“Se nos quema la casa grande, la que nos da vida y el sustento para nuestras familias. Nos duele perderlo todo. Se han quemado viviendas, plantaciones de copaibo, cusi y café. Años de trabajo se han reducido a cenizas. Los hermanos siguen luchando, pero no es suficiente”, lamenta entre sollozos Ignacia Supepi, cacique de la comunidad Río Blanco de la TCO Monte Verde, en Concepción.

Durante un mes, Ignacia dejó a sus hijos al cuidado de familiares y se vistió de bombera para defender los árboles del área del plan de manejo forestal, pero las llamas fueron implacables y convirtieron en cenizas toda el área de restauración y regeneración natural de la comunidad, arrasando con 45 especies de árboles de cuchi, ambaibo y otros.

En Makanaté quedaron en cenizas unas cinco hectáreas de café y unas 300 hectáreas de árboles de tarara amarillo, serebó, abuná y curupaú, en el espacio destinado al plan de manejo forestal. “Somos 18 familias que perdimos nuestros medios de vida”, informó con pesar el cacique Juan Pinto.

Hasta el momento los incendios han consumido 56 viviendas en el país, 34 de estas en Santa Cruz y 22 en Beni. Además, están los daños a los sistemas productivos. Solo en Santa Cruz hay 4.111 familias afectadas en 101 comunidades y 7.000 hectáreas de cultivos dañados, según datos de la Gobernación.

Pero estas cifras pueden quedar cortas. Solo en la TCO Monte Verde han sido afectados 138 planes generales de manejo forestal menores a 200 hectáreas y 41 mayores a 200 hectáreas. Incluso las once áreas restauradas tras los incendios de 2019 se perdieron nuevamente, según el informe del Programa Chiquiania de Apoyo para el Campesinado Indígena del Oriente Boliviano (Apcob).

En total, 650.000 hectáreas de las 949.000 que abarca esta TCO han sido afectadas por los incendios. En la zona hay 59 comunidad y hasta el momento suman 1.608 familias afectadas.

“Es muy duro lo que está pasando. Gran parte de la zona, donde están los planes de manejo y de restauración, se ha quemado. Donde se plantaron especies forestales para reposición, todo ha quedo en cenizas. Las áreas de restauración, con árboles de cinco a seis años, también fueron afectadas”, lamenta Arturo Revollo, coordinador de Apcob.

En la comunidad Palestina ardieron 39 hectáreas de cusi, mientras que en Santa Mónica y Río Blanco se quemaron 40 hectáreas de copiabo. También quedaron en cenizas los cafetales de las comunidades de Makanaté y 26 de Octubre,   lo que significa que no van a producir al menos tres años, porque ese el tiempo que tardan en recuperarse las áreas de café, cusi y copaibo.

En Palmarito no quedó rastro de su área de manejo forestal, que consistía principalmente en tipa, tajibo y cuchi.

Los planes de manejo y los sistemas productivos de estas comunidades no solo son vitales para el sustento de las familias, sino también para la preservación del bosque. El manejo sustentable que practican garantiza que solo se aprovechen algunos árboles, dejando los semilleros para la regeneración natural. “Definen un área y establecen qué especies se van a aprovechar. Hacen un aprovechamiento que no desforesta”, explica Revollo.

Tras la declaratoria de desastre, las comunidades esperan que llegue la ayuda del Gobierno. Por ahora, solo cuentan con la solidaridad de personas e instituciones, que también han enviado asistencia para las 399 personas evacuadas a la localidad de Concepción.

Asimismo, los incendios alcanzaron a la Unidad de Manejo de Porvenir del Bajo Paraguá en San Ignacio de Velasco, que es un área certificada bajo el manejo forestal de la palmera de asaí. “Este desastre ambiental pone en peligro la fuente de subsistencia de más de 100 familias, quienes tienen su fuente de trabajo en la despulpadora de asaí y en la recolección del fruto de la palmera”, advirtió el Consejo Boliviano para la Certificación forestal Voluntaria (CFV/FSC) Bolivia.

Vivienda en cenizas

Por otra parte, el ministro de Obras Públicas, Édgar  Montaño, informó que 56 viviendas fueron consumidas por las llamas en Beni y Santa Cruz. Anunció el despliegue de técnicos y maquinaria para la reconstrucción de las casas. La autoridad precisó que 34 casas fueron afectadas en Santa Cruz y 22 en Beni.

La tragedia más reciente tuvo lugar en la comunidad Nueva Generación en Riberalta, Beni, donde un incendio dejó a más de 20 familias sin hogar.

“Eran 28 casas, ahora solo quedan seis. Nos hemos quedado sin nada, ni siquiera los animales se salvaron”,  contó Martha Melgar, pobladora de la comunidad.

Las llamas arrasaron con todo, mientras bomberos, autoridades y vecinos intentaban detener el avance del fuego.

El alcalde de Riberalta, Ciriaco Rodríguez, encabezó los esfuerzos junto a una cuadrilla de bomberos, pero los fuertes vientos hicieron imposible controlar el fuego. “Todo ocurrió tan rápido. Las llamas avanzaban como si estuvieran vivas, devorando todo a su paso”, lamentó Rodríguez.

Videos que circulan en redes sociales muestran a los comunarios luchando desesperadamente contra el fuego, intentando salvar sus pertenencias y sus casas con baldes de agua.

Mientras se intentaba apagar una casa, las chispas saltaban a otras viviendas, que en cuestión de minutos ardían. 

“Esperamos que la ayuda llegue pronto, pero lo que hemos perdido no se recupera fácil. Son años de trabajo y de esfuerzo que el fuego nos arrebató en minutos”, manifiesta Martha, con la esperanza de que la ayuda llegue pronto.

La ayuda internacional

Hasta la fecha, más de una decena de países han hecho llegar su ayuda humanitaria, equipamiento y bomberos, y varios organismos internacionales han comprometido su apoyo con recursos económicos, según el Gobierno.

Esta semana el ministro de Defensa, Edmundo Movillo, destacó que la comunidad internacional ratificó su compromiso de cooperación con Bolivia para enfrentar los incendios, que se ha venido dando desde la declaratoria de emergencia.

Detalló que Brasil está ayudando con 62 bomberos forestales, Canadá con dos drones con cámaras termales para el monitoreo de los incendios, Chile ha enviado cuatro expertos y equipamiento (70 cascos, 70 botas, 120 guantes e indumentarias, además de 400 raciones ), la Unión Europea ha enviado 49 bomberos forestales y especialistas en análisis de fuego, el Perú ha prestado 150 cajas guardián, Venezuela ha enviado 58 bomberos, Suiza cuatro bombas purificadoras, Argentina ha enviado 56 bomberos, Japón apoya con equipos y Canadá con dos carros bomberos. Ese país también ayudó a gestionar el avión cisterna Electra Tanker que fue contratado por 15 días de trabajo con una inversión de $us 1.800.000

 Además, China ha comprometido un apoyo de $us 56.000 para compra de mochilas forestales, mientras que Japón dos carros bomberos y Naciones Unidas ha comprometido $us 100 millones para temas de saneamiento, agua y seguridad alimentaria.

 Asimismo, Fonplata con $us 100 millones de donación para equipamiento de bomberos y la CAF con 250.000 de donación para equipos de protección.

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