El Gobierno boliviano había proyectado un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en torno al 3,71%, con una inflación estimada del 3,60%

9 de octubre de 2024, 15:54 PM
9 de octubre de 2024, 15:54 PM

El Banco Mundial ha confirmado su pronóstico de un "débil crecimiento económico" para Bolivia, estimando que la economía del país alcanzará un crecimiento del 1,4% en 2024, seguido de un incremento ligeramente superior del 1,5% en 2025 y 2026. Este contexto se presenta en un escenario más favorable para América Latina y el Caribe, donde se han registrado avances significativos en el manejo de la inflación y una estabilización macroeconómica general. Según el informe titulado "Impuestos a la riqueza para la equidad y el crecimiento", publicado hoy, se espera que la región crezca un 1,9% en 2024, superando levemente las proyecciones anteriores, y un 2,6% en 2025.

A pesar de estas tendencias, Bolivia enfrenta las tasas de crecimiento más bajas en comparación con otras regiones del mundo, lo que pone de manifiesto los persistentes obstáculos estructurales que enfrenta. El gobierno boliviano, por su parte, había proyectado un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en torno al 3,71%, con una inflación estimada del 3,60% y una inversión pública de 4.274 millones de dólares. Sin embargo, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, aclaró en el programa "No Mentirás" que se espera que la tasa de crecimiento a finales de año se ubique en un 2,5%.

Acelerar el crecimiento


El Banco Mundial subraya que para acelerar el crecimiento en la región, es esencial aprovechar la dinámica económica actual. Se anticipa que la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de reducir las tasas de interés proporcionará un alivio adicional. El control de la inflación es otro avance positivo, gracias a la eficaz gestión macroeconómica de varios países de la región. Brasil y Perú, por ejemplo, están bien posicionados para cumplir con sus objetivos de inflación en 2024, y se espera que otras economías sigan esa tendencia.

Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, destacó que "la región ha logrado avances en el manejo de la inflación y la estabilización macroeconómica. Este es un momento clave para aprovechar estos logros y atraer las inversiones necesarias para el desarrollo sostenible, fomentar la innovación, construir capital humano y crear más y mejores empleos".

Sin embargo, el informe también señala que las inversiones públicas y privadas en la región siguen siendo insuficientes y que los países no están aprovechando plenamente las oportunidades del nearshoring, que implica trasladar servicios o procesos a ubicaciones geográficas más cercanas. La inversión extranjera directa (IED) se encuentra actualmente en niveles inferiores a los de hace 13 años, y las nuevas inversiones tienden a favorecer a otras regiones, a pesar de que la región presenta salarios competitivos en comparación con China y otros destinos.

Reformas necesarias, según el Banco Mundial

El Banco Mundial advierte que para aprovechar las oportunidades que presenta la transición verde y la tendencia al nearshoring, la región necesita implementar amplias reformas estructurales. Estas reformas deben centrarse en aumentar la productividad y competitividad, generando mayor espacio fiscal y mejorando la eficacia del gobierno, así como reduciendo la carga tributaria sobre los sectores productivos.

William Maloney, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, enfatiza que "este es un buen momento para que la región reconsidere la forma en que sus sistemas tributarios pueden generar ingresos y, al mismo tiempo, estimular el crecimiento y promover la equidad".

Los impuestos a la riqueza como herramienta


El informe también aborda la creciente preocupación por la relación deuda-PIB, que ha escalado al 62,8% en 2024, en comparación con el 59,1% en 2019. Este elevado endeudamiento sigue obstaculizando la capacidad de los países para crear el espacio fiscal necesario para el gasto y la inversión pública. Para cerrar esta brecha, se sugiere explorar diferentes opciones, incluyendo el aumento de impuestos a la riqueza como una alternativa para generar espacio fiscal y promover la equidad.

América Latina y el Caribe posee algunos de los impuestos corporativos más altos del mundo, con un promedio del 24,7%, superior al de la OCDE (23,9%) y Asia (19%). Sin embargo, la región recauda solo el 2,7% de sus ingresos a través de impuestos a la riqueza, en comparación con el 12,8% en América del Norte y el 4,3% en Europa occidental y central. En este contexto, se identifica el impuesto a la propiedad como una posible vía a explorar, ya que el 80% de la riqueza en la región se concentra en bienes raíces, pero los países solo generan el 2% de sus ingresos fiscales a través de estos impuestos.

El informe también destaca que los impuestos a la propiedad rural pueden ser herramientas efectivas para la gestión ambiental y el uso sostenible de la tierra. Estos impuestos pueden incentivar a los propietarios a adoptar prácticas más productivas y respetuosas con el medio ambiente, al tiempo que generan ingresos para programas ambientales.

En conclusión, un sistema de impuestos a la propiedad bien diseñado podría contribuir hasta un 3% del PIB, mejorando significativamente la capacidad de la región para financiar su desarrollo y enfrentar los desafíos económicos actuales.