Un proceso de investigación, que incluyó entrevistas, talleres y videos, refleja la mirada de los reclusos sobre su futuro y detalla su cotidianidad. El resultado es una obra que se estrenará durante el Festival Internacional de Teatro 2019

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20 de abril de 2019, 4:00 AM
20 de abril de 2019, 4:00 AM

En 2015 el director del Goethe-Zentrum Santa Cruz, Franz Kunz, conoce al alemán Christoph Frick, director de teatro, cuando coordinaba la presentación de una obra que tenía en Friburgo. Frick le consultó al responsable de la institución cultural si podía hacer una obra en Latinoamérica, pues sentía que tenía una deuda, luego de haber efectuado un periplo por la región en los años 70.

La idea era que, si volvía, tenía que hacerlo para trabajar. Al año siguiente retornó para dar un taller en la Escuela Nacional de Teatro y manifestó su deseo de conocer lugares de Santa Cruz, que no fueran turísticos. Una especie de ‘antitour’.

Justo por eso días, el coordinador cultural del Goethe, Jhonnatan Torrez Casanoba, trabajaba en el levantamiento informativo de la crónica Pasta de campeón, con la que obtuvo una mención de honor en el Premio de Crónica Periodística Pedro Rivero Mercado. Christoph acompañó a Jhonnatan por varios lugares, en los cuales la gente que entrevistaban repetía la palabra Palmasola con una frecuencia que llamó la atención del director.

Eso fue una señal para Frick, que sentía que debía hacer algo con la temática de la cárcel. Todo el desarrollo de situaciones posteriores culminó con la obra Palmasola, un proyecto de investigación de Christoph Frick y KLARA Producciones Teatrales en coproducción con Goethe-Zentrum Santa Cruz y Kaserne Basel, sobre la prisión del mismo nombre en la capital cruceña.

La obra se presentará el 27 y 28 de abril en el Centro de la Cultura Plurinacional (CCP), como parte del Festival Internacional de Teatro Santa Cruz de la Sierra. El subsuelo del centro cultural ha sido el escenario escogido para compartir esta obra con el público, en el cual, se pretende que viva una experiencia cercana a la que el equipo vivió de cerca con la obra. Elenco de actores está conformado por Jorge Antonio Arias, Omar Callisaya, Nicola Fritzen y Marioly Urzagaste, todos dirigidos por Frick, en una obra escrita por Torrez Casanoba y Carolin Hochleichter.

Un equipo de bolivianos, suizos, alemanes y españoles ensaya la obra en el subsuelo del CCP (arriba). Christoph Frick (izq.) el entusiasta hombre de teatro que comanda el proyecto. El equipo visitó la cárcel de Lenzburg en Suiza (centro)

La experiencia

“Una cárcel como Palmasola para mí es un sociotipo, una sociedad con sus propias reglas y normativas. Entonces, ¿cómo evolucionan las jerarquías y las formas de regencia en este contexto? ¿Es Palmasola un espejo de la sociedad? ¿Cómo es la aplicación de las leyes y de la justicia en la vida real y en el papel? Y cómo es la vida ‘normal’ en Palmasola. Un objetivo central para nosotros fue representar la ‘vida real’ en la cárcel, esto desde perspectivas muy distintas”, expresa Frick. En una primera instancia, el equipo logró entrevistar a varias personas en Palmasola, porque era necesario que los actores conozcan a la gente que vive ahí.

El trabajo fue bien visto por las autoridades de Régimen Penitenciario, que pidieron a cambio que la producción realice actividades en favor de los reclusos. Así se acordó impartir talleres de actuación, en los que participaron más de una veintena de reclusos.

“Nos enriquecimos con el intercambio de experiencias, porque había esta necesidad de hablar, sobre todo de lo que había ocurrido el año pasado. Lo que ocurrió en 2018 tiene un protagonismo importante en la obra, algo que no habíamos divisado hasta ese entonces”, complementa Torrez. Hace un año, el poder de la cárcel de Palmasola dejó de estar en manos de los privados de libertad.

Antes reinaba un sistema de terror instaurado en base a extorsiones y negocios, como la venta de drogas, estafas telefónicas y otros hechos que reportaron sustanciosas ganancias económicas a los líderes. A las 4:00 del 14 de marzo de 2018, un ‘megaoperativo’ policial en la cárcel dejó un saldo de seis reos muertos. La intervención se empezó a forjar tras conocerse un caso de violación de una niña de siete años por parte de un interno en régimen abierto (PC4).

Ahora, según Régimen Penitenciario, las cosas han cambiado en Palmasola, puesto que no queda ningún niño viviendo en el penal con sus padres, más allá de los 46 menores de seis años que viven en el pabellón de mujeres con sus madres, lo cual es permitido por la ley.

“Mis impresiones son muy dispares, entre la fascinación, conmoción y estupefacción para con los contactos que hicimos, con gente tan abierta. Pero también hay puntos que contrastan fuertemente, como las condiciones en los botes, las posibilidades para prepararse para una vida afuera de la cárcel, con estudios o formación técnica. Y este momento clave en el relato de los internos y lo policías, que es el 14 de marzo de 2018, es un punto de inflexión en la vida de Palmasola”, comenta Frick.

“Hay una idea de trauma en la cárcel, que incluye la necesidad de contar una verdad de ambos lados, es lo que nos mueve a incluir todo aquello en la obra. Eso modifica un poco la visión inicial, porque este suceso cobra mayor importancia. Tenemos el Palmasola clásico, o sea, antes del 14, y el posterior, en el que mucha gente sigue pensando que todo ha cambiado, mientras otros afirman que todo sigue igual, o, al menos que siguen pasando algunas cosas de otra manera”, añade Torrez.

“Hay muchas contradicciones, no se puede creer que todos son inocentes, como tampoco que todos son lo peor de lo peor. Sin embargo, ahora se puede decir que se siente que es una cárcel. Antes era un barrio. Pero, al final, lo que cuenta es que se logre un cambio real y no que se trate de algo temporal”, concluye el director. Frick, junto con los actores, comprobaron el contraste evidente en Suiza, cuando visitaron la cárcel de Lenzburg, como parte del viaje que la producción realizó con el fin de promocionar la obra, que luego del estreno en Bolivia se presentará en varias ciudades del país europeo, entre ellas Basilea. Para el equipo, la experiencia de hacer teatro documental abre la posibilidad de procesar directamente los resultados de investigación, entrevistas y producción audiovisual.

Todo lo registrado durante el proceso es un material que enriquece la obra y les da otras perspectivas.

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