La cancha del distrito 9 sufre las consecuencias de la falta de riego; no hay luz ni agua en los camarines. El de la Villa Primero de Mayo y el Municipal están en cuarentena. El trajín de los partidos devastó el campo de juego

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25 de agosto de 2019, 11:04 AM
25 de agosto de 2019, 11:04 AM

De los cinco miniestadios de fútbol que el municipio cruceño tiene bajo su tutela, hay uno que sufre las consecuencias del mal uso y del descuido, lo que origina que su principal campo de juego esté en mal estado y que haya una necesidad de reacondicionarlo.

El resto tiene buena salud porque la comuna dispuso la cesión de los estadios, entre el 2016 y 2017, del distrito 6 para Oriente Petrolero y del distrito 5 para Blooming, respectivamente, a fin de que estos clubes asuman la responsabilidad de mantenerlos en buenas condiciones.

Se trata de escenarios deportivos bien equipados, con graderías, camarines, baños, canchas con sistemas de riego y perímetros enmallados.

Como dato, el miniestadio del Distrito 9, zona sur, fue estrenado en el año 2015. Tiene una capacidad para 10.000 personas y su edificación tuvo un costo de aproximadamente 11 millones de bolivianos.

Así están las casamatas del estadio del distrito 9. El deterioro es evidente. Foto: Rolando Villegas

Es el de mayor deterioro por el mal uso y deficiente administración. Es una obra, que estuvo a punto de pasar a manos del club Destroyers en 2017, pero el ofrecimiento de la Alcaldía no se llegó a concretar.

En su momento fue un proyecto que se ejecutó en base a cuatro grandes áreas: estadio con graderías y áreas de apoyo, cancha de fútbol, parqueos e iluminación, plazas y áreas de expansión. En otras palabras, un moderno miniestadio, pero el mal estado de la cancha es un reflejo de los problemas que hay en su mantenimiento. Cuando Destroyers iba a administrarlo, la Alcaldía desembolsó, luego de un periodo de licitación, de Bs 1.800.000 para reacondicionar este escenario deportivo. ¿Qué se hizo con estos recursos? “La Secretaría Municipal de Parques, Jardines y Obras de Equipamiento Social fue la que hizo la licitación. Recuerdo que se cambió el pasto, que después se deterioró por la falta de riego; también se construyó la casamata y se hicieron obras de refacción”, dijo Erwin Romero, Director Municipal de Deportes.

Las pandillas merodean por las noches en este mini estadio ante la falta de iluminación. Foto: Rolando Villegas

En cuarentena

El estadio municipal (Distrito 11) que está por la zona sur del segundo anillo, y el estadio de la Villa Primero de Mayo (Distrito 7) están en una etapa de reacondiciomiento. Sus respectivas canchas están destruidas por el trajín de los partidos. Esto ha originado un párate de parte de a Alcaldía con el fin de hacerles un mantenimiento. Lo sufre el torneo de la Primera B de la ACF y el club Torre Fuerte, que es local en la Villa en sus partidos de la Primera ‘A’.

Los vecinos pueden utilizarlos, pero no asumen responsabilidad

Erwin ‘Chichi’ Romero, responsable de la Dirección Municipal de Deportes, explicó que la construcción de los miniestadios fue con la finalidad de proporcionar a los vecinos lugares que beneficien a los niños y jóvenes de los barrios.

Considera que al cederlos a Blooming y Oriente Petrolero, respectivamente, siguen respetando el fin porque el vecindario puede utilizarlos, previa coordinación de sus actividades. De ahí es que albiverdes y celestes han asumido su responsabilidad. Donde no se ha podido trabajar de la misma manera ha sido con el estadio del distrito 9, cuyo escenario deportivo solo cuenta con un casero, no así con un administrador.

Se lo utiliza de vez en cuando y todo bajo la venia de la Dirección Municipal de Deportes, que en agosto de 2017 estuvo a punto de cederlo al club Destroyers.

“Estaba todo listo para hacerlo, pero de un rato a otro se cortó el contacto con Destroyers. Lo nuevo que pudimos hacer por este escenario deportivo fue que el año pasado nivelamos la cancha”, dijo Bernabé Ávalos, sub alcalde del distrito 9.

René Calderón, que hasta hace poco era el presidente de la Junta Vecinal del barrio Las Américas, contó que lo más saludable para la zona era que Destroyers asumiera la administración del miniestadio.

“Es lo ideal porque para nosotros es difícil. No tenemos ni para el pasaje en micro, menos para cuidar o velar por un escenario deportivo cuya administración es costosa”, dijo.

