La segunda temporada de American Crime Story, que ya se puede ver en Netflix se centra en el asesino del famoso modisto. Analizamos la premiada teleserie

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3 de febrero de 2019, 4:00 AM
3 de febrero de 2019, 4:00 AM

Los crímenes que involucran celebridades son los más rentables mediáticamente, mueven mucha prensa porque despiertan el morbo, las ganas de saber qué pudo pasar para que la celebridad en cuestión vea su vida destrozada o la destroce. Nada como lo inhumano de lo humano sobre los límites de lo que queremos saber de la vida ajena.

El creador y productor de American Crime Story, Ryan Murphy, tiene un público cautivo ahí, ya lo demostró con su primera temporada donde tocó el juicio de O.J. Simpson. La caí- da del astro afroamericano, las bambalinas del sistema judicial americano, las vicisitudes de una vida que pudo tener un mejor final. Y en casa, con el control remoto en la mano, veíamos la figura ficcional de O.J. pensando “Este tipo tenía todo para ser feliz y no lo logró”, construyendo en nuesta mente la imagen del feminicida que por desgracia se salió con la suya. En esta segunda temporada Murphy llega a Netflix con El Asesinato de Gianni Versace y lo que recibimos es exactamente eso: nueve episodios dedicados a desentrañar lo que significó la muerte del famoso diseñador italiano.

Y no me refiero a las consecuencias para su marca, hermana o mundo de la moda, sino al acto en sí mismo. El adagio de Albinoni abre la serie con una secuencia casi poética. Son los primeros minutos. Versace se despierta, vemos su opulencia, esa vida que parece perfecta y que le será arrebatada. Lo seguimos en su rutina. Luego, los disparos a quemarropa en la puerta de su mansión miamense. Andrew Cunanan detrás del gatillo. Versace agoniza y Antonio D´Amico (su pareja oficial por casi 15 años) lo sostiene en sus brazos.

Hay sangre, gritos, llanto. El infame asesino huye. Todo sucede a plena luz del día a mediados de los años 90. Narrativamente, Murphy intercala la serie en tiempos y personajes. Iremos hacia atrás hasta conocer un poco la vida del tipo que no quería ser ordinario ni pasar desapercibido (Cunanan) y también un poco, muy poco, de la vida del temperamental Versace.

Conoceremos a las otras víctimas, quiénes eran y cómo murieron las cuatro personas que Cunanan asesinó antes de matar a Versace. Hay que destacar que la serie está muy bien actuada por Edgar Ramírez interpretando a Versace, Darren Criss como el perturbado Andrew Cunanan y una sorprendente Penélope Cruz en la piel de Donatella Versace. La única mancha en la alfombra sería Ricky Martin como Antonio D´Amico, el más flojito a nivel interpretativo. Los episodios se ven con interés, pero, gente, la mayor parte de la serie es creatividad del guionista Tom Rob Smith. Sí, sí, se basó en un libro (The Hunt of Andrew Cunanan) y tiene datos relativamente fidedignos respaldados por declaraciones, notas de prensa, y la investigación de la policía, pero hay hechos que no los conoce nadie porque los involucrados murieron.

Es así que los puntos altos de la serie en cuanto a historia son mera invención o suposición (qué sucedió con David y Jeff, aspectos personales de Cunanan, la muerte del primer sugar daddy de Cunanan, la relación con Norman, la vida familiar tanto de la víctima como del victimario, el porqué Cunanan asesinó a Versace, los encuentros entre ambos). Hay muchos huecos que rellenar.

El asesinato de Gianni Versa ce tiene la estética y el glamour del desaparecido diseñador italiano, pero a medida que avanza se va quedando en lo anecdótico y se sumerge más en el tono aleccionador sobre la problemática gay y de los gays contagiados de sida. No cabe duda que eso mismo se puede insinuar o mostrar en escenas específicas de la serie sin que parezca un recurso discursivo ajeno a la historia.

Lo mismo sucede cuando Versace se queja abiertamente de las modelos esqueléticas que han contratado para su desfile y lanza un texto sobre la necesidad de mostrar mujeres reales y felices. O cuando se hace énfasis en có- mo subestiman a Donatella y que ella es el modelo de mujer fuerte y metedora. De Versace, la víctima, sabremos poco.

Porque capaz los creadores piensan que no hay que saber mucho más, es el Dios de la moda, el ícono. El foco (tal como lo añoraba el asesino) se lo lleva Cunanan. Es él finalmente el centro de la atención, es él quien despierta el interés. ¿Qué pasa por su mente? ¿Qué pensaba? ¿Por qué lo hizo? El retrato de mitómano culto, encantador, con un coeficiente intelectual elevado es algo que Cunanan debe estar disfrutando desde la tumba. Recordemos que algunos asesinos cometen sus crímenes por la notoriedad, por esa fama que en una vida socialmente correcta les es esquiva.

En sus días finales, el verdadero Cunanan entró en una es piral de desesperación que creo que si bien la serie consigue retratar en alguna medida, no se profundiza. Asumo que esto se debe en parte al hecho de que no se sabe exactamente lo que pasó en ese tiempo, aparte de datos aislados y testimonios de gente con la que se cruzó el asesino, por eso la serie llena esos huecos con escenas predecibles o con una excesiva pantalla a la señora Miglin interpretada por Judith Light.

El asesinato de Versace, empieza y termina con el asesinato de Versace y una comparación entre ambos destinos finales: El del amado Versace y el del infame Cunanan. Recordemos que mientras Lady Diana viajaba a Milan y abrazaba a un abatido Elton Jhon en el transmitido entierro de Versace, Cunanan ya estaba por apretar el gatillo que le quitaría la vida a sus recién cumplidos 27 años. Nunca sabremos qué cable se le cruzó, ni qué se pudo hacer para evitar que se perdieran tantas vidas, en la ficción que American Crime Story presenta veremos a la policía mirar el cadáver del perseguido Cunanan y decir con una mezcla de decepción y tristeza: “He’s just a boy” (“Es solo un chico”).

3. La historia permite conocer a un personaje obsesionado con la fama, los lujos y el dinero
4. Momento que recrea el trágico instante del asesinato del modisto
 
2. Edgar Ramírez interpreta a Gianni Versace y Penélope Cruz hace de Donatella, mientras que Ricky Martin de Antonio D’Amico, novio de Versace
5.Ramírez y Martin en una de las escenas de la serie. El exmodelo (D’Amico) manifestó su molestia con la serie. Dijo que no fue rigurosa con los hechos, en especial con la recreación del crimen.
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