Marta Shokalo, editora del Servicio Ucraniano de la BBC, continúa sus relatos de la situación en Ucrania y describe la decisión que tomó para abandonar la capital por motivos de seguridad.

25 de febrero de 2022, 13:28 PM
25 de febrero de 2022, 13:28 PM
Marta Shokalo, directora del Servicio Ucraniano de BBC
BBC

Desperté a las 03:00, revisé las noticias, y me di cuenta de que mi hijo y yo teníamos que irnos de Kiev.

Los tanques rodaban hacia la ciudad desde el norte y de otras direcciones. Estaba claro que el ejército ruso intentaba rodear la capital y pronto entraría en ella.

Las alarmas antiaéreas nos habían hecho saber del peligro de ataques hasta las 08:00. Y 30 minutos después de mirar las noticias escuché explosiones a la distancia.

El jueves, muchas personas estaban saliendo de Kiev en auto hacia el occidente -hacia la ciudad occidental de Liviv y la frontera con Polonia.

Llamé a mi esposo, que actualmente no está en la casa, e hice planes conducir hacia el este, a la aldea de sus padres en lo profundo de la campiña ucraniana.

Tomamos esta decisión en parte por nuestro hijo de 10 años, que pasó todo el jueves temblando de miedo.

Empecé a empacar. ¿Cuánto debes llevar cuando no sabes cuándo vas a regresar? Empaqué trajes de baño, en caso de que todavía estemos en la campiña en el verano. Salimos a las 07:30, poco después de que se levantara el toque de queda y conduje hacia el este, atravesando Kiev hasta el otro lado.

Las calles estaban vacías en la dirección que iba. En las afueras de la ciudad pasé tanques ucranianos que iban en la dirección opuesta, hacia Kiev.

No sabía si me encontraría con fuerzas rusas o me toparía con un bloqueo de carretera. Estaba realmente concentrada, pensando "tenemos que llegar allá. Tenemos que llegar allá".

Una familia ucraniana entra a Eslovaquia.
Getty Images
Muchos ucranianos han cruzado la frontera occidental del país -esta familia entró a Eslovaquia.

Casas vacías

Me detuve regularmente a revisar mi teléfono y supe que informaban sobre combates en las calles de Obolon, un suburbio en el norte de Kiev. Colegas que viven allí estaban intentando salir.

Estaban sucediendo cosas horribles, y sin embargo era una bella y soleada mañana, con las primeras señales de primavera en el campo. Era completamente surrealista.

Después de un par de horas llegamos a la aldea.

Pasamos cerca del arbusto de moras donde el verano pasado fuimos felices recogiendo frutas. Hoy estaba otra vez feliz pero de una manera completamente diferente -contenta de haber salido de Kiev, feliz de estar con vida, feliz de haber llegado con mi hijo a un lugar seguro.

En casa de mis suegros pude comer bien por primera vez en 24 horas, un reconfortante tazón de borshch (sopa de remolacha).

La conversación aquí gira en torno a cuáles hombres han salido a combatir con el ejército territorial, pero hay mucho silencio, y espero que continúe así.

Tengo una conexión de internet y puedo trabajar. Si se va la electricidad, tenemos un generador.

Mi principal prioridad es la seguridad de mis colegas de la BBC, algunos de los cuales están buscando lugares para estar con amigos y familia fuera de Kiev. Les he extendido invitaciones a la aldea de mis suegros, donde hay casas vacías cuyos dueños se alegrarían de que las usaran.

Estamos alejados de la carretera principal y mi esperanza es que los tanques rusos nunca lleguen aquí.

Cuándo regresaré a mi hogar en Kiev y si todavía seguirá en pie cuando lo haga, es algo imposible de saber.