En China, tambalea la segunda empresa inmobiliaria del país. La montaña de deudas es inmensa. Una quiebra provocaría un tsunami. ¿Llegará más allá de las fronteras del país?

21 de septiembre de 2021, 21:05 PM
21 de septiembre de 2021, 21:05 PM

Evergrande es hoy en día sinónimo de un posible fracaso, un fracaso gigantesco. El 20 de septiembre, las acciones del grupo siguieron cayendo en picado en la bolsa de Hong Kong. En menos de un año, las acciones de Evergrande han perdido el 90% de su valor. Un valor bursátil -y por tanto patrimonial- de unos 25.000 millones de euros se ha esfumado. Pero ese no es el mayor problema.

El segundo grupo inmobiliario de China tendría una carga de deuda que oscila entre los 100.000 y los 300.000 millones de euros. Si este coloso va a la bancarrota, los acreedores sufrirían un tremendo descalabro. "La dificultad es siempre el riesgo sistémico", dice Horst Löchel, de la Frankfurt School of Finance and Management.

"En el peor de los casos, la posible quiebra puede crear una bola de nieve. Las distorsiones del mercado serían enormes", agrega. Algunos observadores establecen comparaciones con la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers, que acabó desencadenando la crisis financiera mundial en 2008. Sin embargo, la mayoría cree que es probable que el problema se limite a China.

El choque era previsible

Evergrande debe su ascenso en los últimos años al auge inmobiliario en China. El fuerte crecimiento económico de ese país ha aumentado la necesidad de espacio para vivir y trabajar. Los precios en el mercado inmobiliario chino se han disparado. Pekín intenta ahora contrarrestar esa situación limitando los precios de los alquileres, por ejemplo. Dado que el grupo se orientó principalmente a la expansión, y se calculó con márgenes muy bajos, este castillo de naipes se ha vuelto cada vez más inestable en los últimos meses, y ahora amenaza con derrumbarse.

Además de la mala gestión, altos directivos del grupo se han enriquecido ilegalmente. Seis ejecutivos vendieron productos de inversión de forma prematura, en contra de la ley. Normalmente, se les permitía cobrar las inversiones que son propiedad de la empresa solo después de un periodo de tenencia fijo. Sin embargo, los gestores cobraron las inversiones antes de ese plazo.

Pequeños inversores podrían ser compensados

Para compensar a algunos inversionistas con los activos restantes, el grupo quiere pagarles con bienes inmuebles. Según la revista financiera Caixin, se trata de inversiones de la mayoría de los pequeños inversores en productos de gestión de activos del grupo. Los inversores interesados pueden ahora canjearlos por activos reales en las sucursales locales; se dice que el volumen es de unos 5.300 millones de euros en total.

Sin embargo, aún está por verse si el Gobierno chino dejará que el gigante inmobiliario caiga en la bancarrota. Horst Löchel no cree que los dirigentes de Pekín vayan a permitir tal fracaso. Los riesgos sistémicos son demasiado grandes. Por otra parte, el hecho de que, para muchos chinos, la vivienda sea una de las partes más importantes de la previsión para la vejez también influye. "Se trata de una empresa de capitalismo de Estado", afirma Stefan Risse, estratega de mercados de capitales de la gestora de activos Acatis.

Así, mientras las agencias de calificación advierten ahora que la empresa podría entrar en mora, Evergrande podría ser demasiado grande para caer. Sin embargo, eso no es seguro. "Aquellos que se habían consolado inicialmente con la esperanza de medidas de rescate por parte de los dirigentes chinos deben tener en cuenta de que la probabilidad es cada vez menor", señala Markus Schön, director general de la gestora de activos Schön & Co. "Es probable que se ayude a los compradores de propiedades privadas para evitar la protesta social. Pero los inversores más ricos y los bancos serán golpeados por el cada vez más probable colapso", advierte Schön.

¿Traspasará la crisis las fronteras de China?

Schön reconoce que el sector inmobiliario chino es relativamente cerrado y apenas se refinancia fuera de las fronteras del país. "No veo ninguna amenaza para nuestro propio sistema financiero", afirma Horst Löchel, de la Escuela de Negocios y Gestión de Fráncfort, y prosigue: "Se trata más bien del estado de ánimo: ¿Hay que seguir invirtiendo allí? ¿Hay que seguir comprando bonos o acciones chinas? Estas son las cuestiones que crean incertidumbre en el mercado".

En China, la preocupación es mayúscula. Con la caída de las acciones de Evergrande, se desplomó la bolsa de Hong Kong. A su vez, la ola expansiva está arrastrando a los mercados bursátiles de todo el mundo: el índice alemán DAX, que celebró su estreno con 40 valores en lugar de 30, registró pérdidas de más del 2% durante la jornada.

Al fin de cuentas, algunos expertos bursátiles consideran que la caída de Evergrande es el preludio de una posible corrección de los precios en la bolsa.