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Rildo Barba, un reconocido periodista en el ámbito social y de farándula, quien formó parte del equipo de profesionales de EL DEBER, enfrenta un desafío personal, que lo ha llevado a replantear su vida.
En mayo de este año, Barba acudió al endocrinólogo por una picazón persistente en el cuerpo, que no cedía a pesar de los antialérgicos. Después de realizarse una prueba de sangre, el diagnóstico que sospechaba desde hacía tiempo fue confirmado: diabetes mellitus. El tratamiento para combatir la enfermedad comenzó de inmediato, aunque el proceso no ha sido fácil.
Su historia con la diabetes comenzó tres años antes, cuando una prueba de glucosa arrojó niveles elevados, pero Barba, sin síntomas evidentes, continuó con su vida habitual, sin preocuparse por los posibles riesgos.
"Continué consumiendo todo lo rico que tenía a mi alcance, comiendo y tomando lo que me apetecía", cuenta. Sin embargo, casi un mes después, los dolores, calambres y pinchazos en pies y piernas lo hicieron despertar a la dura realidad de las complicaciones de la diabetes.
Fue entonces cuando los diagnósticos médicos le señalaron que sufría de neuropatía diabética, una condición dolorosa causada por los altos niveles de glucosa en sangre que afectan los nervios del cuerpo. En su caso, la enfermedad también había afectado el sistema urinario y digestivo. “Por complicaciones de la neuropatía, he visitado al urólogo y al proctólogo. Jodida es la cosa”, dijo.
Con una dieta estricta y la recomendación de médicos de diferentes especialidades, él comenzó a controlar su salud, eliminando la glucosa y reduciendo considerablemente los carbohidratos, aunque siempre con un gran sacrificio, como despedirse de las gaseosas y los dulces que tanto disfrutaba.
“Quiero vivir un tiempo más; entonces no tengo mucho que aceptar ni adaptar ni pensar. De mayo a la fecha he perdido más de 30 kilos; dicen que es mi peso ideal porque mido 1,70 m, pero, juro que preferiría ser un cochi sin dolores a un flaco adolorido, porque, para colmo, tengo el umbral del dolor muy bajo. Soy un pa' nada”, dice, haciendo gala del sentido del humor que lo caracteriza.
A pesar de las dificultades, el periodista se muestra optimista y agradecido por el apoyo de sus amigos y familiares, quienes lo acompañan en este proceso. "Lo que me motiva a seguir adelante son mis seres queridos, mis hijos, mis nietos. Son ellos los que bombardean el cielo con oraciones por mi sanación", afirma con determinación.
Además, Rildo comparte su experiencia con total transparencia. En un gesto de humildad, organizó una rifa para poder costear los altos gastos médicos, algo que inicialmente le causaba vergüenza, pero que finalmente aceptó como una necesidad. "Sé que mucha gente puede pensar que tengo trabajo, que puedo solventar mis gastos, pero la realidad es que no alcanza. Una receta mensual me cuesta más de Bs 2.200, a eso hay que sumarle las consultas y estudios", explica.
En cuanto a su tratamiento, asegura que ha experimentado mejoras, como la desaparición del dolor en los pies, pero aún enfrenta algunos otros problemas. En los próximos días, se someterá a un estudio para determinar el origen de estos problemas y si requieren cirugía.
Rildo Barba también aprovecha para dar un consejo a quienes enfrentan diagnósticos similares: "Le haría caso al médico, seguiría el tratamiento al pie de la letra. No hay de otra: o te cuidás o te morís".
Su experiencia ha sido una lección sobre la importancia de la prevención, el control y la atención médica continua, y cómo, a pesar de los desafíos, lo más importante es aprender a vivir con la enfermedad, siempre con una actitud positiva.
Finalmente, en esta Navidad, el comunicador tiene un solo deseo: "Quisiera estar vivo y sin dolores unas 10 navidades más". A lo largo de esta difícil batalla, su fuerza y su compromiso con la vida se mantienen firmes, guiados por el amor y el apoyo de su familia y amigos.