Por Paul Khalifef, corresponsal de RFI en Beirut

A pesar del secretismo que rodea al aparato de seguridad militar de Hezbolá, el ejército israelí ha logrado importantes éxitos desde que comenzó el enfrentamiento entre ambos enemigos el 8 de octubre de 2023. Hezbolá ha perdido más de 500 combatientes, entre ellos su jefe militar supremo, Fuad Shokor, muerto el 30 de julio en un ataque aéreo contra los suburbios del sur de Beirut, principal bastión del partido en Líbano.

Entre mediados de junio y principios de julio, el ejército israelí consiguió eliminar a Taleb Abdallah y Mohammad Nasser, jefes de dos de las tres unidades territoriales desplegadas en el frente sur de Líbano, que se extiende a lo largo de 120 kilómetros desde la costa mediterránea hasta las estribaciones de los Altos del Golán, ocupados y anexionados por Israel. Estos tres altos mandos militares ostentan rangos equivalentes a los de generales en un ejército convencional.

A principios de enero, tres meses después del inicio de los enfrentamientos, Israel se anotó su primer éxito real con el asesinato de Wissam Tawil, un importante dirigente de la fuerza de élite al-Radwan, también desplegada a lo largo de la frontera con el Estado judío. 

Fuentes bien informadas dicen a RFI que otros 23 oficiales militares a cargo de unidades de cohetes, aviones no tripulados y misiles antitanque también han sido asesinados por el ejército israelí en los últimos meses.

Explotar la inteligencia artificial

Lo sorprendente es que la mayoría de estos asesinatos han tenido lugar lejos de las líneas del frente. Fuad Shokor fue asesinado cuando se dirigía, por primera vez en seis meses, a un edificio donde tenía un apartamento y una oficina, en los suburbios del sur de Beirut. Wissam Tawil realizaba una discreta visita a su pueblo para asistir al funeral de un primo. Taleb Abdallah y Mohammad Nasser fueron asesinados cuando regresaban del frente tras pasar meses en él.

Estos asesinatos selectivos demuestran que el ejército israelí conoce perfectamente la identidad de estos militares, desconocidos para la opinión pública libanesa, y dispone de medios para localizarlos.

Expertos militares y de seguridad libaneses entrevistados por RFI afirman que el éxito de las operaciones israelíes se debe a la buena sincronización entre la inteligencia recopilada sobre el terreno en Líbano mediante recursos humanos y la tecnología avanzada desarrollada en los últimos años. 

“Los israelíes utilizan la vigilancia por teléfono móvil, técnicas de reconocimiento facial, drones y satélites en sus operaciones de espionaje”, explicó Riad Kahwagi, fundador y director del Instituto de Análisis Militar de Oriente Próximo y el Golfo (Inegma), en una entrevista concedida al diario saudita Ash-Sharq al-Awsat a principios de agosto.

“Además de todas estas tecnologías, los israelíes han desarrollado un software de inteligencia artificial de reconocimiento de voz directamente conectado con los centros de mando y control aéreos responsables del funcionamiento de los drones de vigilancia y ataque”, afirma un responsable de seguridad libanés. “Esta tecnología permite identificar y localizar el objetivo potencial y facilita la intervención rápida de los drones, que sobrevuelan casi constantemente el espacio aéreo libanés”, añade.

El factor humano sigue siendo esencial

Los expertos entrevistados coinciden, sin embargo, en que la eficacia de estas tecnologías es incompleta sin datos personales sobre la identidad de los miembros de Hezbolá, su lugar de residencia, su número de teléfono, los vehículos que utilizan y los lugares que frecuentan. “Este tipo de inteligencia es recopilada esencialmente por redes de informadores activos sobre el terreno e infiltrados dentro de Hezbolá, de ahí la importancia del factor humano”, explica el responsable de seguridad libanés.

Para poner las cosas más difíciles a los israelíes, Hezbolá ha revisado y modificado sus protocolos de seguridad en materia de telecomunicaciones, medios de desplazamiento y lugares de residencia. Se han prohibido estrictamente los teléfonos móviles en la línea del frente y se ha ordenado a los combatientes movilizados que dejen de utilizar las redes sociales, incluso durante los permisos. El contacto con los familiares se redujo al mínimo estricto y se prefirieron las motocicletas a los coches y otros vehículos.

Hezbolá y los servicios de seguridad libaneses también han intensificado sus esfuerzos en las últimas semanas para tratar de identificar y neutralizar las redes de informadores que proporcionan al ejército israelí valiosa información que le permite localizar y asesinar a los cuadros militares del partido.

A finales de agosto, los servicios de seguridad libaneses detuvieron a una ex enfermera del hospital Al Rassoul Al Ahzam (perteneciente a Hezbolá) acusada de proporcionar al ejército israelí información sobre los miembros del partido y sus lugares de residencia. Su interrogatorio permitió comprender mejor cómo se reclutaba a los colaboradores, la naturaleza de las misiones que se les confiaban y su modus operandi.

En los últimos meses han sido detenidas otras muchas personas sospechosas de colaborar con el ejército israelí, entre ellas ciudadanos sirios residentes en Líbano. “La crisis económica que azota Líbano ha sumido en la pobreza a un ejército de jóvenes. Esto ha facilitado las operaciones de reclutamiento, que se llevan a cabo principalmente a través de las redes sociales. Aunque hemos conseguido neutralizar a los colaboradores con Israel, somos conscientes de que muchos agentes y redes siguen activos en todo Líbano”, concluye el responsable de seguridad.