La exasesora sobre Rusia de la Casa Blanca, considera que la democracia estadounidense ha entrado en el terreno de una especie de "guerra civil suave" por el intento de Trump de mantenerse en el poder.

17 de enero de 2021, 22:00 PM
17 de enero de 2021, 22:00 PM
Fiona Hill
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Fiona Hill fue la asesora principal sobre Rusia y Europa de la Casa Blanca de Trump.

Fiona Hill es una figura particular en la escena política estadounidense. Hija de un minero británico, Hill nació y creció en el norte de Inglaterra, donde estudió, aprendió ruso y finalmente obtuvo una beca para viajar a EE.UU. a cursar un doctorado en Harvard.

En 2002 se hizo ciudadana estadounidense y en 2006 se incorporó como analista de inteligencia sobre Rusia y Eurasia en el Consejo Nacional de Inteligencia. Desde entonces ha trabajado bajo tres presidentes distintos.

Hasta hace poco fue la asesora principal de seguridad sobre Rusia y Europa de la Casa Blanca de Donald Trump, cargo que según ha contado asumió porque compartía la idea del mandatario sobre la necesidad de mejorar las relaciones con Moscú.

A finales de 2019 Hill se convirtió en uno de los testigos estrella en el primer impeachment a Donald Trump.

Gracias a su comparecencia ante la Comisión que investigaba el caso, Hill alcanzó gran notoriedad al denunciar la "narrativa ficticia" asumida por el mandatario y algunos de sus aliados en el Partido Republicano que responsabilizaba a Ucrania y no a Rusia de interferir en las elecciones presidenciales de 2016.

"Está más allá de cualquier disputa que Rusia fue la potencia extranjera que sistemáticamente hizo eso", declaró ante los legisladores Hill, considerada como una de las mayores expertas sobre Vladimir Putin.

En una entrevista con el programa Newshour de la BBC, tras el asalto al Capitolio por una turba de simpatizantes de Trump, Hill analizó la crisis política que atraviesa Estados Unidos y acusó a Trump de intentar dar un golpe de Estado, poniendo a prueba a las instituciones con miras a intentar permanecer en el poder.

"Un golpe en cámara lenta"

"Lo que hemos visto ha sido un golpe en cámara lenta y lo que ocurrió en el Capitolio fue parte de ello". "Técnicamente hablando fue un autogolpe, lo que suena un poco extraño porque él (Trump) ya está en el poder, pero es el tipo de cosas que vimos hacer a Maduro en Venezuela", señala Hill.

Un manifestante con un busto de Trump durante el asalto al Capitolio.
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Aunque afirma que hubo elementos de espontaneidad en el asalto al Capitolio, Hill considera que Trump sí buscaba una especie de insurrección popular a su favor.

"Si revisas todos los elementos que se requieren para un golpe de Estado: militares, medios de comunicación, los tribunales, el poder judicial, las instituciones de gobierno, la legislatura, Congreso y Senado y luego las calles, teniendo un levantamiento popular de sus simpatizantes; si los revisamos, puedes ir encontrando todos esos elementos.

"Lo que vimos que el presidente hizo durante un largo período fue poner a prueba el sistema democrático para ver cómo podía salirse con la suya en términos de mantenerse en el poder", agrega.

La experta sostiene que todo eso estaba englobado en una "gran mentira" que llevó a la fabricación de una crisis constitucional a través de los señalamientos que sostenía que las elecciones estaban manipuladas, que iban a ser robadas; y de la creación de un enemigo interno bajo el cual se incluye al Partido Demócrata, a los liberales, a movimientos como antifa o Black Lives Matter; al multimillonario George Soros y a los medios de comunicación.

Hill también cita como parte de este conjunto de acciones, la negativa de Trump de reconocer el triunfo de Biden; el que consiguiera que congresistas como Ted Cruz objetaran ante el Senado los resultados electorales, así como sus numerosos y fallidos intentos de impugnar el proceso electoral ante los tribunales.

Ted Cruz
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El senador Ted Cruz es uno de los que impugnó los resultados electorales el dia de la certificación de la victoria de Biden.

"Ciertamente, al menos estaba tratando de dar un golpe judicial y de repetir las elecciones. La gente piensa que los golpes son parte de una trama que está escondida en edificios oscuros y por un pequeño grupo de conspiradores y, por el contrario, el propósito del presidente estaba a la vista", asegura.

Desde la campaña electoral, Trump hizo cuestionamientos sobre la seguridad del voto por correo -que en 2020 debido a la pandemia se hizo más masivo que nunca- y afirmó reiteradamente que solamente podía perder las elecciones si había un fraude.

