Formó parte de King Crimson en una de las mejores etapas del grupo fundacional del rock progresivo. El violinista inglés llegó a Santa Cruz de la Sierra junto con los Stick Men, el proyecto encabezado por Tony Levin. Habló con Brújula

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22 de septiembre de 2018, 4:00 AM
22 de septiembre de 2018, 4:00 AM

Sus ojos azules se clavan en la punta de sus dedos que relamen el violín sosteniendo notas profundas como lanzas de fuego. Los cierra cuando elabora melodías ardientes y su sonrisa acompaña la aprobación de los demás músicos sobre el escenario. La imagen delgada del maestro inglés trasciende a medida que transcurre cada baño de música que brota como cascadas sonoras. David Cross es una de las leyendas de King Crimson, aquel grupo de rock progresivo que partió la tierra en la década de los años 70. Cross continuó una prolífica carrera con varias bandas. Ahora participa en una gira mundial con Stick Men, el grupo liderado por Tony Levin. Antes de los conciertos en Bolivia Brújula conversó con Cross en un ameno encuentro.

 ¿Qué impresión tiene de Bolivia?

Por lo poco que vi parecen dos países diferentes. He estado primero en La Paz y luego en Santa Cruz, son dos altitudes diferentes, dos temperaturas diferentes, es shockeante en primer lugar. Tengo la impresión de que la gente tiene un carácter fuerte, y en la calle la gente parece ser muy amigable.

 El rock de los 70, la fusión con el jazz y con otros ritmos dio otros caminos musicales y abrió nuevas puertas tanto sensitivas, como expresivas y reflexivas. ¿Cómo lo ve hoy 45 años después?

Creo que hay que escuchar hacia atrás para poder seguir hacia adelante. Había un sentido de movimiento fuerte en esa época con la gente joven más involucrada en la política. Y la música, en ese momento, era algo que afectaba a muchos segmentos de la sociedad. Sembrar pequeñas ideas en la sociedad en momentos de cambio generaba también cambios en la música. Es muy emocionante ver a gente joven ahora que todavía están intentando hacer cosas progresistas dentro de la música. Con Stick Men, creo que es muy interesante porque ellos establecieron una marca, una identidad que es única. Es muy difícil presentarle un proyecto musical a la gente. Hoy la gente está acostumbrada a escuchar cosas que ya escucharon como por ejemplo Pink Floyd o The Beatles esas son las cosas que hacen que la gente salga de su casa y vaya a ver un concierto, por eso es difícil para los jóvenes dar una impresión en esta área.

 ¿Cuáles son las nuevas rupturas de la música hoy? Por ejemplo, ¿qué opina de la música electrónica?

En la música es muy difícil innovar. Si bien es cierto que muchos músicos aprenden de la imitación o de tocar las versiones de los clásicos, eso puede funcionar, pero no te lleva a ningún lado realmente, porque lo único que haces es imitar. Un artista es el que crea algo nuevo.

No importa realmente el tipo de música que sea catalogada, sino qué haces realmente con eso. Hay una particularidad de la electrónica en todas sus formas, hay cierta distancia de la persona al ejecutar la tecla, un sonido procesado.

Mucha de la música electrónica toma música grabada o simples teclas, por lo que el sentimiento humano se puede perder.

Hay que ser un muy buen músico para que realmente la música electrónica llegue a un nivel muy alto.

 El violín es un instrumento antiguo, sin embargo, las nuevas tecnologías le dan otras posibilidades, ¿cómo articula lo viejo con lo nuevo de la tecnología?

En una primera etapa intenté tocar en una banda acústica y ese fue un buen comienzo, entonces cambié y empecé a usar un violín eléctrico, uno que estaba diseñado para eso y ese fue mi siguiente paso.

Después empecé a ser más creativo y a estar más interesado en los sonidos, el más fuerte, el más bajo, el más duro, el más suave que podía, etc. Y yo hago mucho de ese tipo de juegos buscando los extremos. Como hago mucha improvisación puedo sentir lo que tiene que venir después e intento tener los medios para crear estos extremos en mis pies y en mis dedos y en mi cabeza, esas son mis prácticas.

El violín eléctrico es muy diferente al violín tradicional, lo que hace a un violinista sonar como un violinista son las cosas que haces después de la creación de la nota. La mayoría de los violinistas clásicos utilizan mucho vibrato. Experimento el uso del violín sin vibrato particularmente ahora en Stick men intentando producir notas absolutamente hermosas.

Intento lograr un sostenido (sustain) como largos sonidos de trompeta, es lo que a mí me gusta.

 ¿Cómo creaban usualmente en King Crimson, en forma colectiva, grupal o en forma individual?

