Mónica Liliana Solano Henao dio un giro drástico en su profesión al cambiar las pasarelas por el ring, las poses sensuales por la guardia en alto, el maquillaje por el sudor, el pintalabios por el protector bucal, las pulseras por los guantes.

Su llegada al boxeo se dio después de dar a luz a su único hijo, Santiago Jesús Quintero Solano, cuando le recomendaron practicar boxeo como un deporte para bajar de peso rápidamente, algo que tras practicarlo se convirtió en algo más que una forma de tonificar su cuerpo.

"El entrenador de boxeo que me estaba guiando me dijo: yo te veo algo especial, deberías llevar esto al profesionalismo. Yo toda la vida había querido ser deportista profesional", detalló.

En su debut como boxeadora profesional, el 9 de abril de 2016 en el MBS Arena, de Potsdam (Alemania), venció a la poderosa serbia Sara Marjanovic, ganándose el respeto de sus pares. "Todos los presentes se quedaron en shock", recordó la hermosa mujer de 29 años.

Con un cuerpo cuyas medidas rondan los 98-65-105 y una altura de 1.78 metros, la colombiana venció a su rival por decisión unánime al final de cuarto, y último asalto de aquella noche.

"Lo primero que me pregunta todo el mundo es: ¿Y tu nariz? ¿Y tu rostro? ¿Por qué te metiste en eso? Tú no pareces boxeadora. Yo me enamoré del boxeo porque es un deporte que exige demasiada resistencia y disciplina. ¿Y mi cara? Yo me cubro muy bien, trato de no bajar nunca la guardia y camino mucho el ring, es difícil que me puedan golpear", asegura Mónica.