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Salto incierto sobre un abismo azul
“Los africanos que salen rumbo a Europa pagan entre 500 y 1.500 dólares a traficantes de seres humanos que los exponen a morir ahogados”.
16 de abril de 2017, 4:00 AM
Fotos: Reuters
Nacieron en un continente pobre, sumido en guerras intestinas, abusos de poder, presencia de grupos irregulares, como Boko Haram, azotado por la hambruna; en suma, un contexto que los expulsa, al extremo de que prefieren morir ahogados que seguir soportando la situación que los rodea.
Cada semana, decenas de precarias balsas -conocidas como pateras- recorren el mar Mediterráneo llenas de personas: hombres, mujeres y niños que tienen la esperanza de llegar a Europa, a sabiendas de que hay una guardia costera que los acecha en helicópteros o que en un viraje brusco pueden caer sobre el abismo azul y morir ahogados.
La travesía no es gratuita. Navegar el trecho tiene un precio, que es cobrado por traficantes de personas. Según reportes oficiales, hay que pagar entre 500 y 1.500 dólares por persona, sin ninguna garantía.
Un reporte de la BBC informa que cuando logran llegar a las costas del Viejo Continente, muchos son vendidos al mejor postor. Las niñas y adolescentes son enviadas a prostituirse; a los hombres más jóvenes los mandan a sembradíos o a realizar trabajos manuales, y a los demás los negocian al mejor postor.
De pronto, haber nacido en el continente africano es una pesadilla de la que cientos de miles intentan escapar cada año.