Actitud. Expertos dicen que la gracia sin inteligencia no ayuda. Ven más bien egocentrismo en ese comportamiento

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21 de febrero de 2017, 5:00 AM
21 de febrero de 2017, 5:00 AM

Tener a un ‘gruñón’ en la oficina puede generar tensión, miedo y hasta conflictos entre compañeros de trabajo. Pero tener en el equipo al colega ‘chistosito’ que pone apodos a sus vecinos, ríe fuerte, pese a tener clientes, y se mofa de las debilidades de sus compañeros, también llega a ser peligroso.


Así lo confirmó Javier Gutiérrez, director del Centro de Entrenamiento y Alto Rendimiento Empresarial (Ceare). Indicó que en las compañías hay personas que no distinguen escenarios, no toman en serio sus funciones y con sus actitudes generan mala imagen de sí mismos y de la organización.


Un estudio de Harvard Business School y de la Universidad de Pensilvania concluyó que ser gracioso es un plus que otorga visibilidad, muestra la seguridad de las personas y una influencia que, en principio, puede ser valiosa. 
De acuerdo con este informe, la capacidad de una persona para hacer gracia se relaciona con factores como el respeto, el poder, la admiración y la influencia, pero todo tiene un límite. 


Juan San Andrés, asesor deRecursos Humanos en firmas como Oracle y Ericcson asegura que existen graciosos inteligentes que pueden destensar una situación difícil, pero también hay de los que no tienen tacto y provocan que todos sus oyentes crucen miradas de estupor.
San Andrés explica que, este último ‘chistoso’ asume esa actitud con el propósito de hacer sentir su presencia, atraer hacia sí la atención de los demás y perseguir la admiración de sus colegas.


“La carrera del gracioso dependerá mucho de su nivel de rendimiento y de la oportunidad de sus intervenciones. Aunque, generalmente no suelen llegar muy arriba, porque el mundo corporativo no premia estos perfiles”, agregó.


Jorge Cagigas, socio de Epicteles, una firma de asesoramiento en gestión de personal, aseveró que hay organizaciones en las que los graciosos sí cuentan. Dijo que esta actitud les ayuda a sobrevivir profesionalmente. 
“Siempre hay alguien que anima las reuniones informales, o el que ríe las gracias del jefe que nadie le ríe”, agregó.


Gutiérrez, por su parte, agregó que si alguien pasa la línea del respeto entre compañeros de trabajo puede ocasionar problemas serios en el cumplimiento de objetivos. 
“Los extremos son peligrosos. Una persona introvertida, así como un déspota igual afecta al sistema porque alteran el mejoramiento del clima laboral”, concluyó