La misma noche electoral, cuando aún no había resultados definitivos, el mandatario se declaró vencedor y denunció un fraude por parte de los demócratas.

Desde entonces, sus abogados intentaron impugnar numerosos procesos en distintas instancias judiciales -incluida la Corte Suprema- que resultaron infructuosos al no aportar pruebas que demostraran la existencia de tal fraude.

Probando a los militares

Ante la pregunta sobre el rol de los militares en este supuesto intento de autogolpe, Hill considera que Trump realizó una prueba en el verano de 2020 para determinar si contaba con el apoyo de las fuerzas armadas.

Concretamente, la experta menciona cuando durante las protestas en Washington DC tras la muerte del afroestadounidense George Floyd, Trump usó a las fuerzas del orden para despejar con bombas lacrimógenas una manifestación pacífica en el parque Lafayette para el poder caminar desde la Casa Blanca hasta la cercana iglesia de Saint John para tomarse una fotografía junto a una biblia.

En el recorrido, le acompañó el entonces secretario de Defensa, Mark Esper, y el jefe del Estado Mayor conjunto, general Mark A. Milley, quien posteriormente se disculpó por haber participado en el acto.

Trump junto a otros funcionarios acude a la iglesia de Saint John.
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El general Mark A. Milley (izquierda) se disculpó porque su presencia junto a Trump el 1 de junio podía interpretarse como una incursión de los militares en política interna.

"No debería haber estado allí. Mi presencia en ese momento y en ese entorno creó la percepción de que los militares están involucrados en política interna", dijo Milley posteriormente sobre el episodio que generó numerosas críticas.

Hill considera que esa fue una prueba de Trump para medir el apoyo entre las fuerzas castrenses.

"Él intentaba ver cuántos militares estaban detrás de él y cuánto podía usarlos en una prueba de estrés contra las instituciones y parece eso lo dejó de lado porque no había posibilidades, pero generó suficiente preocupación como para que 10 ex secretarios de Defensa escribieran una carta recientemente enfatizando a los militares, al Pentágono, la importancia de cumplir con su juramento", apunta.

"Ahora se puede decir que eso no iba a suceder, pero eso no hace olvidar el hecho de que Trump intentó ver si podía usar a los militares de alguna manera", agrega.

Democracia en peligro

Hill considera que aunque en el asalto al Capitolio hubo un cierto grado de espontaneidad, los sucesos de ese día no están desvinculados de los planes del mandatario.

"Ciertamente él (Trump) aviso durante bastante tiempo que el 6 de enero iba a ser un día salvaje cuando él realizara su mitin. Intentaba tener una muestra del apoyo con el que cuenta, una suerte de levantamiento popular. Claramente esperaba que la certificación por parte del Congreso de la victoria de Biden se demorara", señala.

El día del asalto, Trump le dijo a sus seguidores congregados en Washington que no podían permitir que les robaran las elecciones y que había que ir "pacíficamente" hasta el Capitolio. Posteriormente, ha divulgado algunos mensajes en los que condena los hechos de violencia y se desvincula de quienes los cometieron.

Asalto al Capitolio.
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En torno a 20% de los estadounidenses consideran que hubo algún tipo de justificación para el asalto al Congreso.

La experta considera que todas este proceso ha puesto en dificultades a la democracia estadounidense.

"Me preocupan todos los peligros para nuestra democracia porque ahora hay millones de personas que creen que el asalto al Capitolio tenía alguna justificación. Desde ese suceso ha habido muchas encuestas que muestran que 19% o 20% de las personas lo creen. Muchas más piensan realmente que las elecciones fueron robadas. Entonces, entramos en ese territorio de una especie de guerra civil suave que podría endurecerse con el tiempo", señala.

"Vimos dentro del Capitolio muchas de las personas que entraron estaban fuertemente armadas, muchas milicias de derecha. La gente ha estado preocupada por el riesgo del terrorismo interno durante años y, ahora, cuántas personas se aprovecharían de esto para impulsar sus propias agendas. Entonces, no es solo lo que hace el presidente, su familia o las personas que forman parte de su círculo más leal. También es lo que otros hacen para aprovechar esto.

"Es una situación extraordinariamente peligrosa. No solo hay muchos paralelismos históricos, sino que en el ámbito internacional es algo que normalmente no esperaríamos que ocurra en EE.UU. Y creo que parte de esta falta de imaginación para pensar que podría suceder aquí también hace que las cosas sean extremadamente peligrosas", concluye.