“Diez complejos de incendio (...) van conformando líneas de fuego entre 20 y 30 kilómetros aproximadamente. Tenemos 78 puntos de fuego a nivel nacional, presentes en 27 municipios y en 3 departamentos”, inició ayer el informe del Comando conjunto contra los incendios, desde el Centro nacional de monitoreo.

Y así, en plena época de prohibición de quemas, los puntos activos de llamas pasaron en dos meses de una veintena a casi 80, los más graves en áreas protegidas, territorios indígenas y reservas forestales, como la TCO Guarayos, Monte Verde, Bajo Paraguá, Copaibo, ANMI San Matías.

En la misma jornada, según el Comité de Gestión del Valle de Tucabaca, ocurrió lo que se temía, se unieron las llamas de San Matías y de Tucabaca.

Asimismo, los bomberos voluntarios Camaradas del Fuego, de Concepción, debido a la magnitud, están preocupados por el riesgo de que se unan los incendios de Beni, San Ignacio y Concepción.

“He sido capacitado por maestros instructores de EEUU y nos dijeron que el fuego cambiará a tipo 6, ya nos dimos cuenta de eso, ya no se puede atacar con matafuegos, ni con mochilas”, dijo sobre estas llamas de sexta generación Jorge Nadir Camacho, comandante y maestro de Biología.

Recordó que las quemas empezaron en julio en ese municipio, y que en agosto se descontrolaron. “Esto va a empeorar, tienden a unirse los incendios de acá con los de Beni, y San Ignacio, si eso pasa, no sé qué ocurrirá. Los incendios son muy grandes”, alertó.

Camacho pidió dar a conocer su sentir, dijo que ya se declaró emergencia nacional, pero no entiende por qué no se hace lo de 2019, de exigir que se libere de sus trabajos y estudios a los voluntarios para que salgan a salvar el bosque y la fauna. “La mitad de nuestro equipo está en Santa Cruz por estudio y trabajo”, observó.

Sobre sus condiciones, frente a incendios cada vez más amenazantes, dijo que no tienen vehículo, tampoco tanque o chata, y que les dificulta recibir ayuda por falta de personería jurídica.

Suficiente con que sacrifiquemos y expongamos nuestras vidas, como para que también nos manden a hacer trámites, los asesores de la Gobernación deberían ayudarnos, venimos trabajando desde 2019. Soy profesor y tengo poco conocimiento en estas cosas. Ni siquiera un credencial tenemos para cruzar propiedades cuando queremos tomar atajos, nos movilizamos en nuestras propias motos”, remarcó y criticó que se hubiera emitido la declaratoria de emergencia nacional y desastre departamental cuando ya todo estaba descontrolado.

En 2019, toda la cuadrilla de Camaradas del Fuego fue internada en el hospital por la excesiva inhalación de humo, “y de ahí salimos directo a seguir contra el fuego. Gracias a Dios estamos sanos todavía, es que fuimos criados con yuca y plátano”, bromeó para alivianar el estrés.

Benjamín Calle, ex jefe de los bomberos de la Gobernación, actualmente trabaja con los voluntarios de Rescate Urbano, que tienen su base de operaciones en la Villa Primero de Mayo, pero que han salido al área rural para apoyar en la lucha contra el fuego.

Estuvieron en Monte Verde y concluyó que en Bolivia no se está afrontando los incendios ‘convencionales’ de hace algunos años.

“Tienen intensidad muy alta, incluso contando con bastante agua no podrán frenarse; están peor que los de 2019 en comportamiento y en intensidad. Hasta hace diez años teníamos incendios hasta de tercera generación, pero hoy son de sexta generación, conocidos también como megaincendios o multicomportamentales, se los clasifica por la velocidad de propagación o por la cantidad de energía o calor liberado, deben pasar por los 10 mil kilovatios de energía liberada”, dijo.

Según lo que observaron, este tipo de siniestros se ha dado en Guarayos, Concepción, San Matías, Roboré, “donde estaban por encima de los 20 mil kilovatios liberados, por ende requieren otro tipo de tratamiento. Llegar con mochilas forestales o herramientas convencionales, como se hacía antes, es ponernos en peligro, especialmente si no hay experiencia”, agregó.

Para estos megaincendios, remarcó, se requiere involucrar maquinaria pesada, una coordinación impecable, entre otras cosas.

Para Benjamín Calle, ya Bolivia superó el daño en superficie quemada de 2019, pero no se ha publicado oficialmente.

Daniela Justiniano, de Alas Chiquitanas, que trabaja consiguiendo apoyo para los bomberos, cree que es muy preocupante que se están quemando las vías respiratorias de los voluntarios. “La gente que está desesperada se entra sin protección. Hay bomberos cansados y sin el equipamiento necesario, lo que pone en riesgo su integridad física. Entonces es peligroso”, dijo.

Alex Galarza, comandante de los Voluntarios San Xavier, dijo que ya uno de sus voluntarios, Darlin Moreno, tiene prohibido atender incendios este año porque debido al humo está con neumonía.

Moreno es ayudante en un taller de motos, pero cuando empezaron las llamas corrió para apoyar en la lucha. “Tosió sangre”, recordó Galarza el momento del susto.

La mamá de Yadira Ávila es habitante de la comunidad Renacer, en Alto Paraguá. Como persona con patología de base, la pasó muy mal con la humareda y después de cinco días de exponerse a la contaminación, tuvo que ser trasladada hasta Santa Cruz de la Sierra, donde terminó en terapia intensiva. “Su estado era crítico, creo que si esperábamos más para sacarla de ahí, el final habría sido distinto”, admitió.

Avión cisterna

El presidente Luis Arce instruyó al Ministerio de Defensa la contratación de aviones cisterna para reforzar la lucha contra los incendios que afectan a los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando, principalmente.

“Hasta el momento desplegamos más de 3.000 bomberos forestales en los puntos de incendio, a los que ya se sumaron los 60 bomberos forestales brasileños que arribaron a las zonas afectadas, como parte del apoyo internacional que recibimos y que agradecemos”, detalló.

Los expertos en incendios y los bomberos forestales de las Fuerzas Armadas “trabajan arduamente”, instalados en dos campamentos en los sectores Tres Lagunas y La Florida, en el departamento de Santa Cruz.


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