La muerte de millones de abejas en Río Grande ha despertado las alertas sobre la utilización de productos agroquímicos para el cultivo en plantaciones. Más de 300 colmenas, pertenecientes a cinco apicultores, perdieron toda su producción tras la muerte de las polinizadoras.

El viceministro de Medio Ambiente y Biodiversidad, Magín Herrera, vincula la "muerte de abejas al consumir polen de flores fumigadas por productos altamente tóxicos que se utilizan para productos agrícolas de procedencia transgénica".

Herrera solicitó a los afectados, en un video institucional, "poner denuncias en el Tribunal Agroambiental y en el Ministerio Público de acuerdo a los procedimientos" para ubicar a los responsables por la muerte de las abejas.

La autoridad lamentó "el uso indiscriminado de productos que dañan otras vidas" en alusión a la muerte de 34 cóndores por el consumo de carne envenenada en febrero de este año en Tarija.

El gerente general de la Asociación Departamental de Apicultores de Santa Cruz (Adapicruz), Oswaldo Soruco, calcula $us 150.000 de pérdidas por la destrucción de las 300 colmenas. A eso, agrega, "se debe considerar que las colmenas son una herramienta de trabajo para las familias y representan años de trabajo", factores muy difíciles de cuantificar.

La autoridad viceministerial invita a los apicultores afectados a presentar las respectivas denuncias para "determinar lo que ha sucedido". De todos modos, aseguró que ya se envió una comitiva especializada a Santa Cruz para que realice las indagaciones necesarias ya que no es la primera vez que ocurre una mortandad de abejas en la región.

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