Casi dos años después de la irrupción del SARS-CoV-2 en el mundo, los niños del grupo etario 5-11 años recién pudieron acceder a la vacuna contra el coronavirus en Bolivia.

Después de tanta espera, la respuesta de la población pudo ser mejor, pero en los primeros seis días desde que se inició la inmunización, apenas un poco más de 24.000 menores se presentaron acompañados de sus padres. La cifra nacional equivale al 1,5% sobre el total de ese grupo etario.

Desde el Gobierno central empezaron las recomendaciones a los Servicios Departamentales de Salud (Sedes) de ir puerta por puerta si fuera necesario. En el caso de Santa Cruz de la Sierra, ya se planificó la realización, para este domingo 19 de diciembre, de una jornada de Vacunatón, que contará con el respaldo de la empresa privada.

Desde el Ministerio de Salud reconocieron que son muchos los objetivos de la ampliación de la vacunación a los niños de 5 a 11 años, luego de los adolescentes entre 12 y 17, uno de los más mencionados es la importancia del retorno a las clases presenciales.

En el caso de Bolivia, igual que en Argentina, la dosis elegida ha sido la china Sinopharm, de la que, según el infectólogo Juan Saavedra, solo se han publicado estudios de fases 1 y 2, que respaldan la seguridad de esta vacuna, pero aún no se difunden los resultados de la fase 3, que da mayor certeza sobre la eficacia.

Saavedra recordó que la vacunación en ese grupo etario ya empezó hace meses en EEUU y en Europa y que ha ido muy bien, como se esperaba, de tal manera que los niños están mejor protegidos que antes, y que lo mismo ha pasado en Argentina y en Chile, que están vacunando a los escolares con buena respuesta. “En Chile ha sido con la Sinovac, la otra vacuna china”, agregó.

El infectólogo dejó en claro que, si bien los niños no forman parte del grupo de riesgo para desarrollar complicaciones, un porcentaje muy bajo puede desarrollar, sobre todo entre los 8 y 10 años de edad, lo que se conoce como el Síndrome Inflamatorio Multisistémico, que puede ocasionar la muerte.

Enfatizó que los menores al infectarse pueden tener covid-19, leve o moderado, pero igual siguen moviéndose, y que ahí está el riesgo mayor de explosión de los contagios. “Ellos no se quedan estáticos, entonces esa capacidad que tienen los niños para movilizarse, a pesar de estar enfermos, a diferencia del adulto, hace que el menor infectado actúe como un facilitador y amplificador de las infecciones, por eso es importante que los niños estén vacunados, no solo para protegerlos y evitar complicaciones, sino también para que sirva de protección de su entorno, en el colegio, familia, amigos”, insistió.

Para Saavedra, ese fue uno de los motivos para suspender las clases, porque a diferencia de un adulto, que si se enferma se sentirá mal y no querrá salir del dormitorio por malestar y dolor, el niño enfermo sigue jugando, ya que presenta pocos síntomas.

En lo que respecta a la carga viral, Saavedra dijo que este año se ha visto que es parecida en todos los grupos, pero que aumenta mucho más en personas que tienen enfermedades crónicas o inmunosupresión.

“Si se compara la carga viral de un niño que tiene VIH con la de un niño sano, la del primero será mayor porque tiene un problema de inmunosupresión, pero en términos generales, en niños, adolescentes y adultos, cuando son saludables, la carga viral es más o menos parecida, y aumenta cuando la persona tiene enfermedad crónica o inmunosupresión. La persona no produce suficiente cantidad de anticuerpos neutralizantes, por lo tanto el virus se reproduce sin control”, dijo. Sobre este punto, la carga viral mayor también eleva los riesgos para las personas del entorno, sobre todo las de grupos vulnerables.

Estudios

Los expertos aseguran que la vacuna Pfizer es la que más estudios tiene en el grupo etario de menores de 12 años.

En cuanto a la Sinopharm en niños, todavía se desconoce la fecha de publicación de los resultados de la fase 3. Saavedra aseguró que a diferencia de los rusos, los investigadores chinos no han difundido sus investigaciones finales en la página oficial de los ensayos clínicos de todo el mundo.

Cree que esa información será publicada recién al año, considerando que los ensayos de las fases 1 y 2 fueron difundidos recién en septiembre de este año, a pesar de que las investigaciones se llevaron a cabo el año pasado. “O sea, casi un año después, así que es difícil monitorear la fase 3 de la Sinopharm en este momento”, reconoció.

Sobre la experiencia en Argentina existe un informe epidemiológico de vigilancia de seguridad, que comprende la inmunización entre julio y octubre de este año en niños y niñas de 3 a 17 años.

En total en ese país se aplicaron 4.728.885 dosis de vacunas, en adolescentes de 11-17 años se aplicaron 2.796.720 dosis (Moderna y Pfizer) y 1.932.165 dosis a niños de 3-11 (Sinopharm).

Se dieron algunos eventos supuestamente atribuibles a la vacunación o inmunización (Esavi), que se definen como “cualquier situación de salud no esperada (signo no favorable o no intencionado, hallazgo anormal de laboratorio, síntoma o enfermedad) que ocurre posterior a la vacunación y que no necesariamente tiene una relación causal con esta”.

De las casi dos millones de Sinopharm colocadas, se reportaron 153 casos de Esavi, es decir 7,9 por cada 100 mil dosis aplicadas, mientras que en la Moderna fueron 326 casos y en la Pfizer 158, en la mayoría de los casos con la primera dosis. Por lo general se trató de síntomas de gripe, dolor local, cefalea, escalofríos, fiebre y alergias.