MINIESTADIO DE DISTRITO 5. Está en inmediaciones del séptimo anillo, zona sur de la ciudad. Es administrado por el club Blooming. Tiene buen mantenimiento
MINIESTADIO DISTRITO 6 Está ubicado en la zona este de la capital cruceña, por inmediaciones del noveno anillo. Ahí entrena hasta la primera de Oriente
ESTADIO DISTRITO 7. Está en la zona Este, en el centro de la populosa Villa Primero de Mayo. Lo utilizan las ligas de barrios y el club Torre Fuerte

ANÁLISIS 

Una ‘joyita’ devaluada / Pedro Rivero Jordán

A mediados de 2017, siendo presidente del Club Destroyers, visité por primera vez el nuevo estadio municipal del D9 construido con fondos públicos por la comuna cruceña en el barrio Las Américas, zona sur de la ciudad donde viven más de 130 mil vecinos.

“Es una verdadera joyita”, expresé públicamente al recorrer sus instalaciones, entre admirado y boquiabierto, junto al director municipal de deportes, Erwin Romero y al secretario municipal de Parques, Jardines y Obras para Equipamiento Social, Roberto Áñez.

Entonces dicho estadio había sido ofrecido por la municipalidad a Destroyers para su administración, lo que luego de mi alejamiento de la función dirigencial no llegó a concretarse por razones que desconozco.

Me hablaron del surgimiento de ‘diferencias irreconciliables’ con los vecinos, no obstante que mi club, después de agradecer su buen gesto al alcalde Percy Fernández y a la presidenta del Concejo Municipal, Angélica Sosa, había anticipado, con perceptible y estimulante receptividad, charlas, consultas y planes con autoridades y unidades vecinales del populoso distrito.

Pretendíamos realizar, en conjunto, una administración responsable del escenario donde, entre otras actividades, el ‘cuchuqui’ jugaría varios de sus partidos oficiales y promovería, además, el surgimiento de nuevos talentos con un par de categorías de sus divisiones menores en los torneos de la ACF e integradas por chicos de la zona.

También se había previsto incluir a dos vecinos en la mesa directiva de Destroyers y la apertura de una secretaría permanente del Club en el mismo estadio para el registro de nuevos socios. Además de garantizar el buen uso y mantenimiento de un costoso bien público, como club Decano del fútbol cruceño buscábamos echar raíces para crecer y fortalecernos, institucional y deportivamente, en un vecindario con un potencial muy interesante. Pero tal parece que fue como arar en el desierto.

El pasado fin de semana, después de dos años, volví al estadio del D9 para observar un partido del campeonato de reservas de la FBF. Con profunda pena y bronca apenas contenida constaté, ‘in situ’, que la ‘joyita’ se había devaluado completamente.

El deterioro de sus instalaciones salta a simple vista y es posible atribuirlo a una ‘administración’ que ha brillado por su ausencia y a una fiscalización inexistente. Ni autoridades ni vecinos se ocuparon verdaderamente del asunto. Corresponde hacer notar que la HAM licitó públicamente, por un monto de Bs 1.800.000, el reacondicionamiento del estadio antes de su anunciada (y frustrada) entrega a Destroyers, un trabajo que se ha realizado parcialmente y con el uso de materiales de baja calidad en las casi completamente destruidas casamatas de suplentes y mesa de control, tampoco funciona el sistema de aspersión para el riego automático del campo de juego que muestra los efectos devastadores sobre el gramado por la falta de agua y no fue subsanada… ¡en dos años! una defectuosa conexión para que las aguas de descarte en un sector de las tribunas, se depositen en las alcantarillas en vez de permanecer estancadas en pasillos externos e internos, generando malos olores y peligrosos focos de infección.

El estadio fue equipado, por si fuera poco, con un moderno sistema de iluminación pero únicamente se utilizó en un concierto musical antes de quedar en desuso.

Algunas lámparas desprendidas en una de las cuatro torres y ciertas deficiencias en la conexión eléctrica ponen foco sobre un total descuido que se refleja también en la falta de pago de facturas que, por un monto irrisorio (Bs 200), provocó un corte en el servicio de agua potable en camarines y duchas.

Es deplorable, en suma, el estado en que se encuentra el estadio del D9 al igual que la tremenda irresponsabilidad de quienes con su actitud indiferente y mezquina han permitido el mal uso y el deterioro de bienes públicos en los que se ha gastado mucha plata de los contribuyentes y distorsionado por completo el propósito por el que se lo hizo en beneficio de toda una comunidad.