En una reunión con ENDE y el Ministerio de Hidrocarburos y Energía, hecha el 27 de agosto, la estatal alertó que el riesgo que representa el incremento de la demanda interna de gas natural. Pidió optimizar el consumo

26 de septiembre de 2021, 17:10 PM
26 de septiembre de 2021, 17:10 PM

Era un secreto a voces que ahora no se puede ocultar. Bolivia tiene problemas para abastecer el mercado interno y externo de gas natural, así lo dejó en claro Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en una reunión con el Ministerio de Hidrocarburos y la Empresa Nacional de Electrificación (ENDE), además de entidades del sector eléctrico.

Este encuentro sucedió el 27 de agosto de este año. EL DEBER accedió al acta de la reunión donde la estatal habló sobre el riesgoso incremento de la demanda interna del gas, los compromisos con los mercados de exportación y la declinación de la producción.

“Se tomó conocimiento de las perspectivas de producción de gas natural en el mediano y corto plazo, así como los riesgos que implica el crecimiento de la demanda de gas natural en el mercado interno”, señala el acta.

En esta cita participaron representantes de YPFB, el Viceministerio de Electricidad y Energías Alternativas (en representación del Ministerio de Hidrocarburos), ENDE, la Autoridad de Fiscalización de Electricidad y Tecnología Nuclear (AETN) y el Comité Nacional de Despacho de Carga (CNDC). Todos, según el acta, tomaron “conocimiento de las perspectivas de demanda de gas natural por el sector eléctrico en el corto plazo (2021)”.

Entre los puntos más destacados “YPFB informó que, bajo las condiciones de producción de gas natural actuales, existe el riesgo de no cubrir la demanda total, y la posibilidad de incumplimiento en los mercados de exportación y la generación de multas”.

Según datos del Centro Nacional de Medición, Control de Producción y Transporte de Hidrocarburos, - divulgados por la Gobernación de Santa Cruz- la producción en agosto rondó los 43,08 millones de metros cúbicos de gas por día (MMm3/d) en su pico bajo y hasta 46 MMm3/d en lo más alto.

Esta cifra está por debajo de los 60 MMm3/d registrados en la época de bonanza del sector, entre las gestiones 2013 y 2014.

Esta reunión se realizó 12 días después de que el presidente de YPFB, Wilson Zelaya, enviara una carta al ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina, donde hacía notar el elevado consumo de gas del sector eléctrico, incumpliendo de esta manera el compromiso de reducción a los que se habían comprometido las termoeléctricas. Esta carta fue recibida por la autoridad el 9 de agosto.

El incumplimiento, según la misiva, “genera un alto riesgo de penalidades y/multas para YPFB con los clientes del mercado externo, toda vez que los compromisos efectuados con los mismos, fueron asumidos tomando en cuenta el compromiso de reducción de consumo de gas realizado por el Viceministerio de Electricidad y Energías Alternativas”. 

El 3 de septiembre EL DEBER informó que el Ministerio de Hidrocarburos solicitó a la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) reducir la demanda para las termoeléctricas en 1 MMm3/d para cumplir con los contratos de exportación y evitar multas.

Días después, el ministro Molina admitió la veracidad de ese informe, al igual que el presidente de YPFB, pero este último dijo que fue mal interpretado por la prensa. Incluso, el ministro afirmó que el objetivo era hacer uso de las energías alternativas.

Pero el acta al que accedió EL DEBER deja en evidencia la preocupación que tiene Yacimientos por la baja producción; algo que por años fue minimizado por las autoridades, en especial las que tenían el timón del sector durante el gobierno de Evo Morales.

A su vez, ante los cuestionamientos a la política hidrocarburífera por la escasa exploración, el exministro del área Luis Alberto Sánchez, aseguraba que en el país existía un ‘mar de gas’; algo que está lejos de la realidad. 

En la reunión, donde YPFB habló con sinceridad de este problema, se plantearon alternativas para optimizar la producción. Por ejemplo, “se tomó conocimiento de la información preliminar de los autoproductores, que se encontrarían en el área del Sistema Interconectado Nacional (SIN), que generan energía eléctrica con gas natural para su autoconsumo; identificándose que existe la oportunidad de optimizar el consumo de gas natural” (Sic).

Se propuso evaluar la eficiencia de autoproductores y del sector eléctrico, así como las tarifas que se deberían considerar. Este análisis contemplará al sector privado. 

Un especialista del área - que pidió no ser nombrado- explicó que los autoproductores son industrias que compran gas y generan su propia energía. 

Según el experto, ante este escenario de poca producción de gas natural, se buscará que estas empresas paguen más. Además, agregó: “Si bien se ha hecho mucha inversión en hidroeléctricas y renovables, las mismas tienen mucho retraso”.

“Todo el crecimiento lo absorbieron las termoeléctricas, lo que hizo subir el consumo de gas”, dijo.

