Ubicada a más de 1400 kilómetros de la capital cruceña en el lado este de la provincia Ángel Sandoval, Puerto Gonzalo es una comunidad indígena que se encuentra en estado de emergencia por falta de agua potable y la contaminación generada por los incendios forestales.

Eduardo Ortiz, cacique y líder de la comunidad de Puerto Gonzalo, ubicada en la frontera con Brasil, describió en entrevista con EL DEBER cómo de dramática es la situación que enfrenta su pueblo a causa de los incendios.

La comunidad está a solo 800 metros de Brasil, ha sido gravemente afectada por el fuego incontrolado que ha arrasado la región, señala el reporte de Juan Pablo Cahuana, corresponsal de EL DEBER en San Matías.

El cacique relató cómo el fuego ha quemado todo a su alrededor, afectando no solo la vegetación, sino también parte de la cuenca del río Paraguay, que es vital para la subsistencia de la comunidad.

El cacique expresó que la gran cantidad de ceniza ha contaminado las aguas del río, generando un olor desagradable y provocando la muerte de los peces.

Esto ha dejado a los habitantes sin su principal fuente de alimentación, que históricamente ha sido la pesca. Además, la situación se agrava debido a que, tras cinco meses sin lluvias, los cítricos y demás cultivos agrícolas también se han perdido.

La desesperación crece en este pueblo, porque su población no cuenta con medicamentos ni recursos básicos para enfrentar la situación.

“Lamentablemente, a pesar de que Puerto Gonzalo ha sido una de las áreas más afectadas por el incendio, las autoridades locales no han respondido con la ayuda necesaria”, dijo el cacique, resaltando que no han recibido apoyo ni recursos desde hace tiempo, y su comunidad sigue esperando una respuesta.

"La gente está desesperada porque el río se está contaminando, los peces se están muriendo, y no tenemos cloro ni ningún recurso para purificar el agua", agregó.

La comunidad ha hecho un llamado a través de redes sociales para solicitar la ayuda de quienes puedan colaborar, ya que la situación sigue siendo insostenible. Además, mencionó la dificultad de recibir visitas o asistencia de las autoridades locales debido a la distancia y el aislamiento en el que viven.

Subrayó que su comunidad, siendo guardiana de la frontera, necesita asistencia, especialmente para los niños, quienes se encuentran en una situación particularmente vulnerable sin acceso a medicamentos básicos.

  

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