Los tras ganadores del premio estudiaron cómo la fortaleza de las instituciones influye en la prosperidad económica relativa de los países. En Bolivia sucede todo lo contrario, sostuvieron dos economistas bolivianos

15 de octubre de 2024, 11:03 AM
15 de octubre de 2024, 11:03 AM

Los profesores Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson obtuvieron, el lunes, el Premio Nobel de Economía 2024 por sus estudios sobre cómo la fortaleza de las instituciones influye en la prosperidad económica relativa de los países. Dos economistas bolivianos sugirieron al Gobierno de Luis Arce, tomar algunas lecciones, que están plasmadas en el libro Por qué fracasan los países, de Acemoglu y Robinson (2012).

Hay países ricos y países pobres. Algunos de estos últimos consiguen progresar y desarrollarse desde posiciones retrasadas. ¿Por qué fracasan los países? Por la calidad de las instituciones, es la respuesta de los economistas galardonados. 

Las instituciones determinan la relación entre quienes ostentan el poder (las élites gobernantes) y el resto de la sociedad. Cuanto mejores son, mayor es la prosperidad y mayores son las posibilidades de desarrollo económico.

El economista y experto en finanzas, Jaime Dunn, destacó que una de las recetas que debe tomar el gobierno boliviano son las “reglas claras” que proponen los ganadores del Premio Nobel. “Y necesitan de una institucionalidad inclusiva y no extractiva, desde el punto de vista económico.

“Lo que es fundamental es que no haya extractivismo. Desde el punto de vista económico significa cuando las instituciones y el Estado se utilizan como mecanismos para más bien quitar derechos, recursos, acaparar el poder en beneficio de pocos, esas son instituciones extractivas (…). Claramente, en los últimos 18 años, el extractivismo que tenemos en Bolivia está reflejado en el Movimiento al Socialismo (MAS), es tan extremo que si tú no eres del MAS, ni siquiera tienes derechos”, argumentó Dunn.

Precisó que la “pelea” entre Evo Morales y Luis Arce no es por beneficiar a los bolivianos, “es por quién se agarra el poder, porque cuando escuchas rumores de que hay familiares de los gobernantes volviéndose millonarios, con grandes negocios, muchachitos de 22-23 años, eso denota la existencia de instituciones extractivas”, resaltó.

Al mismo tiempo, el economista lamentó que los gobernantes, no solo de Bolivia sino del mundo en general, tienen un problema: leen muy poco, “y parece que los que leen, no lo entienden. 

Los premios Nobel en economía, muchos han hecho propuestas muy importantes, pero muchas veces han caído en saco roto (…). Los Premios Nobel no vienen a establecer planes de gobierno o cosas por el estilo, pero dan indicios muy importantes de cómo las cosas se comportan en la sociedad”, agregó.

Clima para empresas

Para el economista Jorge Núñez del Prado, la aplicación de una de las recetas de los ganadores del Premio Nobel, para apoyar la iniciativa privada, es la cultura organizacional, es decir, el microentorno que tienen las empresas que permiten generar riqueza, que debe ser sano, positivo, que no está influenciado por decisiones políticas.

“Para que las empresas de un determinado país o región puedan ser competitivas, es fundamental los elementos que establece el Estado. La competitividad está condicionada, por ejemplo, por la infraestructura caminera, silos, almacenes, etcétera. La competitividad está ligada a lo que son las facilidades en cuanto a los trámites o, en el caso de países de América Latina, donde tenemos una serie de trámites que realmente le quitan cualquier competitividad al productor”, resaltó Núñez del Prado.

Para el economista, el principal problema es la corrupción; segundo, las leyes ampulosas. “Maquiavelo ya planteaba que para que el pueblo ignorante no pueda defenderse había que tener un cúmulo de leyes grandes, y entonces, ante esa dificultad de entenderla, levantaban las manos”, resaltó.

Al mismo tiempo, remarcó que las empresas bolivianas caminan en un entorno contrario, con restricciones a las exportaciones, por ejemplo. “Si bien se justifica alguna restricción por el hecho de que primero se tiene que abastecer al mercado interno, no se puede estar perjudicando todo el trabajo que hace el sector privado para poder exportar, en el caso de la carne y otros productos. A eso se refieren los premios Nobel”, agregó.

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