Potosí recibe 12 mil turistas por mes y el Salar de Uyuni es su joya más preciada
Los principales puntos atractivos para el turismo externo e interno en la región potosina son las lagunas de colores y el Salar de Uyuni. Los 12.848 turistas mensuales representan un promedio de 429 visitantes por día
El Salar de Uyuni “es la joya de la corona” y uno de los lugares más emblemáticos de Bolivia para el turismo, señalan los representantes del sector. Luis Ampuero, presidente de la Cámara Boliviana de Turismo (Cabotur), indicó que, pese a no tener cifras actualizadas, la parte occidental del país con el Salar de Uyuni (Potosí) y el lago Titicaca (La Paz), sigue siendo la zona donde llega el grueso del turismo externo e interno.
“El año pasado a Bolivia ingresaron aproximadamente 1 millón de turistas. No tengo un mapa de distribución, pero obviamente lo fuerte es la parte occidental, en La Paz y obviamente Potosí por el Salar de Uyuni”, dijo Ampuero y agregó que otros puntos fuertes están en Tarija, donde ingresa turismo de Argentina, y Santa Cruz, donde llega más turismo nacional.
Una nota de prensa colgada en la página web de la Gobernación de Potosí, mostró que en lo que va del año se registró un ingreso de 12.848 turistas por mes, que representa un promedio de 429 visitantes por día al Salar de Uyuni y otros sectores turísticos. De los más de 12.800 visitantes que se tuvo, 12.509 son extranjeros y 339 nacionales.
Según el informe de la Consultora Quimsa del 2020, en el departamento de Potosí el Salar de Uyuni y la reserva Eduardo Avaroa, zona donde se encuentran las lagunas de colores, recibieron en 2018 a 305.784 turistas, siendo los principales destinos turísticos en Bolivia.
En cinco días, el visitante puede descubrir y conocer estas dos maravillas naturales: el majestuoso Salar de Uyuni y las lagunas de colores. La primera jornada de esta travesía comienza en la localidad de Uyuni, donde los viajeros podrán explorar el Cementerio de Trenes, donde se pueden ver las primeras locomotoras que llegaron al país traídas en la gestión del presidente Aniceto Arce (1888-1892).
En este punto también se encontraba la primera maestranza de estos vehículos que tenían la tarea de transportar los recursos minerales. En el lugar quedan 32 cabezales de estas locomotoras, testigos silenciosos del auge de la plata e inicios de la era del estaño en nuestro país.
La segunda parada de esta primera jornada es en San Cristóbal, comunidad del municipio de Colcha K, provincia del Nor Lípez del departamento potosino. En esta población destaca su histórica iglesia que data del siglo XVII, durante la época de la colonia.
Con el pasar del tiempo, esta iglesia ha experimentado diversas renovaciones y modificaciones, pero ha mantenido su estructura y estilo arquitectónico original. Esta edificación tiene una fachada de estilo renacentista tardío, con detalles esculpidos en piedra y un campanario de dos niveles. El interior de la iglesia es sencillo, con retablos dorados y pinturas religiosas que datan de los siglos XVII y XVIII.
El tercer punto del recorrido es el Valle de las Rocas, un gran espacio donde se pueden encontrar grandes formaciones de piedras que están talladas “gracias al capricho de la naturaleza”, y que debido a la erosión algunas piedras han adoptado diferentes figuras como el rostro de un apache, dos cabellos sentados, un pingüino y una morsa, entre otros.
Desde este lugar, ubicado a 3.900 metros sobre el nivel del mal, se puede ver volcán Uturunco, cuya última erupción fue hace 250.000 años.
La cuarta parada es en la laguna Catal “un tesoro escondido” donde resalta su fascinante paisaje ubicado dentro de un páramo de roca volcánica. Para llegar hasta este punto paradisiaco hay que caminar unos 20 minutos. En el lugar habita el pato negro andino, mientras que los alrededores se pueden apreciar ejemplares de las vizcachas, también conocidos como conejos andinos.
El segundo día de esta aventura turística tiene como escenario la Reserva de Flora y Fauna Eduardo Avaroa, que tiene una extensión de más de 7.000 kilómetros y está ubicado al sudoeste del departamento de Potosí, en la provincia Sud Lípez, frontera con Chile y Argentina.
