En el país las falsificaciones generan pérdidas por $us 1.400 millones

El Deber logo
6 de agosto de 2024, 19:31 PM
6 de agosto de 2024, 19:31 PM

“Estas de acá son originales y estas de acá son réplicas”, explicó la propietaria de un negocio de venta de zapatillas deportivas en el mercado La Ramada, de Santa Cruz. La aclaración la dio al ser consultada por la diferencia casi abismal en el precio de un par de ‘tenis’ de la marca Puma: los de la izquierda sobrepasaban los Bs 400 y los de la derecha no llegaban ni a Bs 200.

“Llevan harto de estos (la réplica) porque ahora los originales han subido mucho”, agregó la mujer, al mencionar que los productos falsificados también tienen sus categorías: de primera y de segunda, y la procedencia puede ser de Perú, Brasil, Argentina y de varios países asiáticos.

Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las empresas trasnacionales como Puma, Adidas, Nike, Louis Vuitton, Levis o Rolex, pierden aproximadamente $us 520.000 millones en ingresos por ventas, debido a la falsificación y piratería de productos. Los consumidores, impulsados por razones como estatus o satisfacción -especialmente jóvenes- están optando cada vez más por adquirir estos productos, desatando un problema que afecta a industrias enteras y a la economía de los países.

En Bolivia, a pesar de no contar con cifras del impacto de las falsificaciones en el sector formal de la economía, el Observatorio Boliviano y Comercio Ilícito de Cainco (OBCCI), infirió que el contrabando y la falsificación están relacionados. Y las pérdidas son millonarias en diversos sectores: $us 550 millones en alimentos y bebidas, $us 576 millones en celulares y televisores, $us 60 MM en lubricantes de hidrocarburos, $us 162 MM en productos regulados por la Agencia Estatal de Medicamentos (Agemed) y $us 56 MM en cigarrillos.

“Estas cifras no solo representan un impacto económico devastador, estimado en al menos $us 1.400 millones o aproximadamente el 3,5% del PIB de Bolivia, sino que también reflejan un grave perjuicio social. El contrabando drena las divisas del país, limita los ingresos estatales y empuja a numerosas familias hacia la inseguridad económica, perpetuando un ciclo de pobreza”, afirmó Ian Miranda, director del OBCCI.

De acuerdo con Miranda, entre los productos más falsificados están los de higiene personal como el shampoo, desodorantes, jabones líquidos, limpia pisos y lava vajillas. También existe una alta incidencia de falsificación en bebidas alcohólicas, especialmente en whisky y vinos; alimentos para mascotas y leche enlatada y cereales para niños. “Estos productos no solo representan una afectación a las empresas de economía formal del país, sino que también son un riesgo para la salud de los consumidores”, advirtió.

A pesar que muchos de los alimentos y medicamentos falsificados provienen de Perú y bebidas alcohólicas y cigarrillos de Paraguay, dentro de Bolivia, también se producen falsificaciones, especialmente alimentos.

Repuestos falsos

Los repuestos para vehículos de la marca Toyoya, tal vez sean los más plagiados de su rubro en el mundo. José Carlos Urrutia, Brand Manager Toyota en la firma Toyosa, indicó que en Bolivia, los productos falsificados más comunes son los filtros de aire, filtros de aceite, pastillas de freno, bujías y amortiguadores.

“Son productos de alta rotación y los más comunes a la hora de realizar mantenimientos. También tenemos conocimiento que existen partes de colisión, esto compromete seriamente a la seguridad de las personas. Estos productos falsificados generalmente provienen de países asiáticos como China y Taiwán, donde la producción de bienes de imitación es más frecuente”, indicó Urrutia.

En ese sentido, el ejecutivo expresó que, aunque el impacto exacto de las pérdidas económicas para Toyota en Bolivia por productos falsificados puede no estar totalmente cuantificado, es probable que estas pérdidas sean significativas, considerando la reducción de ventas de productos originales y el costo asociado con reparar daños causados por productos falsificados.

falsificacion

falsificacion
falsificacion

¿Comprar o no comprar?

El experto en marketing y comunicación estratégica, José Luis Gómez, apuntó que al existir una brecha importante entre el poder adquisitivo y el valor de venta de los productos originales de las marcas que demanda el mercado, merced al consumismo y el marketing global, el consumidor busca cubrir ese deseo con las falsificaciones que, como es lógico, tienen un precio de venta más bajo.

“Esto se ha incrementado ya que las falsificaciones e imitaciones que hay en el mercado han mejorado su calidad y apariencia. Las marcas transmiten dos tipos de valores: la calidad del producto, que tiene que ver con su funcionalidad, uso, duración, y los valores subjetivos que son los que se transmiten mediante las estrategias de marketing, publicidad, relaciones públicas, etc, es decir status, estilo, identificación o moda”, puntualizó.

Según Gómez, los mercados están muy influenciados y motivados por estos valores, lo que hace que una marca, un signo o un símbolo, identifique al consumidor con esos valores. “La demanda ha crecido exponencialmente en relación a los valores subjetivos de las marcas en relación a los valores reales o tangibles. En resumen, en la mayoría de los casos se demanda más la marca que el producto en sí”, agregó.

