Gonzalo Sánchez, apodado Chispa, estaba prófugo en las investigaciones judiciales sobre los crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), emblemático centro clandestino de detención en Buenos Aires

14 de mayo de 2020, 22:49 PM
14 de mayo de 2020, 22:49 PM

Brasil extraditó este jueves a un represor de la última dictadura argentina (1976-1983), imputado por las muertes del escritor y periodista Rodolfo Walsh y de la joven sueca Dagmar Hagelin, detenido el lunes pasado, informó este jueves la Cancillería en Buenos Aires.

"Luego de haber sido detenido en Río de Janeiro el lunes último, el represor Gonzalo Sánchez (69 años) ya se encuentra en la Argentina para ser enjuiciado por crímenes de lesa humanidad", señaló el parte.

Sánchez, apodado Chispa, estaba prófugo en las investigaciones judiciales sobre los crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), emblemático centro clandestino de detención de la dictadura en Buenos Aires.

Según la Cancillería, la difusión del pedido de captura internacional que pesaba sobre Sánchez, un expolicía naval, "resultó de vital importancia para que Interpol Brasil" lo capturara en Paraty, una ciudad ubicada entre San Pblo y Río de Janeiro.

Un anterior pedido de arresto y extradición de Sánchez en 2017 no había prosperado.

El ingreso a Argentina se hizo a través de la frontera por el paso fronterizo de Puerto Iguazú, al noreste del país, "donde las fuerzas brasileñas lo entregaron con un reporte médico y su correspondiente test de Covid-19", indicó la Cancillería.

El represor fue llevado a la Superintendencia de Investigaciones Federales, en Buenos Aires, donde quedó detenido en forma provisoria.

Según la justicia argentina, Sánchez fue miembro de los comandos represivos de la ESMA (ahora museo de la memoria), donde desaparecieron unos 5.000 prisioneros políticos del régimen, entre ellos Walsh y Hagelin, secuestrados en 1977.

Los cuerpos de Walsh y Hagelin nunca fueron encontrados. Los jerarcas de la ESMA ordenaron los llamados "vuelos de la muerte" en los que detenidos eran narcotizados y arrojados con vida al mar o al Río de la Plata.

Más de un millar de jefes, oficiales y policías del régimen han recibido condenas por crímenes de lesa humanidad desde 2003.

Organismos de derechos humanos calculan en 30.000 los desaparecidos en la dictadura. Otras decenas de miles de personas marcharon al exilio.