En situación de abandono, ellos necesitan comida y agua para sobrevivir. Dos rescatistas te enseñan a ayudarlos con poco y los lugares en los que hay que poner más atención. Además, cuentan su experiencia con refugios y hogares temporales

El Deber logo
25 de marzo de 2020, 13:47 PM
25 de marzo de 2020, 13:47 PM

Todos los días, animales en situación de abandono, en toda Bolivia, merodean por los mercados, restaurantes y puestos de comida buscando sobras para alimentarse. Muchas veces, ese es su único recurso, debido a que la mayoría de ellos conoce solo la calle y a otros un buen día los dejaron afuera para siempre y los olvidaron. Esta realidad los obliga a buscar que algún humano se conduela y se ocupe de ellos, aunque solo sea con lo vital, agua y comida.

Así describe, la rescatista María José Alfonso la situación de los animales callejeros y aclara que "no están ahí porque quieren, los han dejado". Remarca que la situación se agrava en esta época, porque además de la indiferencia, son acusados de ser portadores del coronavirus. "En Bolivia, hemos adoptado la consigna de 'Ellos son portadores de amor, no de coronavirus' para evitar que se multipliquen los abandonos de mascotas en esta emergencia mundial", cuenta.

Alfonso insta a todos los encargados de hacer las compras y mandados de la familia a ir atentos en las calles y llevar consigo, en un bolso o mochila, raciones de sobras de comida o croquetas de alimento balanceado para ayudar a esos habitantes de la calle de cuatro patas. "En mi experiencia como rescatista y en el manejo de refugios no puedo quedar indiferente ante lo que están pasando los animalitos de la calle. Por eso, cuando salgo a mis caminatas, llevo paquetes de comida en mi mochila y cuando detecto algún lugar con cachorros en vulnerabilidad le dejo una ración", relata.

La animalista indicó que también hay perros con dueños y encargados que pasan necesidades en estos días y cuenta el caso de un lavadero de autos, donde el encargado se quedó al resguardo del lugar y los bienes, aumentando a esa tarea el cuidado de un cachorro. Otro de los casos que identificó fue el de una recicladora de latas y cartones, que tiene a su cargo una mascota, pero se le está haciendo difícil conseguir comida para ella y peor para el animalito. En ambos casos, Alfonso se ha tomado la tarea de ir cada dos días y dejarles paquetes.

Empero, casos como los descritos pueden haberse multiplicado y seguir replicándose en la cuarentena y, por eso, llamó a los vecinos a estar atentos y colaborar con lo que les sea posible. "Cuando salimos tenemos que tener todas las precauciones del caso y guardar las distancias necesarias, aunque siempre estar dispuesto a ayudar", recomienda.

Dispensadores en la calle

Otro consejo para ayudar, que también da Alfonso, es utilizar una botella descartable, de cualquier tipo de bebida, a la que se le puede abrir una ventanita y convertirla en bebedero o comedero. Estos recipientes deben estar asegurados a un poste, un árbol, a una reja o al basurero que se deja en la calle. "Amarrarlos o asegurarlos los resguarda del viento y de los malintencionados", remarca.

Se puede replicar esta opción para alimentar aves, que de igual manera están pasando dificultades para alimentarse en las ciudades. Cabe recordar que, los incendios de grandes extensiones forestales en el departamento obligó a muchas especies a migrar a la ciudad. Para ellos, la rescatista recomienda poner los bebederos y comederos en sitios elevados y siempre asegurados.

En los refugios 

En Santa Cruz existen más de 20 refugios de animales con una población aproximada de 800 perritos. Cada lugar funciona de distinta manera por las características de los animales o por el número de rescatados que debe atender.

Una de las encargadas de refugios es Ivana Bianucci, que rescata 'callejeritos', como llaman en estos espacios a los animales auxiliados. Bianucci cuenta que el manejo de los refugios y hogares temporales se complicó por la dificultad para conseguir permisos de circulación, pero que gracias a la gestión de personas amigas hoy los consiguieron para cinco personas. 

"Los refugios estamos complicados por muchas cosas, hay muchos en los que se está acabando la comida, pero ahora ya podremos ir a dejar algo. Hemos conseguido que una persona por zona tenga un pase y pueda ir a atender las emergencias de esos refugios. La mayoría conseguimos los recursos con venta de dulces, rifas y otros medios, y no lo estamos pudiendo hacer", menciona la rescatista sobre el momento que atraviesan por la cuarentena.

Aclaró que existen 10 refugios grandes en toda la ciudad y que el más habitado tiene 100 animales rescatados. En los hogares temporales o minirefugios sostienen a pocos, pero también lo hacen con donaciones y recurriendo a la imaginación para conseguir la comida, la atención médica y otros implementos.

Bianucci, además, recuerda que también hay lugares donde se atienden a animales discapacitados, que aparte de la comida necesitan pañales, implementos de limpieza y otros cuidados especializados. Llamó a la población a acercarse a estos lugares y apoyarlos. Ella asegura que en estos sitios siempre hay necesidades y que ahora es el mejor momento para tenderles la mano.

No los abandones

Sobre la desinformación que ha recorrido algunos medios y que ponen en riesgo de abandono a los animales domésticos, Alfonso llama a investigar mejor y no dejar más mascotas en las calles, porque en estos momentos el rescate se está haciendo imposible. Insta a los dueños de mascotas perdidas a buscarlas en la página de Facebook: MascotasDeSantaCruz.com. 

Esta página ha sido una herramienta útil para quienes han extraviado a sus perritos y gatos y se puede consultar gratuitamente, así como agregar información de animalitos que se divisen en la calle y que parezcan perdidos. Alfonso recomienda hacerlo con fotos y ubicación.

Llamado a las autoridades

Ambas rescatistas solicitan a las autoridades encargadas a que inspeccionen los sitios donde venden animales, especialmente en el Plan Tres Mil y en la avenida Tres pasos al frente, ya que estas mascotas, que se usan como mercancía, en estos momentos están abandonados, pudiendo sufrir golpes de calor por el hacinamiento y la falta de agua.