La primera parada es la laguna Colorada, un cuerpo de agua 60 kilómetros cuadrados ubicado a los pies de la Cordillera de Los Andes. El mismo recibe su nombre por su llamativo color rojo, provocado por los pigmentos que sueltan las algas y el alto contenido mineral de su agua. También es el hogar de tres tipos de flamencos: andinos, chilenos y james.
El segundo punto del viaje es el área de actividad volcánica Sol de Mañana, ubicado a unos 4.800 metros sobre el nivel del mar. En el lugar, que emite un fuerte olor a azufre, el visitante podrá contemplar géiseres y fumarolas, elementos que son utilizados por la Empresa Nacional de Electricidad Bolivia (ENDE), para generar electricidad.
Otro impactante punto del tramo es la laguna Blanca está ubicada al pie del volcán Licancabur y su color blanco se debe a la alta concentración de minerales en el agua. Es un lugar impresionante para disfrutar del paisaje andino y de los contrastes de colores de la región.
La siguiente parada es la laguna Verde, llamada así por su color esmeralda producto del alto contenido en minerales como magnesio que se encuentran en sus aguas. Al fondo también se puede ver el majestuoso volcán Licancabur.
En los últimos kilómetros del recorrido, el viajero puede presenciar la maravilla natural conocida como el desierto de Salvador Dalí. Este es un espacio surrealista conformado por piedras y arena que se asemeja a la obra pintada por el artista español.
La joya
Después de dos días de recorrido a través de las lagunas de colores y los parajes rocosos, el viajero utiliza parte del tercer día para partir de Mallku Villamar, una acogedora comunidad que pertenece al municipio de Colcha K, hacía el Salar de Uyuni para descansar en el Hotel Palacio de Sal.
Esta infraestructura, que nació en 1998 y fue trasladada a su ubicación actual en 2004, está hecha completamente de sal, desde las habitaciones hasta el más mínimo detalle. Diseñado en forma de la imponente cruz andina y sobre sus 4.500 metros cuadrados, este hotel ofrece el lujo, comodidad y privacidad que el visitante al salar está buscando.
El cuarto día, uno de los más esperados por los turistas, es utilizado en su totalidad para visitar el imponente Salar de Uyuni, una de las maravillas naturales más grandes y espectaculares del mundo, que tiene una extensión de 10.582 kilómetros cuadrados.
El área que hoy ocupa este desierto blanco estaba cubierta hace 40.000 años por el lago Minchinnota y posteriormente, hace 11.000 años, por el lago Tauca o Tauka. Posteriormente vino un periodo de clima seco y cálido, que produjo una gran reducción de la superficie y volumen de los lagos andinos, originando así los salares de Uyuni y Coipasa.
La Escalera al Cielo, monumento creado por el artista Gastón Ugalde, es la primera parada turística donde el visitante puede subir y apreciar la extensión del manto blanco que representa el salar. Después están las estatuas construidas con bloques de sal, unas 15 por lo menos, creados por los comunarios de la zona. Un laberinto, una pirámide azteca y un iglú, son las principales edificaciones, además de los diferentes animales de la zona.
Tras un almuerzo en el centro del salar, contemplando la imponente imagen blanca y el cielo azul, el turista reanuda su recorrido hacía la Isla Incahuasi, una de las tantas que tiene el salar. Este espacio se caracteriza por tener la población más grande de cactus gigantes de la zona, además de sus rutas empinadas de piedra y cuevas, que representa una aventura para el visitante.
Finalmente, para concluir la jornada, el visitante hace una parada en el monumento al Dakar y la plaza de las banderas. Tras la visita, la travesía para el turista concluye contemplando el atardecer, siendo esta una experiencia única e irrepetible.
“Este tour es una oportunidad para conectar profundamente con la naturaleza y descubrir joyas naturales escondidas de Bolivia. Las lagunas y el Salar de Uyuni no solo ofrecen paisajes impresionantes, sino también experiencias transformadoras que quedan grabadas en la memoria de nuestros visitantes”, dijo sobre la experiencia Juan Gabriel Quesada, CEO de Hidalgo Corporation, grupo empresarial que lleva adelante estos viajes a Potosí.