Hay varios King Crimson (ríe). Yo estuve entre 1972 y 1974 (grabó tres discos) y mucha grabación en vivo también. En esa etapa Robert Fripp en guitarra, John Wetton (bajo y voz) Bill Bruford (batería), al percusionista Jamie Muir y al violinista David Cross.

Era una banda con dos bateristas, fue un primer intento muy interesante. Esa banda empezó cuando Robert (Fripp) me vio a mí tocar en otra banda y él ya conocía a Jamie (Muir) y se le ocurrió grabar un álbum con violín percusión y guitarra. El proceso consistía en una improvisación muy colectiva y se compartían composiciones individuales. Los músicos de Stick Men estaban sorprendidos por el largo tiempo que nos tomábamos para ensayar que eran seis semanas en las que creábamos la música y la practicábamos. Era un lujo muy grande tener tanto tiempo, pero lo usábamos muy bien, creo. Fue muy divertido y muy creativo. Tengo recuerdos felices de esa época.

 En aquella época hablaban del hombre futuro, ¿se lo imaginaban, así como hoy?

(Se toma el rostro con las dos manos). De alguna manera todo resultó terriblemente mal. Grandes corporaciones se adueñaron del mundo donde el ser humano parecería que no tiene el control de nada y tampoco el poder para cambiar algo. De alguna manera me siento avergonzado porque pienso que podría haber hecho más, aunque nadie tiene el suficiente poder para cambiar las cosas que están mal, sin embargo, tengo la sensación de que mi generación debería haber prestado mucha más atención a lo que estaba pasando en ese momento en el mundo y debieron haber hecho algo al respecto. Ahora todo se resume en hacer dinero.

 ¿El mundo del arte ha mejorado desde entonces?

No lo sé. No creo que sea una mejoría, pero el arte y la música se las ha arreglado para seguir avanzando a un ritmo sostenido. En mi tiempo de vida, las telecomunicaciones han evolucionado tan rápidamente que es difícil tener hoy en día una apreciación única respecto a qué es el arte o a qué es una buena canción. Hay otros actores en el arte de la música que antes no se escuchaban, de pronto la música del África empezó a tener repercusiones en el mundo y empezaron a aparecer mujeres compositoras, todo eso permitió cambios muy adecuados en el sentido global. Lo que todavía no tenemos es alguien que pueda influir globalmente y que realmente llegue a todo el mundo. Qué pena que Nelson Mandela no tuvo tiempo para ser músico.

 Y cuando conoció a Tony Levin, ¿fue algo que refrescó un poco su visión de hacer música en algún aspecto?

Nos conocimos hace tres años en el aeropuerto de Osaka, Japón. Yo conocía a su banda en aquel momento y había escuchado su música… y sí, él es inspirador.

 La improvisación ¿es una herramienta, una salida, o una llave para hacer música? ¿Qué es para usted?

Para mí la improvisación es una experiencia única con la que me costaría mucho vivir sin ella, la necesito.

Gran parte de mi vida la he dedicado a la educación y a preparar música. Mi experiencia sobre la improvisación es un gran elemento para llegar a profesores de música y que para algunos funciona y para otros no tanto. Es un gran elemento para nivelar a las personas, a los intérpretes, etc. Me gusta mucho porque personalmente siempre me transporta a una realidad tridimensional, tiene que ver mucho con la sinergia que hay con otros músicos con los que tocas. Es un profundo proceso colectivo. En mi caso puedo conectar cuando estoy improvisando. En algún momento esa adrenalina que generas la sienten los músicos y las audiencias también. Es muy diferente tocar una parte improvisada y una parte estructurada, tiene un sentimiento completamente diferente

 ¿Hay más libertad de acción en Stick Men que en King Crimson?

Es muy similar. En términos de proporción es casi lo mismo. Lo diferente es el concepto de creación, en Stick men no estoy escribiendo, estoy creando música a través de la improvisación, pero no estoy dándome la vuelta con mi parte de música diciendo ¿puedes probar de tocar esto Tony? porque ellos hacen el repertorio, eso es Stick Men. De esa manera es diferente a King Crimson; los problemas y las cosas positivas que pasan también son parecidas. Hay una ventaja en crecer, en hacerse viejo, es que escuchaste más música y cometiste más errores, por lo tanto, ya no estás tan asustado. En King Crimson estábamos mucho más nerviosos al improvisar, en cambio con Stick Men tenemos más confianza al hacerlo y estamos felices haciéndolo.

 Usted también fue actor, ¿lo incorpora a la música hoy?

En King Crimson utilicé técnicas de actuación, técnicas de memoria como disparadores para darle una energía específica, para áreas particulares. Actué lo suficiente para darme cuenta que actuar es tan difícil como hacer música, pero he vuelto a la música”

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