Un equipo de investigadores ha propuesto una hipótesis que podría responder a la detección de ráfagas de radio rápidas procedentes de las profundidades del cosmos

28 de abril de 2022, 18:26 PM
28 de abril de 2022, 18:26 PM

Las ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés) –recientemente descubiertas y poco conocidas–, que duran milisegundos, surgen de lugares cósmicos distantes. Algunas de estas ráfagas estallan solo una vez y otras se repiten. El por qué sigue siendo un misterio.

Ahora, un equipo de investigadores, en el nuevo estudio publicado en el Astrophysical Journal, sugiere que el tipo repetitivo podría deberse a la interacción y el desmoronamiento de un planeta con su estrella anfitriona magnética.

Según la nueva hipótesis, después de que la fuerte atracción gravitatoria de las estrellas de neutrones arranca partes del planeta, el viento estelar de partículas y la radiación arrojada por la estrella de neutrones pueden interactuar con ellos y dar lugar a "emisiones de radio realmente fuertes", dijo Huang.

Ráfagas rápidas de radio

Los astrónomos no conocían las FRB –que son estallidos de ondas de radio de milisegundos de duración que liberan, según estimaciones, tanta energía como el sol en tres días– hasta 2007, cuando se detectó la primera de este tipo. Desde entonces los investigadores han añadido cientos de ellas al recuento.

Los investigadores pudieron confirmar su hipótesis para al menos dos FRB, el primero descubierto en 2016 que parece repetirse cada 160 días y otro que se repite cada 16 días. A pesar de esta aparente nueva hipótesis, todavía hay mucho que se desconoce sobre los FRB, y falta una cantidad de pruebas científicas sólidas para llegar a cualquier forma de hipótesis concluyente sobre su existencia.

No obstante, nadie puede negar que el concepto de que sea un "grito estelar" de ondas de radio ciertamente proporciona un toque dramático.

Según reporta Science News, que entrevistó al coautor del estudio, el astrónomo de la Universidad de Nanjing, Yong-Feng Huang, observar repetidamente los FRB durante varios años para rastrear cualquier cambio en el tiempo entre estallidos podría acotar si esta hipótesis podría explicar las observaciones.