Efecto de la poca exploración

Especialistas consultados por EL DEBER señalaron que el pedido para optimizar el consumo interno se da por dos razones: la poca exploración realizada en los últimos 15 años y el retraso en la construcción de los proyectos hidroeléctricos. Ambos factores llevaron a un escenario complicado para Bolivia. 

Según la Autoridad de Fiscalización de Electricidad y Tecnología Nuclear (AETN) el 62,65% del consumo de energía eléctrica es generado por las termoeléctricas que usan gas natural. El restante 31,91% se distribuye entre las hidroeléctricas y un 4,79% por las energías alternativas.

El exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, explicó que actualmente la producción de gas está en declinaciónPrecisó que con un volumen promedio de 46 MMm3/d se debe abastecer el mercado interno y cumplir los contratos de exportación con Argentina y Brasil.

A esta declinación natural, según Ríos, hay que sumar dos eventos que han profundizado la crisis de desabastecimiento a estos tres mercados. El primero es la reanudación de las operaciones de la planta de Urea y Amoniaco, y segundo es un problema fortuito de Repsol en el pozo Margarita X-3 que mermó la producción de gas del yacimiento.

“A los 46 MMm3/d que se estaban produciendo en declinación, hay que quitarle 2,5 MMm3/d por la planta de Urea y por el problema en el pozo Margarita X3. Esto ocasiona que los mercados de afuera, que tienen contratos con penalidades, exijan que se les entregue lo comprometido”, explicó.

En este contexto, Ríos dijo que se tiene que optimizar el uso de gas en el mercado interno. “¿Cuál es la solución?, que el problema del Margarita X-3 se resuelva positivamente y viabilizar la negociación de gas con Argentina, pero la solución estructural, que venimos reclamando hace tiempo, es una masiva exploración para retomar contratos de exportación para no tener que hacer cortes en el mercado interno”, dijo.

No obstante, agregó el problema no es culpa de YPFB; sino de la política nacional, en el sentido de que se necesitan cambios en las normas para atraer un mayor número de inversores. “Si continuamos exportando al ritmo actual vamos a tener que importar”, advirtió.

El especialista Hugo Del Granado, sostuvo que siempre hay un margen para optimizar el consumo en condiciones de oferta normal, pero en situaciones de oferta deprimida se tiene que reprimir la demanda, “optimizar es insuficiente porque solo produce reducciones marginales de demanda”. 

“En situaciones como esta, se tendrán que renegociar los volúmenes de exportación y ajustar precios en el mercado interno para reducir la subvención y bajar la demanda. La oferta no se moverá en tanto no haya nuevos descubrimientos”, sostuvo.
 
Bolivia sigue siendo atractivo 

Desde la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE) indicaron que las operadoras están cumpliendo con las nominaciones realizadas por YPFB.

No obstante, desde el sector se requiere condiciones para atraer inversiones y ello implica una nueva normativa específica, que contemple incentivos e incorporar nuevos modelos contractuales ágiles y desburocratizados, adecuados a la realidad de los campos productores en Bolivia.

“Para ello, tenemos el compromiso de trabajar en conjunto con los organismos de Gobierno, fundamentalmente el Ministerio de Hidrocarburos y Energía e YPFB. Además, consideramos que es esencial mejorar la competitividad y el atractivo para las inversiones en el país, garantizando la seguridad jurídica”, indicaron.

La CBHE sostuvo que actualmente el país sigue siendo un actor importante en el sector hidrocarburífero a escala continental. “De hecho, hay demanda para el gas boliviano y los cambios que se están generando en la región, consideran al país como un proveedor de gas”, señaló CBHE.

No obstante, la entidad dijo que Bolivia compite con otros países en la búsqueda de capitales, donde ahora también se debe competir con proyectos de energías renovables. 

“El trabajo en el upstream (exploración y producción) continuará, pero para atraer inversiones se requiere una nueva normativa específica, que contemple incentivos e incorpore nuevos modelos contractuales ágiles y desburocratizados”, indicaron desde la entidad.

Para esta nota, EL DEBER envió preguntas por correo electrónico al Ministerio de Hidrocarburos y la estatal YPFB, pero hasta el cierre de edición no hubo respuesta pese a la insistencia y las llamadas que hizo este medio a los comunicadores de ambas instituciones desde el martes hasta el sábado 25.

Sin embargo, el propio presidente Luis Arce Catacora, el 17 de septiembre, en un acto realizado en Warnes dijo que no hay que tener miedo a la falta de gas para la generación de eléctrica, porque el país está desarrollando fuentes alternas.

“Ya no tenemos que tenerle miedo a que se acabe el gas, ya no tenemos que tenerle miedo a otras fuentes de generación de energía que estaban en riesgo”, dijo el presidente.

Incluso, el ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina, dijo ante la Asamblea Legislativa que cambiarían la Ley de Hidrocarburos para hacer más atractivas las inversiones y admitió que las reservas de gas no crecen, porque al final de cuentas la realidad es como el sol, no se puede tapar con un dedo.


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