hombre identificado gracias a las imágenes de vídeovigilancia, en particular del banco en el que retiró dinero utilizando la tarjeta bancaria robada a la víctima, y a “investigaciones telefónicas”, indicó la fiscalía.

El hombre fue detenido el martes en Ginebra, Suiza “en aplicación de una medida de derecho de extranjería y posteriormente identificado como sospechoso de un asesinato cometido en París”, declaró una portavoz del Ministerio suizo de Justicia. Francia dispone ahora de 18 días para presentar una solicitud de extradición.

El hombre de 22 años, un marroquí en situación irregular, fue condenado en 2021 por una violación cometida en 2019, cuando era menor de edad, y fue “puesto en libertad al final de su condena en junio de 2024”, según la fiscalía de París. No fue puesto en libertad condicional, según una fuente judicial francesa, sino al final de su condena, beneficiándose de reducciones automáticas que la ley aún permitía en el momento de su condena.

Quedó en libertad el 20 de junio y fue internado en un centro de detención administrativa de Metz, en el este de Francia, según una fuente cercana al caso. El 3 de septiembre, un juez francés aprobó su puesta en libertad del centro de detención.

El 4 de septiembre, Marruecos había “enviado la autorización de expulsión” a las autoridades francesas, según la misma fuente. Pero el sospechoso ya estaba fuera. La víspera del asesinato, el 19 de septiembre, había sido inscrito en el fichero de personas buscadas, porque no había cumplido con su obligación de informar sobre su paradero, siempre según esta fuente.

Para los representantes electos de izquierdas, el problema no es la legislación, sino cómo se aplica. “La OQTF tenía que aplicarse; es un problema de respuesta de las autoridades marroquíes. Dejemos de culpar a la ley de lo que ahora es más un problema de lentitud del sistema”, afirma el diputado socialista Arthur Delaporte. 

“Cuando hay OQTF, hay que aplicarlas. Pero la cuestión es también el número de OQTF expedidas en Francia, que es el más alto de Europa”, añade su colega del Nouveau Front populaire, el diputado Antoine Léaument.