A finales de abril, el presidente Luis Arce reconoció la caída de los ingresos debido a la caída de exportaciones de gas: "Hoy no tenemos la plata que teníamos antes, el gas se ha agotado (y) estamos volviendo a hacer exploraciones para ver si hay más".

23 de mayo de 2024, 12:42 PM
23 de mayo de 2024, 12:42 PM

Bolivia se encuentra en un momento de agitación económica y política por la escasez de dólares, y esta semana comenzó con multitudinarias marchas y bloqueos de caminos en diferentes regiones del país. El tipo de cambio oficial se mantiene en 6,96 bolivianos por cada dólar, pero en el mercado paralelo ha alcanzado hasta Bs 9, lo que representa una depreciación del 24,9% en la práctica. La última vez que se movió el tipo de cambio fue en 2011.

De acuerdo con el medio de información ámbito.com el Ministerio de Economía informó que la persistente escasez de dólares se ve alimentada por la especulación de diversos actores económicos e intereses políticos, a pesar de la disponibilidad de la moneda en la banca. Esta situación contribuye a generar inestabilidad económica, política y social en el país.

Al cierre de abril la banca registró 285 millones de dólares disponibles físicos y otros 158 millones en inversiones en el exterior, mientras que las reservas internacionales netas alcanzaron los 1.796 millones de dólares, según fuentes oficiales. Sin embargo, las reservas en divisas suman $us 139 millones hasta abril de 2024.

A finales de abril, el presidente Luis Arce reconoció la caída de los ingresos debido a la caída de exportaciones de gas: "Hoy no tenemos la plata que teníamos antes, el gas se ha agotado (y) estamos volviendo a hacer exploraciones para ver si hay más".

"El sector que generaba divisas, que es hidrocarburos, el gas natural, ha reducido significativamente sus exportaciones", señaló el economista y profesor académico Gonzalo Chávez.

Bolivia llegó a un techo de ventas de gas por 6.113 millones de dólares en 2013, para bajar a unos 2.387 millones en 2023, según datos oficiales.

Cerca del 80% de la producción se vende a Argentina y Brasil, según la estatal petrolera YPFB, que anticipó un mayor descenso, porque Argentina comunicó que desde agosto próximo dejará de comprarle a Bolivia.