A. V. L. fue diagnosticada con coronavirus hace tres días. Tuvo que ser internada, pero ahora está en cuarentena en su vivienda junto a su esposo quien también tiene la enfermedad. Cuentan su historia para buscar que la población en Bolivia tome conciencia de la gravedad de la enfermedad

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11 de abril de 2020, 15:51 PM
11 de abril de 2020, 15:51 PM

A. V. L. nació en Santa Cruz. Sin embargo; en 2005 emigró a Europa. Los primeros años vivió en Barcelona (España), pero luego se fue a Delft (Holanda) por amor. Ahí se casó con un holandés. Ambos, hace tres días fueron diagnosticados con coronavirus.

Aunque ella recuerda que ya tenía síntomas hace una semana atrás. “Tenía picazón en la garganta, dolor de cuerpo, nauseas, mareos. Nada tenía sabor ni olor. También tuve fiebre, no muy alta”, detalla, pero entonces no sabía que se trataba de esta enfermedad. 

Lejos del anonimato que es derecho de todo paciente, ambos quieren contar su historia para generar conciencia en Bolivia, donde recién pasó un mes desde el primer caso. 

Me falta el aire, me cuesta tanto respirar y hablar. Me internaron”, comentó A. cuando compartió una fotografía publicada por su esposo. 

“Por favor llamen familia”, escribió él como pie de una imagen en la que se puede ver a A. internada, con barbijo. Justo a lado, de espaldas, está un médico con todo el equipo de protección. Él al igual que ella sabe que el apoyo emocional es fundamental en este momento.

Es muy triste llegar a esta situación porque te vienes abajo emocionalmente. Se tiene que ser fuerte para superarlo y dejar de pensar que tienes el virus mortal. Por esto pido que se queden en casa en Bolivia. También quiero darle fuerzas a todas las otras personas que están enfermas de coronavirus”, enfatiza. 

La mujer de 50 años estuvo internada un día, luego le indicaron que esté en cuarentena en su casa. Su esposo la cuida, él está más estable. Le dijeron que tome paracetamol y mucho líquido. Aunque hoy volvió al hospital por nuevos estudios de sus pulmones. 

Aunque la situación no es fácil A. es consciente que esta enfermedad es grave por eso agradece que está estable. “Quiero darle gracias a todos por los mensajes de apoyo. Estando en el hospital trataba de cerrar los ojos y no escuchar. Todo era muy triste. Era desgarrador escuchar a otras personas en peor situación quejarse. Necesitamos unidad y orar”, reflexiona.