La Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen prosigue con la búsqueda de los dos prófugos peruanos involucrados en el asesinato del teniente José Agustín Torrez Álvarez. Durante la jornada del domingo se procedió al arresto  de cinco personas en Beni. Desde el sábado, un importante contingente se desplazó hacia ese departamento para evitar la fuga de los asesinos.

Al menos se realizaron 10 allanamientos durante el fin de semana tanto en Trinidad como en San Ignacio de Moxos, donde se cree que los responsables del crimen se refugiaron.

Los supuestos autores materiales e intelectuales de las muertes fueron identificados por la Policía como Andre Anders Acosta Loja y Abel Salas Torrez, de nacionalidad peruana que permanecen prófugos. Son señalados por toda la Policía de formar parte de una organización internacional de narcotraficantes.

El teniente Torrez pertenecía a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn). De acuerdo a las explicaciones del viceministro de Seguridad Interior, Jhonny Aguilera, fue asesinado durante la actuación en una operación encubierta contra el narcotráfico que se desarrollaban en la capital cruceña.

Los hechos se precipitaron la mañana del viernes en el edificio Fiori, próximo al segundo anillo y zona Cristo Redentor.  Un informante alertó sobre la transacción entre narcotraficantes prevista en el inmueble. La Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico montó una operación encubierta, infiltró al teniente José Agustín Torrez Álvarez para intervenir en la operación. 

En esta acción, participa como parte clave el informante paraguayo Silvestre Luis Cardozo Escobar, pero ambos fueron victimados a balazos por los traficantes.

En un primer allanamiento, la Felcc capturó a cinco personas señaladas de favorecer la huida de los autores del crimen. Con el arresto de otras cinco personas en el Beni, ya suman 10.

¿Operación encubierta?

La versión ofrecida por el viceministro Aguilera ha despertado dudas entre los mismos policías. Oficialmente, los uniformados han respaldado la idea de una operación encubierta argumentando que se cumplieron con todos los pasos. 

Desde el anonimato, por temor a represalias, aseguran que  el teniente fue enviado al matadero sin las medidas estrictas de seguridad que le cubran como se acostumbra, colocando anillos, muros de contención por sus camaradas.

Justifican su decisión por la facilidad con la cual los narcotraficantes abandonaron el lugar después del crimen. Nadie los ve ni los intercepta.

Un mayor de la Felcn, que figura como jefe de toda la operación encubierta, fue cuestionado y observado. Lo señalan que omitir muchas medidas teniendo en cuenta que la labor de inteligencia era una de las más riesgosas y que no se cumplieron con procedimientos de rigor para evitar cualquier fatalidad.

El mayor fue convocado a declarar en la Felcc, pero por vía informativa. Actualmente no es parte de las investigaciones y la Policía da su pleno respaldo a la operación encubierta argumentando que no se incurrió en ninguna irregularidad.

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