El 8 de julio se conmemora el día mundial de este problema. Muchas madres sufren en soledad y frustración por falta de atención

8 de julio de 2021, 4:00 AM
8 de julio de 2021, 4:00 AM

Amenudo no son comprendidas, ni siquiera por sus familias. Algunos creen que son exageradas, pero solo ellas saben lo frustrante que es transitar un camino tan largo hasta descubrir qué mal padecen sus hijos.

Este 8 de julio se conmemora el Día Mundial de las Alergias, y en la larga lista está una de las poco conocidas y atendidas, por lo menos en Bolivia: la alergia a la proteína de la leche de vaca.

Hace cuatro años un grupo de madres conformó la Asociación Alergia Proteína Leche de Vaca (APLV) y hoy llegan a 100 integrantes, que a menudo se apoyan en grupos de Argentina.

Claudia Segovia es una de las que trabaja en este grupo, tiene una niña de tres años y medio que padece APLV. “Sufrimos estrés por todo lo que conlleva, muchas cosas tienen leche, medicamentos, útiles escolares, jabones, detergentes, etc. Y la alergia no se da solo por ingerir, también a través de la piel”, aseguró.

La hija de Claudia lloraba todo el tiempo, casi no dormía hasta los seis meses, tenía reflujo, diarrea (heces con moco), vómito y el cuerpo enrojecido. Lamentó que, debido al desconocimiento de este problema, muchas madres abandonen la lactancia materna y bastantes pequeños padezcan desnutrición.

“A veces la familia le quita importancia y lleva torta, o helados, se ofenden si rechazamos, no podemos ir de visita”, compartió su frustración.

PATOLOGÍA INFANTIL

Lidmar Padilla, alergólogo en Global Pediatrics, explicó que el organismo de algunos niños reconoce como extraña la proteína de la leche, de tal modo que se forman anticuerpos y se desencadena una respuesta inflamatoria exagerada, que produce distintas manifestaciones de la alergia.

Siglen Aquiri, pediatra, inmunóloga y alergóloga boliviana que trabaja en el Hospital Universitario Austral de Buenos Aires, dice que puede desarrollarse en todas las edades este problema, pero que la población infantil es la más afectada, pues está presente entre el 2 y el 7% de los niños en la primera infancia. “Esto reduce al 0,5% en lactantes alimentados exclusivamente con leche materna”, indicó.

El diagnóstico, según Aquiri, realiza sobre la base de la expresión clínica, tomando en cuenta la alimentación, mejoría tras la eliminación de lácteos y derivados en la dieta del niño o de la madre.

La alergia también se confirma mediante pruebas realizadas en sangre (RAST), pruebas percutáneas, epicutáneas, e idealmente con la prueba de provocación oral.

Padilla explica que estas pruebas pueden realizarse desde muy temprana edad.

“Los pacientes que se van a beneficiar con estas pruebas serán los que presenten reacciones alérgicas inmediatas, como la rinitis alérgica, el asma y la urticaria, que es la presencia de ronchas en todo el cuerpo”, dijo Padilla, pero alertó que, sin embargo, existen pacientes que presentan reacciones alérgicas tardías, después de 24 a 72 horas de tener contacto con la proteína de leche de vaca.

“El mecanismo es distinto y estos pacientes van a presentar pruebas negativas en sangre y en piel, por lo que el diagnóstico se realizará a través de dietas de eliminación y desafío”, es decir que se evita estrictamente la proteína de leche de vaca, tanto en la madre como en el lactante, por el lapso de dos a tres semanas, lo que va a llevar a un control y desaparición de los síntomas en el bebé.

El tratamiento de urgencia en las reacciones alérgicas agudas, explica Aquiri, es el uso de antihistamínicos y glucocorticoides cuando se presentan reacciones localizadas, y epinefrina inyectable para las sistémicas tipo anafilaxia.

La APLV suele disiparse después de los 2 o 3 años de vida, pero varía según el paciente.



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