La destacada deportista olímpica María José Ribera ha vuelto de París, donde cumplió uno de sus más anhelados sueños: participar en los Juegos Olímpicos y representar a Bolivia con orgullo. 

A su regreso, María José compartió una profunda reflexión en sus redes sociales sobre su experiencia como atleta y madre.

“Hoy quiero tomarme un momento para reflexionar sobre el viaje que he recorrido como atleta olímpica y madre. A menudo me preguntan cómo logro equilibrar mis sueños deportivos con la hermosa, pero desafiante tarea de ser madreLa verdad es que no hay una respuesta sencilla, pero hay algo que he aprendido en este camino: la pasión y el amor son las fuerzas más poderosas que podemos tener”.

María José reconoce que, a veces, su camino se siente solitario y abrumador. Sin embargo, en los momentos en los que la fatiga física y emocional parecen insuperables, encuentra su mayor fortaleza en su hijo.

 “En esos momentos difíciles, miro a mi hijo y encuentro la motivación para seguir adelante. Su risa, su curiosidad y su amor incondicional me recuerdan por qué lucho cada día. Entiendo que yo soy su modelo a seguir, él es mi mayor fan y mi razón para nunca rendirme”.

María José Ribera con su hijo

Además, María José anima a todos a perseguir sus propios sueños, independientemente de lo lejanos que puedan parecer. “A todas las mamás ahí afuera: 'ustedes son verdaderas guerreras'. La forma en que equilibran sus responsabilidades diarias con sus propias pasiones es admirable. Nunca subestimen el impacto positivo que tienen en sus hijos al mostrarles lo importante que es luchar por nuestros sueños”.

Con su inspiradora historia, María José Ribera continúa motivando a muchos a seguir adelante y perseguir sus metas, demostrando que es posible lograr un equilibrio entre la vida familiar y los sueños personales.

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