Para el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, la causa más grande es un gasto público extraordinario que ha dado ya 12 años consecutivos de déficit fiscal

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24 de diciembre de 2024, 16:07 PM
24 de diciembre de 2024, 16:07 PM

A pocos días de terminar el año 2024 y con la inminente aprobación del Presupuesto General del Estado (PGE) 2025 sin modificaciones, los economistas realizan sus proyecciones para la próxima gestión, que no son muy halagüeñas.

El presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, realizó un amplio estudio sobre las variables y proyecciones de la economía boliviana y estimó que, a corto plazo, el país podría ingresar a una estanflación, es decir, una situación económica en la que se presenta un crecimiento lento, un alto desempleo y un aumento de los precios.

De acuerdo con el economista, después de la pandemia, la economía boliviana tendió a recuperarse con un crecimiento del 6,11% en 2021. Sin embargo, en 2022 creció solamente un 3,6% y el 2023 apenas un 3,08%. 

“Ahora, de acuerdo a proyecciones internacionales de organismos como el Banco Mundial, la Cepal y el FMI, y también en base a estadísticas oficiales, se estima que esa gestión (2024) nuestra economía apenas va a crecer, siendo muy optimistas, entre 1,5% a 2% como máximo”, indicó Romero.

“Esto quiere decir que hay indicios de que la economía boliviana ha entrado en un nuevo ciclo recesivo, y no solamente de desaceleración. En ese sentido también se puede estimar que, a corto plazo, podríamos entrar en una estanflación muy riesgosa, porque nuestra economía crecería menos y hubiese mayor inflación, lo cual daría menos posibilidades de crecimiento económico, inversión, generación de empleo y, obviamente esto empujaría a más personas a la pobreza”, manifestó.

De hecho, los problemas de solvencia y de liquidez de las arcas estatales, principalmente en términos de divisas, pueden empujar a una crisis de balanza de pagos, es decir una inflación galopante, con una devaluación de la moneda nacional, la cual cierra con un 60%. “Pero también una situación de un default, donde el Estado boliviano tuviese muchas dificultades para pagar sus obligaciones a nivel internacional, en términos de deuda pública externa”, consideró el economista.

Romero se atrevió a señalar que 2024 cerrará con una inflación anual hasta del 12%. “El déficit fiscal en porcentaje del PIB se tenía programado que sea del 7,8%, pero es casi un hecho que este año, que va a ser ya la 12ma gestión de déficit público consecutivo, lleguemos entre un 10% a 12% del PIB”, aseveró.

En cuanto a la inversión pública, que el año pasado tuvo un 65% de ejecución presupuestaria, para el año que termina Romero estimó que cerrará entre un 50% a 60%, debido a los problemas de solvencia y liquidez del Gobierno nacional, y que no se llegue a los Bs 4.274 millones como meta programada.

En ese sentido, para tratar de controlar el déficit público, el economista sostuvo que el Gobierno va a sacrificar es la inversión pública, lo que genera menos crecimiento económico, empleo y oportunidades de desarrollo, tanto a nivel macro y micro.

“Si tomamos en cuenta otras variables, este año vamos a cerrar también con problemas, en términos del comercio exterior, aunque hasta la fecha, extrañamente, no se hayan publicado ni siquiera datos de octubre; pero aunque hayamos tenido en septiembre 2024 un saldo comercial positivo de 68,9 millones de dólares, el saldo comercial acumulado de enero a septiembre de la gestión 2024 fue de menos 329 millones de dólares, el cual es 429% mayor al saldo acumulado, que también fue negativo de la gestión pasada”, estimó.

Romero resumió que todo ello es el resultado de una crisis multidimensional: en lo cambiario, en lo monetario, en lo comercial, en lo político y en lo social. “Principalmente el origen y la causa más grande es un gasto público extraordinario que ha dado ya 12 años consecutivos de déficit fiscal. Ese es el origen de todos los males y eso es lo que ha provocado todo lo que estamos viviendo, el agotamiento de un modelo que se sustentaba su crecimiento económico en una demanda interna”, consideró.

Finalizó diciendo: "Creo que una de las primeras tareas para el Gobierno en 2025, es hacer alianzas estratégicas para procurar que la situación no empeore. Eso debe reflexionar el presidente, sus seguidores, los privados y todos juntos buscar soluciones, que tengamos un norte en común para salir adelante, porque el 2024 ha sido un mal año, el 2025, si no hacemos las cosas correctas, podría ser un año mucho peor”.