Algunas voces en Reino Unido acusan a los países que suspendieron su uso de actuar con motivaciones políticas para distraer la atención de sus lentos despliegues de inoculación

17 de marzo de 2021, 9:49 AM
17 de marzo de 2021, 9:49 AM

El Gobierno de Boris Johnson llamó este miércoles a seguir administrando la vacuna contra el Covid-19 desarrollada por AstraZeneca/Oxford pese a su suspensión en otros países, al tiempo que el príncipe Carlos, heredero al trono británico, criticaba a los movimientos antivacunas.

Numerosos países europeos, entre ellos España, Francia y Alemania, han suspendido en los últimos días el uso de la vacuna desarrollada por los científicos de la Universidad de Oxford y el laboratorio sueco-británico AstraZenaca por "precaución" ante posibles efectos secundarios como la formación de trombos.

"No hay pruebas de que estas vacunas hayan provocado coágulos de sangre", escribió el ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, en el diario The Sun, subrayando que esta no es solo su opinión sino la del regulador británico MHRA, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA).

"Ya se han administrado más de 11 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca en el Reino Unido y la tasa de casos notificados (de trombos) entre los vacunados es inferior a la que cabría esperar naturalmente en la población general", argumentó el ministro.

El propio Johnson, de 56 años, anunció ante el Parlamento, en la sesión semanal de preguntas de los diputados, que próximamente será vacunado siguiendo el orden de edad establecido por las autoridades sanitarias británicas. "Voy a recibir mi inyección, muy pronto, me complace descubrirlo" y "será ciertamente la de Oxford/AstraZenca que voy a tener", aseguró eufórico.

Algunas voces en el Reino Unido acusan a los países que suspendieron su uso de actuar con motivaciones políticas para distraer la atención de sus lentos despliegues de inoculación, en pleno conflicto con el laboratorio británico desde que anunció que solo podrá entregar a los 27 en el primer trimestre un tercio de los 120 millones de dosis inicialmente comprometidos.

El Reino Unido inició el 8 de diciembre una campaña de vacunación masiva con las vacunas de AstraZeneca/Oxford y Pfizer/BioNTech. Desde entonces, han recibido la primera dosis unos 25 millones de personas, casi la mitad de la población adulta.

El país está "en vías de alcanzar el objetivo" de haber administrado una dosis a todos los adultos a finales de julio, subrayó Hancock.

"Esta semana, un aumento de los suministros nos ayudará a acelerar aún más el despliegue", añadió, en un momento en que otros países se quejan de los retrasos en las entregas.

Riesgo de perder la confianza

El profesor Jeremy Brown, especialista en medicina respiratoria y miembro del Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) del Gobierno británico, afirmó este miércoles que la suspensión del uso de esta vacuna por varios países "no es lógica".

"Para mí no tiene ningún sentido, porque sabemos que la vacuna funciona (...) Es una vacuna increíblemente eficaz y al administrarla se evitan muertes", dijo a la BBC.

Brown también expresó en declaraciones al canal ITV su preocupación por que esto provoque una mayor reticencia hacia las vacunas.

"Tememos que, con lo que está ocurriendo en Europa, la gente en el Reino Unido pierda la confianza en la vacuna de AstraZeneca", reconoció.

En un artículo de la revista Future Healthcare Journal, publicada por el Real Colegio de Médicos, que representa a 39.000 médicos de todo el mundo, el príncipe Carlos, heredero al trono británico, atacó al movimiento antivacunas.

"¿Quién iba a pensar que en el siglo XXI habría un importante grupo de presión que se opusiera a la vacunación, teniendo en cuenta su historial de erradicación de tantas enfermedades terribles y su potencial actual para proteger y liberar del coronavirus a algunas de las personas más vulnerables de nuestra sociedad?", escribió.

En el artículo, Carlos, de 72 años, que recibió hace semanas la primera dosis contra el Covid-19, abogó por un enfoque integrado de la salud que combine la ciencia, las políticas públicas y el comportamiento individual.