Más de 2.000 unidades educativas pueden dejar de operar por la falta de ingresos y poco alumnado en las clases virtuales

14 de octubre de 2020, 12:33 PM
14 de octubre de 2020, 12:33 PM

Con aulas vacías; sin niños que griten al escuchar el timbre del recreo y sin el ajetreo de los adolescentes. Aulas sin maestros, sin nada más que el eco del silencio, que convierte estos espacios de aprendizaje en cuatro paredes frías: sin el calor humano del alumnado ni de los docentes. Así están las unidades educativas, públicas y privadas del país, por las medidas restrictivas que aplicó el Gobierno para frenar el avance del coronavirus. Sin embargo, es el sector privado el que más sufre las complicaciones económicas generadas por la pandemia: pocos ingresos e incertidumbre.

La situación del sector empeoró con la clausura del año escolar. El pasado 3 de agosto, el Gobierno de transición decidió culminar la gestión educativa, porque no pudo garantizar el acceso a la educación virtual en las áreas rurales.

Luego, el Ministerio de Educación ordenó la implementación de cursos virtuales para complementar el aprendizaje de los estudiantes, afectados por la suspensión de las clases. Y en el sector público pocos colegios pudieron acceder a este tipo de clases virtuales.

Según la Asociación Nacional de Colegios Privados de Bolivia (Andecop), solo un 50% de los estudiantes matriculados, o menos, accedió a los cursos de nivelación. En este escenario, la entidad señala que el 85% de las empresas educativas corre el riesgo de cerrar sus puertas por los reducidos ingresos que perciben.

Diagnóstico

Para la presidenta de Andecop, Isabel Sotez, la pandemia dejó lastimado al sector educativo. Además, puso al descubierto los problemas que vienen arrastrando los colegios particulares desde hace varios años, como el congelamiento de las mensualidades y el incremento de los costos laborales.

Por ejemplo, explica que, a diferencia del salario mínimo nacional, que tuvo un incremento de más del 300%, las pensiones solo se incrementaron un 52%.

La dirigente indica que el 95% de los ingresos, por el pago de pensiones, de los colegios se destina a sostener sus planillas, dejando pocos recursos para inversión en infraestructura.

“Estamos ante la peor crisis de la historia del sector educativo privado. Las clases complementarias no son sostenibles en las actuales condiciones”, resume.

Al tener pocos recursos, y ante la clausura del año escolar, muchos colegios han tenido que reducir el personal docente e incluso el administrativo.

A escala nacional, las unidades educativas, afiliadas a Andecop, emplean a más de 30.000 docentes, que corren el riesgo de no volver a trabajar en este sector.

“La educación privada está pasando por la peor crisis económica. Se dio la opción de las clases complementarias, pero, como son voluntarias, el ausentismo es grande. Algunos colegios tienen hasta ocho alumnos. La situación es insostenible”, dice.

Si bien no precisó datos, aseguró que varios colegios cerraron temporalmente, ante el poco alumnado que se sumó a los cursos complementarios que fijó el Gobierno.

“No son cierres definitivos, algunos van a esperar para ver qué pasa después de las elecciones. Esta gestión ha sido bastante crítica. No sabemos qué pasará con los colegios medianos o pequeños”, aclara.

Ingresos menguados

Sin dar cifras, María René Canedo, presidenta de Adecop Santa Cruz, dijo que varios colegios decidieron cerrar al registrar pocos ingresos durante la cuarentena rígida y al tener poco alumnado en las clases de nivelación.

“Hay muchos kínderes que han cerrado. Muchos de los que han sobrevivido están con el 50% de los estudiantes. La otra mitad no retornó a las clases virtuales”, dijo.

En Santa Cruz corrió el rumor de que colegios de prestigio cerraron, pero desde la Asociación de Padres desmintieron esa afirmación. La educadora sostiene que, durante el periodo de emergencia sanitaria, muchos padres dejaron de pagar sus mensualidades, debido a la crisis que generó la paralización de actividades.

“La educación privada está casi en la quiebra económica. Pero tenemos que cumplir con todas las obligaciones de las empresas: pagar impuestos”, señaló Canedo.

La educadora recordó que tuvieron que reducir sus pensiones, entre un 16 y 23%, ante el reclamo de los padres de familia que iniciaron movilizaciones exigiendo una reducción del 50%.

En agosto, la Asociación Nacional de Padres de Familia planteó esta reducción para los meses en que se restringieron las actividades económicas.

Cuando comenzó la cuarentena algunos colegios optaron por implementar la educación virtual, manteniendo el costo de las mensualidades. Esto fue rechazado por los padres de familia, que cuestionaron la legalidad de este sistema.

Jaime Caraballo, asesor legal de la Asociación de Padres de Familia en Santa Cruz, informó que solo dos colegios rebajaron sus pensiones un 50%.

“Muchos padres no pagamos, ahora poco se puede hacer para solucionar el problema. Estamos esperando las elecciones para que se posesione a otro ministro de Educación, porque los colegios incumplieron el contrato por clases presenciales. Entonces, los padres no estamos obligados a pagar”, justificó.

Añadió que en Santa Cruz las pensiones fluctúan entre Bs 350 y Bs 900. Sin embargo, EL DEBER verificó con fuentes del sector que incluso hay mensualidades que rondan entre los Bs 1.000 y Bs 3.000, eso sí, dependiendo del grado y la infraestructura de la unidad educativa.

Incluso se pudo verificar que existen pagos para reservar espacios, con costos más elevados.

Pero, en síntesis, hay colegios privados para todo bolsillo.

Para el educador Álvaro Puente, pese a los problemas, la educación privada es un referente de calidad en la enseñanza, pero a escala nacional no capta una gran cantidad de alumnado.

“Los colegio particulares tienen el problema de que solo un 50% del alumnado se sumó a las clases complementarias. Así, es difícil sostener las operaciones”, dijo.

Para el experto, el sector está resquebrajado, pero confía en su reactivación. Espera que las aulas dejen de ser espacios fríos y vuelvan a tener el bullicio de niños y jóvenes escolares.