Historias. Pese a que no les fue bien con algunos emprendimientos empresariales que iniciaron, lograron reinventarse y salir adelante con nuevos proyectos. Se aprende mucho de los errores

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17 de abril de 2018, 7:00 AM
17 de abril de 2018, 7:00 AM

En Silicon Valley se dice que  hay un optimismo implacable donde el fracaso es aceptado e  incluso celebrado. Allí se considera perfectamente normal que un emprendedor comience una conversación diciendo: “Bueno, mi última compañía no funcionó, y esto es lo que estoy haciendo ahora”. 

Esa actitud es cabalmente la que abre nuevas oportunidades hacia el éxito. Hay empresarios a los que les resulta difícil hablar de sus tropiezos en el mundo de los negocios y aún reviven con frustración esos críticos momentos; otros; sin embargo destacan las enseñanzas que les ha dejado esas ‘malas experiencias’ y ahora impulsan con entusiasmo nuevos proyectos. Dinero rescata algunos de esos testimonios para conocer las motivaciones que los empujaron a seguir adelante con sus ideas.

La perseverancia y la búsqueda de soluciones creativas, prácticas y realistas son las salidas comunes que tomaron.

Así lo hicieron Carola Capra, presidenta ejecutiva de Nueva Economía;  Gabriela Molina, empresaria e impulsora TEDx; René Salomón, director de la Fundación Trabajo Empresa y Hermany Terrazas, director de Wappcom al contar sus historias en el evento FuckUp Nights, promovido por el Instituto de la Mujer & Empresa de la Unifranz.

Emprender en Bolivia es complicado, pero hay gente que está dispuesta a sobrellevar ese largo proceso, según Francisco Osinaga, gerente general de Carmax. 

Para Luis Polasek, creador de Grupones, muchos emprendedores fracasan porque esperan  lograr algo perfecto. “Nada se logra sin esfuerzo”, asegura, por su parte, Ronald Nostas, titular de la CEPB.

Historias

Katiuska Cueto: “Siempre hay otras maneras de hacer mejor las cosas”

No estaba preparada para lo que le pasó. Tras unos siete años continuos de éxito de su empresa de marroquinería Imabol SRL, de un momento a otro Katiuska Cueto se quedó sin el mayor cliente internacional que tenía, el que aportaba con el 40% de facturación de la compañía. Por razones netamente empresariales, ese comprador decidió irse de Bolivia. “Nos vimos en la encrucijada de cerrar o achicar la empresa. Cayó la producción, dejamos de exportar y tuvimos que reducir personal”, explica.   

En medio de esa crisis, esta empresaria optó por seguir un camino acertado que luego le abrió mayores oportunidades.  

“La necesidad nos obligó a pensar en una estrategia diferente. Buscando alternativas y para no caer en lo mismo y seguir lamentando la pérdida de grandes clientes, decidimos crear nuestra marca propia. Así, hace dos años, nació Kafalú que ahora ya es una marca consolidada que se vende por catálogo. Hasta ese momento éramos proveedores de marcas multinacionales”, dijo.
La recuperación no fue inmediata. Le tomó alrededor de tres años. “No quedó más que serenarse, mantener la cabeza fría y analizar qué hacer para no cerrar”, relata. 

Cueto considera que el apoyo de su familia, la confianza y la perseverancia le ayudaron a salir a flote en medio de esta adversidad, que le dejó también grandes enseñanzas. “Me di cuenta de que siempre hay otras maneras de hacer las cosas y que es importante tener una canasta grande de oportunidades comerciales, no confiarse en un solo cliente. Aprendí que hay que capacitarse cada vez más y rodearse de un buen equipo de trabajo”, dijo.

Perfil

Katiuska forma parte hoy de dos empresas:  Imabol SRL y Violetta (venta directa de cosméticos). Con su marca Kafalú ya está consolidada y espera un 10% de crecimiento en ventas nacionales. Se prepara para exportar a Perú.   

Carola Capra: “Una mala experiencia conduce a nuevas formas de seguir adelante”
“El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”, esa frase del político y estadista británico Winston Churchil es, para la empresaria Carola Capra, la que mejor describe su percepción sobre los fracasos en su vida emprendedora. 

Puntualmente confiesa que uno de sus tropiezos que le marcó  fue su incursión hace unos años a Perú y Argentina de la mano de instituciones financieras.

“En ambos países ingresé con un curso de Gerencia o MBA en línea dirigido a micro y pequeños empresarios. La inversión en tiempo, energía y dinero fue significativa; sin embargo, el inicio de los mismos coincidió con circunstancias del entorno económico que inviabilizaron los proyectos.  Los resultados estuvieron muy lejos de lo esperado y la inversión no se recuperó. Lo interesante es que años después esa experiencia fue la base de un nuevo camino hacia el éxito y mejores oportunidades”, relata.   