En ese aspecto, el experto afirmó que las redes han amplificado el acceso a información y a publicidad, pero sin filtros, o con muy pocos filtros de credibilidad. “Sin embargo, la falsificación es parte de un sistema mucho más grande y complejo, es una especie de mafia que está normalizada, en la que los países altamente industrializados, como los gigantes asiáticos, han inundado los mercados, primero de los países pobres y ahora de casi todos los países, aprovechando la globalización del marketing, la corrupción y poca capacidad de control de los mercados donde se venden”, remarcó.

No existe control

Para Toyota, la comercialización de productos falsificados afecta directamente su reputación, al asociar la marca con componentes de baja calidad que no cumplen con los estándares de diseño. “Esto puede resultar en una pérdida de confianza por parte de los clientes”, sostuvo José Carlos Urrutia.

Comentó que, como marca junto a otras, han exigido en diversas ocasiones a las autoridades locales y nacionales que luchen contra la falsificación y piratería.

“Sin embargo, la respuesta a estas demandas ha sido variada, con algunas mejoras en la fiscalización y control, aunque todavía existen desafíos significativos en la implementación efectiva de medidas contra este problema; no solo existe ingresos de productos falsificados, si no también van acompañado del contrabando. Como sector pedimos control sobre ello, existen progresos, pero aún queda mucho trabajo por hacer”, aseveró.

Para el OBCCI, los productos falsificados tienen serias implicaciones tanto financieras como legales para las empresas, ya que afecta los costos debido a las diferencias de precio entre los productos originales y los falsificados. “Esto lleva a menores ventas de los productos originales e importados legalmente, ya que los consumidores, a menudo, optan por las versiones más baratas, aunque sean de menor calidad”, dijo Ian Miranda.

José Luis Gómez, por su parte, lamentó que este es un problema complejo, difícil de encuadrar en una o en pocas variables, ya que tiene que ver con aspectos culturales, económicos, sociales e, incluso, políticos que van más allá del marketing en sí.

“En un principio, las grandes marcas de consumo masivo no se incomodaban tanto con las falsificaciones ya que esto contribuía en su estrategia, solo se falsifica lo que es bueno y lo que se desea, eso sube el valor intangible de la marca; pero como suele suceder, se les fue saliendo de las manos de a poco y, ahora, ya el impacto en lo económico es muy grande”.

Subrayó que Bolivia no es un país generador de marcas de valor agregado que sean globales, pero es un mercado consumidor de tendencias, lo que hace que se extienda mucho este tipo de prácticas comerciales.

La lucha contra la falsificación requiere un esfuerzo coordinado

falsificacion
falsificacion

​Los relojes Rolex son cotizados en el mundo. Los estafadores se multiplican

El abogado corporativo Mario Ballivián, explicó que, en términos generales, la falsificación, imitación o réplica se refiere a la creación de productos que pretenden ser originales, pero que no lo son. “La falsificación busca crear una copia exacta de un producto original con la intención de engañar a los consumidores, haciéndoles creer que están comprando un producto genuino; mientras la imitación y la réplica son conceptos similares, a través de los cuales se refieren a la creación de un producto que se parece mucho al original, pero no necesariamente pretenden ser una copia exacta”, explicó.

Consideró que, en Bolivia, no existe el suficiente desarrollo y fortalecimiento del marco legal en la materia, pero la prevención y sanción de la falsificación, imitación o réplica de productos se hallan previstas en algunas disposiciones del ordenamiento jurídico.

Citó, por ejemplo, el Código de Comercio, que prevé una serie de actos que constituyen competencia desleal, incluyendo actos de engaño o actos de confusión. Asimismo, la Ley Nº 453 de Defensa del Consumidor y su reglamentación, establecen prohibiciones de publicidad e información engañosa y discriminatoria. Adicionalmente, el Código Penal establece una serie de delitos de falsificación contra la fe pública.

Resaltó que el Servicio Nacional de Propiedad Intelectual (SENAPI) es la entidad pública encargada a nivel nacional de gestionar y proteger los derechos de propiedad intelectual en el país. Entre sus principales funciones se encuentran el registro de marcas, patentes, diseños industriales, nombres comerciales y derechos de autor, así como la protección de los derechos de autor relacionada con obras literarias, artísticas, científicas, entre otras.

“En este sentido, el rol del SENAPI es crucial en la protección y tutela del ejercicio de los derechos de propiedad intelectual de sus titulares, y, en este marco, su papel también estará destinado a conocer, resolver y sancionar ciertos actos que estén destinados a la vulneración de los mencionados derechos”, afirmó Ballivián.

Al mismo tiempo, profundizó que la lucha, particularmente contra la falsificación de productos, requiere un enfoque diverso y coordinado entre empresas y el gobierno. “Las empresas deben adoptar medidas proactivas para proteger sus derechos de propiedad intelectual y colaborar con las autoridades, mientras que el Gobierno debe fortalecer el marco legal, impulsar las capacidades de las instituciones, fomentar una cultura de respeto a la propiedad intelectual y sensibilizar a los consumidores sobre los riesgos de comprar productos falsificados”, agregó.