Cada 6 de junio, Bolivia celebra el Día del Maestro, una fecha dedicada a honrar a los educadores que, con dedicación y compromiso, forman a miles de niños y jóvenes en el país. Según el INE, en 2023, Bolivia contaba con 179.689 profesionales de la enseñanza. En esta ocasión, algunos maestros han compartido con EL DEBER sus historias como educadores, sus motivaciones para continuar con esta noble labor y las anécdotas acumuladas a lo largo de los años.

Entre las innumerables historias de dedicación y compromiso, te presentamos estos testimonios que destacan la pasión y el impacto positivo de los maestros en la educación boliviana:

Yamila Zabala

La profe Yamila Zabala (55), maestra del cuarto curso de primaria de la unidad educativa Buen Retiro, aseguró que la enseñanza se ha ido adaptando y ahora se involucra al estudiante. “Mi clase la hago participativa, porque ahora se deja que el niño muestre sus conocimientos”, recalcó.

Norma Herrera Villarroel

Norma Herrera (52) es maestra de primero y segundo grado en la misma escuela. Lleva 25 años ejerciendo la docencia y asegura que ser maestro es una vocación más que una profesión.

Su dedicación y amor por los niños se refleja en el aula, donde tiene materiales didácticos que hace para que sus alumnos aprendan con mayor facilidad y les inculca valores. Salta a la vista un libro gigante de cuentos, donde cada semana escriben una historia para reflexionar sobre algún tema.

Celida Rosio Beltrán

Celida Beltrán (50) actualmente ejerce como profesora de Lenguaje y Literatura en el colegio Cristo Rey. Ella inició su camino hacia la docencia de manera inesperada. Durante sus prácticas en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, participó en una campaña de educación en salud que la llevó a impartir clases sobre la prevención del consumo de sustancias nocivas en escuelas de barrios alejados. "Me gustó la experiencia de la docencia y un compañero de la universidad, que ya era maestro, me invitó a trabajar en una escuela y acepté gustosa... y ya pasaron 25 años desde aquella vez", recordó.

Para Célida, lo más gratificante de ser profesora es saber que contribuye a la formación de la sociedad y de los hombres del mañana. "Me gusta también ser parte de sus vidas, así como ellos son parte importante de la mía", confesó.

La educación en Bolivia enfrenta numerosos desafíos, pero también presenta oportunidades únicas. Según la profesora Beltrán, uno de los mayores retos es formar una sociedad basada en principios y valores cristianos, con jóvenes luchadores y competitivos en una sociedad cada vez más tecnológica.

Afortunadamente, la tecnología también ofrece herramientas valiosas para la enseñanza. "Enseñar en esta era tecnológica y de herramientas digitales nos ayuda a llegar más a los jóvenes en la enseñanza, aprovechamos la tecnología empleando plataformas digitales y otras metodologías para el proceso enseñanza-aprendizaje", explicó.

Entre las muchas anécdotas que ha vivido a lo largo de su carrera, Célida recuerda con especial cariño una que marcó su vida de manera positiva. "Un estudiante salió bachiller y se fue al exterior, luego me contactó por las redes sociales y me agradeció por haber sido su maestra y me llamó “mamá”. Fue algo muy emotivo y me sentí muy honrada por ese gran título", contó.

El cariño que recibe de cada estudiante, marca su vida y la motivan a seguir adelante con esta labor tan importante.

Maria Roxana Rojas Rosales

La profesora Roxana Rojas, ha dejado una profunda huella en la vida de sus estudiantes desde 2003, año en donde empezó a ejercer este oficio.
Roxana dicta las materias de Estudios Sociales, Historia y Geografía, disciplinas fundamentales para la formación integral de los jóvenes. 

Su vocación por la docencia nació desde niña, cuando jugaba a ser profesora. Sin embargo, su camino hacia la enseñanza se concretó gracias a una oportunidad brindada por el Director Freddy Carlo del colegio Angloamericano. "Con insistencia me invitó a trabajar en su colegio a donde yo llevaba a estudiar a mis hijos", recordó la profesora.

Lo que más disfruta de su profesión es el privilegio de poder formar vidas que, en el futuro, tendrán un impacto positivo en la sociedad. "Me incentiva saber que puedo contribuir a crear una sociedad mejor", comentó, demostrando su pasión y compromiso con la educación.

Ante la crítica frecuente de que en Bolivia no hay buena educación, la profesora expresó su desacuerdo enfáticamente. "Hay maestros que damos lo mejor de nosotros y enseñamos con el corazón", aseguró. 