Hoy  Capra está a cargo de la dirección ejecutiva de Nueva Economía que en octubre cumple 25 años.                

Además es la fundadora de www.rednuevaempresa.com que es una red de negocios de micro y pequeños empresarios que tiene presencia en 12 países de Latinoamérica y cuenta con más de 10.000 graduados de los programas en línea Gerente Pyme, Emprendedor Global y Finanzas de tu Negocio. 

Tiene grandes retos: “En junio estamos ingresando con una versión tecnológicamente actualizada con ese programa a India. Y para celebrar nuestros 25 años estamos apoyando a quienes tienen soluciones para resolver  necesidades del entorno empresarial y social”, explica. 
 

Perfil

Lidera hoy dos emprendimientos: Nueva Economía y Red Nueva Empresa.  Cree que una  mala experiencia conduce a nuevas e interesantes formas para continuar el camino de emprender añadiendo mayores aprendizajes. 

Gabriela Molina: “Hay que ser prácticos y realistas”
“No fracasé, aprendí”,  se apresura a responder Gabriela Molina cuando se le pregunta si tropezó con algún proyecto empresarial que no funcionó. “Logré mantener viva a Happy Pills por cinco años y fue necesario cambiar varias veces de modelo de negocio”, cuenta.  

En su opinión, el mercado cambia y es necesario adaptarse. “Mis primeras tiendas fueron en el centro de la ciudad y después el comercio se trasladó al norte entonces tuve que mudarme a una isla del Ventura Mall. Después de dos años decidí volver a cambiar el modelo de negocio ya que el volumen de venta no acompañaba los gastos fijos del lugar. Es importante saber adaptarse y moverse de acuerdo al flujo”, admite. 
Molina considera que logró recuperarse de los frecuentes cierres y traslados porque creía mucho en su idea y porque tenía una clientela fiel. 

“Al final en un negocio, los números mandan. Hay que ser  prácticos y realistas. A veces en eso fallamos los emprendedores, somos muy sentimentales y por ende terminamos perdiendo dinero (que no es lo mismo que fracasar). Es necesario estar preparados para momentos inciertos (cambios de leyes, impuestos, dobles aguinaldos, etc.), planificar y tener bien claro a quién le vendes”, señala. 
Esta joven emprendedora reconoce que con las equivocaciones uno aprende a ser más racional y a tomar decisiones duras. “Ahora me va muy bien. Volví a emprender. El segundo negocio se vendió, lo cual lo considero un éxito. Estoy viendo cómo seguir aportando a la ciudad. Estos cambios te hacen crecer y descubrir quién sos como persona (valores y ética)”, indica.

Francisco Osinaga: “Los emprendimientos deben ser apuestas de largo plazo”
Francisco Osinaga es gerente general de Carmax, representante de Hyundai e Isuzu en Bolivia. Dejó su puesto en una empresa automotriz, para establecer su propia concesionaria, logrando convertir a la marca surcoreana en una de las preferidas de los conductores en el país.
Esa tarea no fue nada sencilla e incluso admite que en ocasiones llegó a preguntarse por qué dejo la comodidad que le proporcionaba el trabajo que tenía.

Sin embargo, el apoyo de su familia y su tenacidad lo impulsaron hacia adelante. 

El mercado en 2005, año en el que la importadora automotriz Carmax introdujo Hyundai a Bolivia, estaba acostumbrado a otras cosas, por lo que Osinaga se concentró en generar confianza hacia la marca, ya que el origen de esta era la mayor traba que ponían las personas para adquirirla, estaban acostumbrados a vehículos de origen japonés porque eran los que más llegaban al país. Ese proceso le demoró entre cuatro y cinco años.

“Sufrí harto y costó muchísimo, los números no cuadraban, pero siempre tuve el apoyo de mi familia y fui avanzando a paso lento, pero seguro. Finalmente, el mercado reaccionó y se dio cuenta de la calidad que nosotros presentamos, se generó la confianza. El apoyo de la fábrica también fue fundamental para lograr los objetivos”, afirma. 

Para Osinaga, ningún negocio se hace de la noche a la mañana, hay que pagar ‘derecho de piso’. Además, los emprendimientos deben ser apuestas de largo plazo, ya que en el corto plazo y partiendo desde cero, es muy difícil para todos sin importar el sector en el que se incursione. 

“Hay que seguir, uno tiene que estar convencido de lo que hace. hay que aprender a sobrellevar las situaciones. Hoy estamos inmersos en una desaceleración económica, pero todo lo que sube baja y todo lo que baja sube”, sostiene entusiasta.

PERFIL 

Es ingeniero comercial  y tiene un MBA en la Universidad Católica de Chile. Lo que más disfruta en la empresa es el desarrollo y la construcción de marca. Lo primero que hizo fue preocuparse por los servicios posventa.