Rebrota la violencia. Algunas regiones del país registran conflictos en las últimas horas en medio de la crisis latente por coronavirus en Bolivia. La tensión coincide con el ingreso a la etapa electoral, cuya fecha de sufragio aún está en incertidumbre.

Yapacaní (Santa Cruz), Patacamaya y Caranavi (La Paz) son escenarios de disturbios, aunque por diferentes motivos, que desde el oficialismo se relacionan con una intención de convulsionar nuevamente el país.

En el caso del municipio cruceño, se quemaron antenas de telecomunicaciones porque erradamente se cree que transmiten el coronavirus, mientras que en el poblado cercano a Oruro se agredió a profesionales médicos porque contagiarían el mal y en la localidad de Yungas la pugna es por la Alcaldía.

“Estamos haciendo algunos ajustes a los planes de operaciones para garantizar el libre tránsito, la convivencia, la protección de la propiedad pública y el desempeño de las actividades. Vamos a tener una presencia más contundente de la Policía y las Fuerzas Armadas”, dijo al respecto el viceministro de Seguridad Ciudadana, Wilson Santamaría, sobre dichos conflictos.

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Los policías se replegaron hasta San Carlos por el hostigamiento que vivieron. Efectivos militares tuvieron que intervenir. Cuatro antenas de telecomunicaciones fueron destruidas por pobladores.

Aseguró que “el terrorismo no tiene cabida en este país”, advirtiendo que se busca generar caos, impulsar violencia y confrontación. “De un lado están quienes promueven hacer volar torres, quienes secuestran a periodistas y del otro estamos quienes apostamos por la democracia y defendemos la vida”, acotó.

Desde el MAS, el vicepresidente de ese partido, Gerardo García, ratificó que el Gobierno busca dañar la imagen de esa organización política, atribuyéndole los conflictos que surgen en el país, con la finalidad de protagonizar una “cacería de dirigentes” y ante la “incapacidad” de dar solución a la pandemia por el coronavirus.

Un comunicado anterior del “instrumento político” advertía el afán “prorroguista” de la administración de Jeanine Áñez, señalando que busca “recrudecer las políticas de criminalización y represión contra el pueblo boliviano”.

Antes de los conflictos en Yapacaní, Patacamaya y Caranavi, también existieron incidentes en el Trópico de Cochabamba, tal el caso de Entre Ríos, donde se agredió a periodistas, o en K’ara K’ara, con el bloqueo al relleno sanitario y la detonación de una antena de comunicación, al igual que en Senkata (El Alto), donde se bloqueó para exigir que se levante la cuarentena.

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