En un mundo donde los jóvenes tienen cada vez más acceso a la tecnología, la inteligencia artificial y diversas herramientas digitales, María Roxana ve estas innovaciones como un apoyo esencial para el aprendizaje. "Es apasionante enseñar teniendo todas las herramientas tecnológicas a nuestra disposición", afirmó.

La ‘profe’ compartió que le gusta revivir las anécdotas con sus exalumnos, ya profesionales y con familia, recordando las travesuras que ellos le hicieron durante su etapa escolar.

Richard Robles Martínez

Entre los muchos docentes que merecen ser homenajeados, se destaca la historia de Richard Robles, un arquitecto de profesión que encontró su verdadera vocación en la enseñanza.

Nacido en Potosí, Richard Robles Martínez comenzó su carrera docente en 2002. Actualmente, imparte clases en los colegios Cristo Rey y Juan Pablo II, habiendo pasado por otras instituciones educativas como el Colegio Dios es Amor, Colegio Vida Nueva y Colegio Simón Bolívar. Su trayecto hacia la docencia es singular y está marcado por su pasión por enseñar. 

"En realidad soy de profesión arquitecto, pero por vocación maestro. Desde la universidad me gustaba enseñar, y desde aquel tiempo quedé con esas ganas de aportar con un granito de arena en el saber de mis estudiantes", comentó.

Para este profesor, lo más gratificante de enseñar es la oportunidad de compartir sus conocimientos en artes plásticas y ver cómo sus estudiantes no solo aprenden, sino que también disfrutan y aplican estos conocimientos en su vida académica y profesional. 

"Me motiva y me incentiva a seguir enseñando el poder dar esos consejos, esas enseñanzas en la parte de las artes plásticas, para que los estudiantes puedan deleitarse, aprender, concebir la idea, y luego utilizarla en la universidad", explicó con entusiasmo.

"Todos los días nos estamos innovando, cada día con esta tecnología estamos aprendiendo nuevas cosas. La inteligencia artificial ya está en nuestro medio y no podemos eludirlo, es más, tenemos que acompañar a los estudiantes (en este proceso) para seguir enseñando y aprendiendo", afirmó.

Las anécdotas y experiencias acumuladas a lo largo de su carrera son muchas, pero Richard recuerda con especial cariño los momentos en los que se encuentra con sus exalumnos en la universidad y ellos le agradecen lo aprendido porque sí lo están aplicando en su vida post colegio. “Me alegra los éxitos de mis estudiantes que hoy están sirviendo en la sociedad", relató con orgullo.

La historia de estos tres profesores demuestra la nobleza de la profesión docente y la importancia de aquellos que, con dedicación y amor, forman a las futuras generaciones de Bolivia. A través de su ejemplo, queda claro que ser maestro es mucho más que una ocupación; es una vocación que deja una marca indeleble en la vida de los estudiantes y en los valores de la sociedad.

Oberth Richard Avalos Hurtado

Con 25 años de experiencia, el profe Oberth R. Avalos (48) ha impactado la vida de varios jóvenes desde su rol como profesor de Educación Física, Deportes y Recreación en los diferentes colegios que trabajó.

El profesor Avalos comenzó su carrera profesional como jugador de fútbol, una pasión que lo llevó a enseñar a jóvenes de las selecciones del colegio Vida Nueva, donde él mismo se graduó. Esta experiencia inicial despertó en él una profunda motivación por la enseñanza, llevándolo a formarse en el Instituto Superior de la Actividad Física. 

"Enseñar a esos jóvenes me hizo darme cuenta de que tenía una gran vocación para la docencia", recordó Avalos. Su primer puesto como docente fue en el Colegio 16 de Julio El Carmen, actualmente enseña en el colegio Cristo Rey.

Un gran logro como profesor en su carrera fue dirigir el equipo femenino del Club Oriente Petrolero, con el que logró el campeonato. "Salir campeón con Oriente Petrolero fue un momento inolvidable, pero más allá del triunfo, lo que me llenó fue ver el crecimiento y la dedicación de las chicas", comentó con orgullo. Este éxito le permitió asumir la dirección de la selección cruceña, obteniendo también el campeonato nacional.

También trabajó en el colegio Bautista Boliviano Brasileño entre 2012 y 2016. Su experiencia no se limita al ámbito escolar; fue preparador físico de las selecciones bolivianas de fútbol femenino desde 2007 hasta 2016, logrando 12 títulos nacionales y una medalla de bronce en los Juegos Bolivarianos de Chiclayo, Perú, en 2013.

