Salió humo blanco de una reunión de emergencia en la que participaron los dirigentes y el chileno, que había presentado su renuncia antes de jugar con Tomayapo

8 de agosto de 2022, 9:47 AM
8 de agosto de 2022, 9:47 AM

Rodrigo Venegas sigue siendo el entrenador de Blooming. Los dirigentes lo convencieron para que deje sin efecto la renuncia “irrevocable” que había presentado horas antes del encuentro ante Real Tomayapo, el sábado.

Hubo una reunión de urgencia después del triunfo ante los chapacos por 1-0 en el Tahuichi Aguilera, cerca de la medianoche, entre el director técnico y la dirigencia celeste, y al final de misma hubo humo blanco: ¡Habemus técnico! trascendió del encuentro.

Por lo tanto, Blooming amaneció con Rodrigo Venegas como entrenador, quien curiosamente era “ex” durante el partido de la noche de sábado porque había presentado una carta al directorio comunicando su decisión.

La noticia había ganado terreno a la velocidad de un rayo gracias a las redes sociales o como reguero de pólvora, tal como se decía antes cuando una información trascendía de manera vertiginosa.

Desde el seno de la academia, el presidente Sebastián Peña declaraba a BNN “no queremos entrar en el mal del fútbol boliviano de cambiar de técnico cada que tengas una mala racha, porque para nuestro entender es solo, una mala racha”, al ser consultado sobre la posible salida de Venegas.

Peña siempre fue cauto cuando la crisis empezaba a acentuarse y en ningún momento dio a entender que el cuerpo técnico estaba en evaluación a raíz de los malos resultados que empezaban a cumularse.

Sin embargo, Blooming enfrentaba a Tomayapo con el chileno al borde de la cancha, dirigiendo a la Academia aunque con la maleta lista para marcharse después de ocho meses vividos a gran intensidad, que además de aquella etapa traumática también tuvo un momento de satisfacción en el torneo pasado con una saludable campaña que acabó en semifinales.

Venegas se había convertido en una aparición milagrosa que logró salvar del descenso indirecto a Blooming. Asumió a fines de noviembre de 2021 tras la renuncia del argentino Adrián Meske, con un equipo a punto de naufragar, y logró evitar el desastre dos semanas más tarde con una agónica victoria ante Real Potosí por 1-0, ante 35.000 hinchas que sufrieron hasta que el árbitro dio el pitazo final.

Aquella vez fue Rafinha el salvador, como el sábado último, que convirtió el único gol ante Tomayapo, cortando una racha negativa de cinco encuentros sin triunfos, con tres derrotas que generaron la crisis y dejó a Blooming sin entrenador por unas horas.

En la primera rueda del Apertura, le pasó algo parecido, también estuvo cinco fechas sin ganar, incluso perdió un clásico con Oriente Petrolero, pero logró remontar la situación.

El brasileño le dio vida al proceso de Venegas con aquel gol que salvó a Blooming y condenó a Real Potosí, y ahora permite que el entrenador chileno dé marcha atrás en su decisión y acepte continuar en el cargo.

“Venegas se va solo si nosotros los jugadores le dejamos que se vaya y eso no es lo que queremos”, manifestaba Rafinha al final del encuentro entrevistado Tigo como la figura en el triunfo celeste.

Después del gol del mediocampista, todos los jugadores se acercaron donde se encontraba Venegas, lo rodearon, lo abrazaron y festejaron el tanto con él, en una clara muestra de apoyo.

Venegas había señalado en días pasados, cuando empezaba a hablarse de su alejamiento que estaba dispuesto a continuar con plan de trabajo si los jugadores y los dirigentes seguían confiando en él.

Pero, ¿por qué se quería ir? ¿Por la presión que ejercen los hinchas a través de las redes sociales todos los días? ¿No le gustó algo del plantel? ¿No veía compromiso en los jugadores? ¿O quiso generar una reacción en un plantel adormecido?

Solo él y los dirigentes lo saben y en algún momento se sabrán las verdaderas razones de este adiós pasajero.

Lo que se ve desde afuera es que hay un equipo que no logró mantener un rendimiento óptimo, que se muestra vulnerable en todos los sectores por un bajón en los rendimientos individuales que terminan afectando lo colectivo: fallas en defensa, debilidad en el medio y poca capacidad de gol en ataque.

Blooming, pese a ello, no fue menos que sus adversarios en los últimos encuentros, como apuntó Venegas en su momento, y no ganó porque acabó causándose daño a sí mismo.

Venegas, sigue. Acá cabe otra pregunta: ¿Hasta cuándo? Porque, normalmente, cuando uno dice que se va, es porque ya se ha ido.