Tuvo que ocurrir  un nuevo incidente con fuga en el penal de Palmasola para que reaparezcan los dormidos proyectos de la construcción de otro centro de reclusión. Mientras la oposición observa una falta de políticas en cárceles del país y el oficialismo ve necesidad de normas que regulen estos centros, también surgieron los discursos de acelerar la construcción de la nueva Palmasola.

Fue en 2015, cuando una firma y un apretón de manos entre el gobernador cruceño, Rubén Costas, y el ministro de Gobierno, Carlos Romero, mostró una primera intención de una cárcel modelo. En esa reunión, en octubre de ese año, la Gobernación cruceña transfirió al Ministerio de Gobierno 34 hectáreas de terreno, valuadas en $us 8,2 millones, para la construcción de un reclusorio con capacidad para 10.000 internos.

Sin embargo, hasta ahora no hay ni rastro de avance. Ni las áreas de capacitación, ni las referencias tomadas de otras cárceles fuera de Bolivia, ni la política rehabilitadora y reinsertadora, ni huellas de los recursos que el Gobierno afirmó que gestionaría con China.

Es más, no hay ni capital humano en  la penitenciaria actual. Palmasola, donde hay 6.000 reclusos, es custodiada por 50 policías. Algunos no siempre están en el penal, ya que tienen que salir a los juzgados y hacer otras labores relacionados con el centro o los reos.

Una fuente de la Policía señaló que en conciertos o partidos de fútbol se despliegan más efectivos que en la misma cárcel. Los encargados de resguardar por la seguridad son minoría en el penal.

En las últimas horas, tal y como ocurrió siempre que hubo incidentes en el penal, las autoridades de turno salieron a apagar el fuego. Romero aseveró que este mes espera tener el estudio sobre la nueva Palmasola.

Por otro lado, desde la Gobernación cruceña aseguran que en su tiempo pidieron hacerse cargo del problema, a tiempo de desmentir que los terrenos de la nueva cárcel estén en litigio y afirmando que estos fueron traspasados al Ministerio.

De momento, ni un ladrillo.