Entre sus numerosas anécdotas, una de las más memorables ocurrió mientras realizaba un juego con niños de tercer grado de primaria. Les explicó que quien perdiera debía dar una prenda "para quemar". Cuando una niña se equivocó y él se acercó para pedirle la prenda, en su inocencia, la niña comenzó a llorar, creyendo que ‘el profe’ realmente iba a quemar su ropa.

Lo que más le apasiona de su trabajo es la oportunidad de ayudar a sus estudiantes a desarrollar sus habilidades y descubrir su potencial. "El mayor incentivo es saber que a través del deporte, la actividad física y la recreación podemos crear hombres de bien para nuestra sociedad", expresó Avalos. Sin embargo, reconoce que uno de los mayores desafíos es recuperar la confianza de los padres, demostrando que los profesores están ahí para contribuir positivamente en la educación de sus hijos. "Necesitamos que los padres vean en nosotros aliados en la formación de sus hijos, y no solo como instructores", explicó.

Nardy Marina Cascales Zeballos

La profe Nardy Cascales Zeballos, ha dedicado 40 años de su vida a la educación, enseñando a niños de primero a sexto de primaria. Su historia como profesora comenzó gracias a su madre, también una maestra dedicada y directora de una escuela. "Mi madre necesitaba profesores y ahí me enseñó a enseñar y amar a los niños", contó Nardy, quien inspirada por el ejemplo materno, ingresó a la Normal y luego continuó su formación en la Universidad Gabriel René Moreno, donde estudió Ciencias de la Educación y obtuvo la licenciatura a través del programa Profocom.

Para ella, la enseñanza es una fuente constante de alegría y realización. "Ver la sonrisa de los niños cuando ya aprendieron, enseñar es un disfrutar permanente", afirmó. Esta pasión y compromiso se reflejan en su enfoque hacia la educación, donde cada pequeño logro de sus alumnos es un motivo de celebración y motivación para seguir adelante.

La profesora Nardy cree firmemente en la importancia de proporcionar un ambiente de aprendizaje positivo y estimulante. "Cuando un niño no aprende o le es difícil captar los conocimientos, ellos mismos se retraen y se entristecen, y eso afecta a su entorno, a su familia. El hacer que un niño adquiera conocimiento es mi contribución a formar niños autónomos, capaces y felices para la sociedad", explicó.

En cuanto a la percepción de la educación en Bolivia, Nardy opina que la clave está en la actualización y formación continua de los docentes. "No me parece correcta la frase 'en Bolivia no hay buena educación'. Considero que se necesita incentivar más a los maestros a actualizarse para manejar las herramientas tecnológicas que hay hoy en día y así impactar en el aprendizaje de los niños", argumentó. 

Para ella, el maestro del siglo XXI debe ser un facilitador del conocimiento, capaz de guiar a los estudiantes en el uso adecuado de las tecnologías y herramientas digitales.

Así mismo, enfatizó la importancia de enseñar a los estudiantes a discernir la información que encuentran en internet y adaptar el contenido proporcionado por la inteligencia artificial a los temas que se enseñan.

Entre las muchas anécdotas que ha vivido a lo largo de su carrera, una en particular la marcó profundamente. "Una vez llamé a los estudiantes a presentar su trabajo, pasó una niña y noté que estaba inquieta, le temblaban las piernas de miedo. La abracé y me contó que cuando presentaba sus actividades y no estaba bien, recibía castigos. Eso me impactó. Desde entonces, mi rutina después de una buena explicación es observar, seguir y revisar en su pupitre. Si se equivocan, les enseño y persevero hasta que aprenden", relató Nardy. Este enfoque de enseñanza basado en la paciencia y el apoyo ha dejado una huella positiva en sus alumnos.

Además de su labor en el aula, Nardy también se dedica a preparar a jóvenes que se postulan para becas universitarias. "Es muy emotivo recibir palabras de gratitud cuando ven su registro de aprobados", comentó. Para ella, la enseñanza del lenguaje es fundamental, ya que considera que "lenguaje es la materia madre". Dedica sus ratos libres a esta actividad, afirmando con orgullo: "Mi casa es de los niños y me encanta enseñar".

La historia de estos profesores demuestra la nobleza de la profesión docente y la importancia de aquellos que, con dedicación y amor, forman a las futuras generaciones de Bolivia. A través de su ejemplo, queda claro que ser maestro es mucho más que una ocupación; es una vocación que deja una marca indeleble en la vida de los estudiantes y en los valores de la sociedad.

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