Fue uno de los primeros en hablar del nuevo radicalismo de derecha. Volker Weiß, historiador de los extremismos, recuerda a este investigador visionario

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17 de agosto de 2019, 4:00 AM
17 de agosto de 2019, 4:00 AM

Theodor Adorno publicó su famosa obra Dialéctica de la Ilustración junto con Max Horkheimer en Estados Unidos en 1947.

Esta obra es un análisis del fascismo y la cultura de masas. Con la llegada al poder de los nacionalsocialistas en 1933, el filósofo y musicólogo se vio privado del permiso para ejercer la docencia en Alemania por ser judío. Emigró a Estados Unidos, donde en 1938 se convirtió en miembro oficial del Instituto de Investigación Social con sede en Nueva York.

En 1949, Adorno regresó a Fráncfort. Sus temas seguían siendo entonces actuales: trabajó en la relación entre la fe ciega en las autoridades y el fascismo; en 1952 habló sobre “El cambio estructural cultural y social en la Alemania unida”.

En 1967, en un momento en que el “Partido Nacional Democrático de Alemania (NPD)” estaba presente en seis parlamentos regionales, dio una conferencia a los estudiantes en Viena sobre los ‘Aspectos del nuevo radicalismo de derecha’. El contenido de esa ponencia que solo existía como audio, lo publicó ahora la editorial alemana Suhrkamp como libro. El investigador de la extrema derecha e historiador Volker Weiß escribió el epílogo del libro.

El crítico del capitalismo Theodor W. Adorno vivió su mejor momento a principios de los sesenta. 50 años después de su muerte, este filósofo es, de repente, uno de los intelectuales a tomar en cuenta por la opinión pública. ¿Cuál de sus enfoques sigue siendo esencial para nuestra sociedad globalizada de hoy?

La filosofía de Adorno no solo criticaba el capitalismo, sino que fue un análisis de la edad moderna. Prestó especial atención al impacto del desarrollo civilizatorio de la sociedad en los individuos. Como marxista inteligente, era consciente de que no era posible ni conveniente parar el desarrollo técnico. Sin embargo, no cayó en el simple optimismo con respecto al progreso, que dominó durante mucho tiempo en la izquierda.

 Adorno fue un pensador, no un activista. Pero su frase “No hay vida recta en la vida falsa” se ha convertido en un eslogan. ¿Qué análisis hay detrás de esta fórmula?

Este aforismo de Minima Moralia se refería a la imposibilidad de ser feliz en la vida privada debido al desarrollo catastrófico de la época. Las sociedades modernas tienden hacia la totalidad, sus efectos lo abarcan todo, a cada ser vivo, a cada parcela de la vida.

 Veinte años después de la caída del Tercer Reich, los extremistas de derecha regresaron a los parlamentos; en Alemania, el NPD. ¿Cómo explicó Adorno el éxito de la filosofía extremista de derecha?

Sorprendentemente, Adorno ve las causas fundamentales más en las deficiencias de las democracias occidentales, que en la movilización de los antiguos nazis, quienes todavía estaban muy presentes en los años sesenta.

Él sabía que los derechistas siempre habían sacado sus fuerzas de las decepciones por la emancipación frustrada de las personas. Desde el siglo XIX se les ha dicho que son ellas quienes son las responsables de su propia suerte, pero siempre están chocando con fronteras invisibles.

 La ponencia de Adorno ante los estudiantes vieneses en 1967 “Aspectos del nuevo radicalismo de derecha”, ha sido ahora publicada como libro por la editorial Suhrkamp. Se halla ahora incluso en las listas de los más vendidos. ¿Qué lo hace ser tan actual después de más de 50 años?

Mientras tanto, se suman las voces que prefieren verse confrontadas con una autoridad clara, como un Estado iliberal que con aparatos políticos abstractos y poco comprensibles. Además, según Adorno, el desarrollo económico y tecnológico -se refiere aquí a la concentración y automatización del capital- crea la sensación de la propia superfluidad.m

 ¿Qué recomendó para contrarrestar la política extremista de derecha?

No se hizo ilusiones con intentar convertir a los líderes de la derecha a través del diálogo. Este pensamiento ciertamente solo habría originado que la generación que vivió la Segunda Guerra Mundial frunciera el ceño. Recomienda señalar claramente las consecuencias de la política de derecha, su rasgo destructivo y sus consecuencias.