Más de la mitad sufragó azul en 2014 y aprueba la gestión. Si el domingo fuera elección general y no referéndum, un tercio reelegiría al presidente. Pero hay muchos con igual perfil que votan por el No

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13 de febrero de 2016, 22:22 PM
13 de febrero de 2016, 22:22 PM

Con un empate a 40 puntos entre el Sí y el No, con el voto blanco y nulo repartiéndose a partes iguales en un 2% de la votación, el referéndum del próximo domingo será resuelto por el 18% restante (7% de voto oculto y 11% de indecisos). De ellos, la mayoría votó a favor de Evo Morales en la elección del 12 de octubre de 2014 y seis de cada diez aprueban su gestión.

Es más, si Evo Morales fuera candidato a la Presidencia enfrentado con los mismos oponentes en los últimos comicios, un tercio de estos votos se irían con ellos. Sin embargo, según José Luis Gálvez, director de Equipos Mori, todo esto no indica que la mayoría de estos votos se irán por el Sí. “No hay una correlación estadística fuerte.

Hay muchos que votaron por Evo Morales que ahora están votando por el No. Hay que tomar en cuenta que Morales ganó en 2014 con el 60% y que ahora la intención de voto por el Sí es del 40%”, señaló.

El perfil demográfico de estos votantes indica que siete de cada diez vive en ciudades, que los que ocultan su voto son en su mayoría mujeres que viven en La Paz o Santa Cruz, tienen más de 46 años y solo estudiaron hasta la primaria. En el caso de los indecisos, son también mujeres, menores de 46, que viven en La Paz o Cochabamba y terminaron el bachillerato, pero no llegaron a la universidad.

Certezas y dudas
Hasta el momento hay una sola certeza: casi todo el que votó por la oposición en 2014 ya decidió su voto. Según el estudio de opinión de Mori, que terminó el 6 de febrero, los indecisos simpatizan con el presidente o no pudieron votar antes.

Lo que la encuesta no puede determinar es cómo este 18% reaccionará a la evolución del escándalo desatado por la revelación de que Gabriela Zapata fue pareja de Morales y ahora gerenta una de las empresas que tiene contratos millonarios con el país. Para Gálvez, el ‘efecto Zapata’, conocido el 3 de febrero, madurará bastante hasta el momento de la votación y pugnará en los indecisos contra la tendencia a repetir su votación histórica.

Para Óscar Ortiz, senador de Unidad Demócrata, lo importante es la tendencia. Ve que el Sí lleva tres meses clavado en 40% y que sus votantes tienen toda la información necesaria para decidirse, que ya saben cómo ha gobernado Morales en los últimos 10 años y sabe qué es lo que pretende hacer.

En su opinión, los indecisos son reticentes a cambiar la Constitución para darle otra reelección más a Evo Morales cuando hace apenas un año fueron a votar por él. Cree que es un mensaje para que se ocupe de gobernar en lugar de hacer política.

Hugo Siles, ministro de Autonomías, tiene otra lectura. Para él, históricamente, entre el 70 y 80% de los indecisos siempre ha caído en las arcas del MAS, desde la elección de 2005 e incluso en el referéndum revocatorio de 2008.

Sin embargo, las condiciones no son las mismas. En todas y cada una de esas encuestas la ventaja de Morales respecto a sus candidatos era notable y la “percepción de ganador”, termina atrayendo una parte de los indecisos.

En esta ocasión, el empate casi absoluto elimina esa ventaja con la que partía Morales en el momento de votación. “En las elecciones de 2014, en septiembre, Juan del Granado le decía a Evo que prepare sus maletas para irse de Palacio en base a las encuestas y al final ganó con el 60%. Creo que el Sí estará 18% arriba de lo que muestran las encuestas”, arriesga Siles.

Visiones críticas
Para el politólogo Carlos Guzmán, el grupo de indecisos y de voto oculto tiene madurez, ya había votado cuando llegó Evo al poder o ha crecido bajo la sombra del MAS y su Gobierno. Cree que forman un fino terreno político que hace difícil que penetren los mensajes de campaña.

Para Gustavo Pedraza, analista y exministro de Desarrollo Sostenible de Carlos Mesa, es obvio que la mayoría de los indecisos votó por Morales en 2014, ya que toda la oposición sumada logró solo un 39% de los votos. “Si el No gana el próximo domingo, lo hará con votos de gente que eligió a Evo Morales en 2014”, dice.

Pedraza también utiliza datos históricos para analizar los perfiles de indecisos y votantes ocultos; pero a diferencia de Siles no cree que vayan a parar a la alforja de Evo Morales.

“Creo que el voto oculto se decanta siempre por quien no está en el poder en el momento de ejercer el voto. Esto quedó demostrado en 2005. Ahora no podemos inferir que va a suceder lo mismo en 2016, es otro contexto, Evo Morales viene de un Gobierno de 10 años seguidos y difícilmente alguien ocultará su voto para favorecer al que está en el poder, sino a la opción contraria”, añade.

Para Pedraza, la información del caso Zapata es crucial en esta elección. En su opinión, le ha dado cuerpo al No, le otorga veracidad. “Es muy probable que el No tome impulso si es que el oficialismo no cambia de estrategia para contener su caída”, explica.

Para Guzmán, al estar en la recta final, este millón de votantes ya pasó la etapa de la evaluación para caer en la decisión. Cree, al igual que Pedraza, que el ‘efecto Zapata’ será determinante, que golpea aún más la legitimidad moral de la que se investía el presidente Morales y que había entrado en entredicho con el Fondo Indígena.

Para Gálvez, que se encuentra con escenario nuevo tras dos mediciones de Mori (ninguna tendencia sólida, resultados muy similares), en estos siete días jugarán mucho las discusiones no solo sobre Zapata, sino sobre qué se juega el país, qué beneficios puede obtener Evo Morales y qué puede pasar después del referéndum. Los resultados de esas dudas se despejarán el 21 de febrero a las 20:00